Hasta el último niño
Los niños que el mundo ha decido olvidar
A multitud de niñas y niños se les está negando la oportunidad de aprender y sobrevivir por la simple razón de ser quiénes son o de vivir en un determinado lugar. 400 millones de niñas y niños pertenecientes a grupos étnicos y religiosos determinados son discriminados. Por otra parte, 720 millones de niñas han contraído matrimonio antes de cumplir 18 años, mientras que en el caso de los niños, la cifra es de 156 millones.
Solo uno de cada cuatro menores refugiados tiene acceso a educación, frente a tres de cada cuatro niños en el mundo que sí pueden ir a la escuela. El simple hecho de tener una discapacidad hace que los niños y las niñas tengan entre tres y cuatro veces más riesgo de sufrir violencia física y sexual que el resto.
Sobrevivir, aprender y estar protegido. Parece que cuando hablamos de los derechos mínimos que deberían tener los niños y las niñas, hablamos de auténticas utopías. Lo que debería ser fácil de alcanzar, lo más esencial que debe tener un niño, es a veces algo inaccesible.
El futuro de los niños en peligro
Más de cinco millones de niños mueren cada año antes de su quinto cumpleaños. La falta de acceso a la sanidad puede condicionar el futuro de muchos niños. Causas como la desnutrición en sus primeros meses de vida no solo pueden acabar con la vida de los menores, sino que también pueden hacer que no desarrollen sus habilidades correctamente e impedir su aprendizaje en la escuela.
La exclusión supone una barrera, hace que los niños se tengan que enfrentar a más obstáculos que sus semejantes. Muchos de los niños más vulnerables pertenecen a grupos excluidos a los que es más difícil acceder. A pesar de los recientes logros contra la pobreza, la recuperación económica no está llegando a los niños que más lo necesitan por cuestiones de género, de etnia, de discapacidad, por encontrarse en medio de un conflicto armado o de difícil acceso a ciertas zonas. Esto limita las opciones de supervivencia, aprendizaje y protección de la infancia bajo dichas condiciones.
Ser niña, ser olvidada
Las niñas son unas de las grandes olvidadas. El matrimonio forzado o abandono temprano de los estudios son algunas de las situaciones que tienen que vivir por el simple hecho de ser niñas. Ellas tienen que superar más trabas que los niños para evitar formar parte de los 720 millones de niñas que se casaron antes de cumplir los 18 años de edad o que, por una falta de recurso, no pudieron acceder de manera efectiva a su derecho a la educación.
Angelina tiene 15 años. Vive en Pariak, Sudán del sur. Su madre dirige un restaurante en el mercado local y su padre está enfermo. Angelina teme que no puedan pagar su educación el día de mañana, puede que nunca llegue a acceder a la universidad ni a convertirse en la doctora que sueña ser. En el colegio local son 45 alumnos y tan solo dos de ellas son niñas. Muchas de ellas se han casado o no han podido permitirse seguir estudiando.
Mi madre nunca acabó la escuela, pero ella nos anima a mis hermanas y a mí a hacerlo. No quiere que trabajemos tan duro como ella en un restaurante para ganar poco dinero. Desea que tengamos una vida mejor. Por eso no nos obliga a contraer matrimonio pronto, para que podamos acabar nuestros estudios y acceder a un buen trabajo. Yo animo a mis hermanas a hacer lo mismo.”
Cuando el hecho de ser refugiado condiciona tu futuro
Es necesario recordar la situación que viven los refugiados en Europa y las carencias a las que se enfrentan. En 2014, cada día, 42.500 personas huyeron de sus hogares. Como consecuencia, tres de cada cuatro niños refugiados en edad escolar no asisten a la escuela secundaria, frente a los tres niños de cada cuatro en el mundo que sí tienen la posibilidad de asistir.
Fadya tiene seis hijos; Ali, Yasmeen, Nassim, Imad, Alim y Alima. Llegaron a Líbano en 2011, huyendo a causa de la guerra de su casa en Homs, Siria. La familia vive ahora en una tienda de campaña. Ninguno de los hermanos va al colegio. Ali, de 15 años, y Nassim, de 10, mantienen a la familia trabajando como agricultores. Solo ganan cuatro dólares al día.
Además Nassim, Yasmeen e Imad tienen una discapacidad visual. Un profesor de una ONG local va una vez por semana a enseñar a los niños y niñas con dificultades en el campo, pero no en invierno. Imad desea aprender, pero por sus problemas de visión, no puede hacerlo junto a los demás niños. Su hermana Yasmeen se siente igual.
En Siria había escuelas y médicos, pero aquí no. Solía ir al colegio todos los días. Deseaba ser profesora.”
Estas son algunas de las realidades que viven los niños y las niñas más vulnerables. Estamos hablando de los más olvidados. Si quieres conocer más acerca de estos niños y niñas que se encuentran en una situación más desfavorecida, descárgate nuestro informe. En él podrás encontrar más información, datos y las historias que rodean esta situación que, aunque la veamos lejana, está más cerca de lo que pensamos.
Descárgarte el informe en PDF de "Every Last Child" en castellano