nutrición
A nivel global, 149 millones de niños y niñas sufren retraso en su desarrollo físico y cognitivo debido a una alimentación inadecuada. Factores como los conflictos armados, la inestabilidad económica y la crisis climática han intensificado esta problemática, agravando las condiciones de vida de millones de menores. Sin los nutrientes esenciales, su sistema inmunológico es más débil, son más propensos a enfermar y enfrentan mayores dificultades para alcanzar su máximo potencial educativo.
La experiencia nos ha enseñado que los primeros mil días de vida, desde la concepción hasta los dos años, son decisivos para el desarrollo humano. Durante esta etapa, el cerebro, el sistema inmunológico y el organismo en general crecen a un ritmo vertiginoso, lo que hace que cualquier daño sufrido sea permanente. Por eso, concentramos nuestras iniciativas en programas diseñados específicamente para apoyar a las madres y sus bebés en las comunidades más vulnerables, trabajando junto a voluntarios, personal sanitario y centros de salud locales.
Nuestras acciones se enfocan en mejorar la alimentación de las madres antes y durante el embarazo, promover la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses y proporcionar suplementos nutricionales, como vitamina A y zinc, a los niños de entre seis meses y dos años. Además, apoyamos a las familias con recursos limitados para que sus hijos, desde la infancia hasta la adolescencia, puedan acceder a una dieta rica en nutrientes. Esto lo logramos a través de proyectos en las escuelas, programas comunitarios y haciendo un llamado a los gobiernos para que prioricen la nutrición infantil en sus políticas públicas.
Una nutrición adecuada no solo impacta en el presente de los niños, sino que define su futuro. Aquellos que no reciben los nutrientes necesarios en sus primeros años tienen menos probabilidades de alcanzar un buen desempeño escolar, lo que reduce significativamente sus oportunidades laborales y económicas en la adultez. La malnutrición perpetúa ciclos de pobreza, ya que los niños afectados tienen menor capacidad para romper las barreras económicas y sociales de sus entornos. Por el contrario, invertir en la nutrición infantil genera un efecto transformador: mejora la salud de las comunidades, fortalece los sistemas educativos y contribuye a la estabilidad económica a largo plazo. Nutrir a los niños no es solo un acto de justicia, sino una inversión clave en el desarrollo sostenible del mundo.
agricultura resiliente al cambio climático en islas salomón
Junior, un adolescente de las Islas Salomón, enfrenta la difícil realidad del cambio climático, que ha afectado gravemente su comunidad, dañando cultivos y provocando inundaciones por el aumento del nivel del mar. A pesar de su juventud, carga con la preocupación por la escasez de alimentos y el impacto de las tormentas. Sin embargo, con el apoyo de Save the Children, ha aprendido prácticas de agricultura resiliente al clima, como el cultivo de taro, batata, tomates y frijoles, con el objetivo de asegurar un futuro más sostenible para él y su comunidad. Este proyecto no solo le brinda herramientas para adaptarse al cambio climático, sino que también le permite recuperar su alegría y ser el adolescente divertido que siempre ha sido.
Seguridad alimentaria
Trabajamos para que todos los niños y sus familias tengan acceso a los alimentos que necesitan durante todo el año y para que estén preparados frente a los momentos más difíciles, como las crisis o las sequías.
Desnutrición infantil
Nos esforzamos por mejorar la identificación y el tratamiento cuando la desnutrición ya es una realidad y fomentamos prácticas que prevengan su aparición cuando todavía no ha llegado.