30 de enero: Día escolar de la no violencia y la paz
Desde 2009 se han producido 9.500 ataques a escuelas en 70 países. De los 58 millones de niños que actualmente no van a la escuela, 28 millones viven en países afectados por conflictos armados. Durante el último año, sólo en Gaza 148 escuelas han sufrido daños o han sido destruidas a causa del conflicto y Afganistán ha sufrido al menos 73 ataque a escuelas.
“El día que los rebeldes llegaron destruyeron la escuela. Yo los vi. Entraron en la oficina del director y destruyeron todo. También los papeles y carpetas de los alumnos” recuerda Salif de 13 años, de Mali. Desde 2009 se han producido 9.500 ataques a escuelas en 70 países.
Las sólidas infraestructuras de las escuelas y sus estratégicas y céntricas posiciones atraen a los grupos militares. En la última década, escuelas y universidades de 25 países han sido utilizadas con fines militares como bases, centros de detención o depósitos de armas.
“La utilización militar de las escuelas y universidades las transforma en objetivos militares poniendo a los estudiantes y los profesores en riesgo. Las familias se ven obligadas a escoger entre enviar a sus hijos a clase a pesar del riesgo o que se queden en casa sin recibir educación”, explica David del Campo, Director de Cooperación Internacional y Acción Humanitaria de Save the Children.
En algunas regiones los ataques a las escuelas se están incrementando. En Siria se estima que una de cada cinco escuelas ha resultado dañada, ha sido destruida u ocupada por grupos armados o desplazados. En áreas al norte de Siria, en las que trabaja Save the Children, la ONG ha constatado un incremento de un 500% en los ataques a o cerca de escuelas sólo en 2014.
“Estoy en noveno curso pero esta guerra no permitió que me graduase. Debería haberme graduado e ir al instituto, empezar a construir mi futuro pero no… la guerra ha destruido mi futuro” explica Motassem de 13 años, Siria.
La comunidad internacional ha reconocido la importancia de proteger las escuelas en situaciones de conflicto. En Marzo de 2014, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó una resolución solicitando a todos los estados actuar para acabar con la utilización de las escuelas por grupos armados. Save the Children reconoce este avance pero señala que todavía queda mucho por hacer.
De los 58 millones de niños que actualmente no van a la escuela, 28 millones viven en países afectados por conflictos armados. Un conflicto armado puede alargarse durante años, dejando a generaciones enteras de niños sin educación. Esto no sólo tiene un impacto directo sobre los niños en el presente sino también graves repercusiones a largo plazo sobre la sociedad en su conjunto.
“España, como miembro del Comité de Seguridad de Naciones Unidas tiene la responsabilidad de incluir a la infancia en el debate político internacional en línea con la recientemente aprobada Estrategia de Infancia de la Cooperación Española. Así como de impulsar la aplicación, por parte de los gobiernos, de la resolución de Naciones Unidas aprobada en marzo de 2014 para garantizar la seguridad de las escuelas en países afectados por conflictos armados”.
Como resultado de dos años de consultas con gobiernos, grupos militares, agencias de Naciones Unidas y sociedad civil, en diciembre de 2014, la Coalición Global para Proteger la Educación de Ataques (GCPEA), de la que Save the Children forma parte, presentó ante las Naciones Unidas en Ginebra las “Directrices para prevenir el uso militar de escuelas y universidades en conflictos armados”, un documento que será ratificado en mayo en Noruega.
“Las Directrices para prevenir el uso militar de las escuelas deben ser el punto de partida de los gobiernos para proteger el derecho a la educación de los niños. El Gobierno Español tiene la oportunidad de llamar la atención de los gobiernos sobre la necesidad de apoyar estas directrices para mantener a los grupos militares fuera de las escuelas y garantizar que los niños afectados por conflictos armados pueden continuar su educación”, añade del Campo.
Save the Children pide también a los líderes mundiales que se comprometan a:
- Priorizar, en el ámbito de sus competencias, el mantenimiento de la seguridad de las escuelas y de la comunidad educativa.
- Proteger la educación criminalizando los ataques sobre las escuelas y prohibiendo su utilización por parte de grupos armados.
- Monitorizar los ataques contra las escuelas y utilizar la información para desarrollar una respuesta coordinada y efectiva que incluya intervenciones preventivas, una respuesta rápida y medidas de sanción para los implicados, dando una consideración específica en los tribunales a los ataques contra las escuelas.
- Apoyar a los países para establecer medidas preventivas tales como sistemas de alerta y respuesta rápida para los ataques.
- Investigar sistemáticamente y perseguir, de acuerdo con los estándares internacionales a los individuos responsables de ataques a escuelas.