Save the Children alerta de que el número de niños y niñas que viven en zonas de guerra aumenta cerca de un 20% hasta alcanzar un nuevo máximo en más de una década

 

Informe (en inglés): https://bit.ly/3o70oz0

Resumen ejecutivo (en español): https://bit.ly/3rjCRNe 

Material audiovisual para medios (testimonio de un niño soldado): https://bit.ly/3rhyt1p
 

Londres, 30 de noviembre. Un número récord en más de una década de casi 200 millones de niños y niñas viven en zonas de guerra, muchos de los cuales ya están en riesgo por el cambio climático y se enfrentan a niveles de hambre sin precedentes, según revela un nuevo informe de Save the Children.

Jean, ex niño soldado

 

El sexto informe de Save the Children en el contexto de la campaña global Stop the War on Children (No a la Guerra contra la Infancia), La crisis del reclutamiento, que examina las tendencias de los conflictos y el impacto en los niños y niñas de esos países, ha revelado que el número de personas que viven en zonas de guerra en los 13 países más peligrosos para la infancia aumentó cerca de un 20% en 2020 respecto a los 162 millones de un año antes, hecho que lo convierte en la segunda cifra más alta registrada, solo detrás de la de 2008, cuando se estimaron 208 millones. Este dato demuestra que la pandemia del coronavirus y el llamamiento de las Naciones Unidas a un alto al fuego mundial no fueron suficientes para detener estas guerras.

Este violento aumento se ha debido, en parte, a los brotes de violencia en Mozambique, así como a los conflictos de Afganistán, República Democrática del Congo, Nigeria y Yemen, que son, además, los países que más están sufriendo el cambio climático y los que se enfrentan a mayores hambrunas, que amenaza sus vidas.

El informe revelaba también que 337 millones de niños y niñas vivían cerca de grupos armados y fuerzas gubernamentales que reclutan a niños y niñas, lo que supone triplicar la cifra de hace tres décadas (99 millones en 1990). El número de países en los que se recluta a los niños y niñas −y en los que vive más de la mitad de los niños y niñas del mundo (casi 1.300 millones− también aumentó a 39, el más alto en 30 años. 

Según el nuevo análisis, Afganistán, Siria, Yemen, Filipinas e Irak tienen el mayor porcentaje de niños y niñas que viven en zonas donde existen grupos o fuerzas armada que han reclutado a niños y niñas, hecho que los expone a un mayor riesgo de reclutamiento.

La pobreza y la imposibilidad de asistir a la escuela −factores que no han hecho más que empeorar con la pandemia− son algunas de las razones por las que los niños y niñas son más vulnerables al reclutamiento por parte de los grupos y fuerzas armadas, donde sus funciones pueden ir desde la lucha en el frente hasta la vigilancia de los puestos de control. Muchos de ellos también se ven atraídos por estos grupos en busca de un sentido de pertenencia, protección contra los abusos, estatus o venganza.

Aunque las niñas solo constituyeron el 15% de los casos de reclutamiento denunciados por la ONU en 2020, a menudo son elegidas para actuar como espías, colocar minas y artefactos explosivos improvisados o actuar como terroristas suicidas porque es menos probable que llamen la atención. Su vulnerabilidad, su situación socioeconómica y su género también las hace susceptibles de sufrir abusos generalizados. 

Los niños utilizados por los grupos y fuerzas armadas corren un mayor riesgo de sufrir lesiones, discapacidades, enfermedades mentales o físicas crónicas, trastorno de estrés postraumático, violencia sexual y muerte. 

"Estábamos en el río nadando cuando nos llevaron al bosque por la fuerza. Nos torturaron, nos golpearon y nos enseñaron a matar y secuestrar gente. Hemos sufrido mucho", cuenta Jean, de 17 años, que fue obligado a unirse a un grupo armado en la República Democrática del Congo antes de ser rescatado por una organización socia a Save the Children en el terreno.  "Cuando estaba en la selva, me sentía muy mal. Tenía mucho miedo. Mi vida era difícil", añade. 

Inger Ashing, directora general de Save the Children International, manifiesta que “es sencillamente espantoso que, a pesar de la Covid-19 y del llamamiento de la ONU a un alto el fuego mundial, haya más niños y niñas que nunca en el punto de mira de las zonas de guerra más mortíferas −donde ya se enfrentan a más sequías, inundaciones y hambre− y más probabilidades de resultar heridos, reclutados o muertos. Ni siquiera una pandemia mundial fue suficiente para detener las guerras y atrocidades más brutales”.

Ashing asegura también que millones de niños y niñas no han conocido otra cosa que la guerra, con terribles consecuencias para su salud mental, su capacidad de ir a la escuela o el acceso a servicios que salvan vidas. “Esto es una mancha para la comunidad internacional y no puede continuar así. Sabemos que podemos hacer frente a los mayores retos de nuestro tiempo y lograr avances notables cuando trabajamos juntos, como el reciente desarrollo de las vacunas Covid-19. Ahora tenemos que hacer lo mismo para proteger a la infancia de los horrores de la guerra", concluye.

 

Datos alarmantes

Save the Children también desvela en este informe que más de 450 millones de niños y niñas en todo el mundo −uno de cada seis− viven en una zona de conflicto, lo que supone un aumento del 5% respecto a 2019 y la cifra más alta en 20 años. El número de conflictos en 2020 fue idéntico al de 2019.

La organización también asegura que el número de grupos armados que reclutan niños y niñas aumentó durante la pandemia hasta 110, frente a los 85 de 2019. La ONU verificó casi 8.600 casos de reclutamiento y utilización de niños en 2020 −aproximadamente 25 al día− a pesar de la pandemia mundial, lo que supone un aumento del 10% respecto al año anterior. Sin embargo, Save the Children considera que es probable que estas cifras representen solo una parte de los casos reales.

Ante esta situación, Save the Children pide a los líderes mundiales, a los donantes, a los miembros de la ONU y a las ONG que trabajen juntos para que los autores de estas violaciones rindan cuentas para garantizar que todas las políticas y los marcos jurídicos pertinentes se ratifiquen y se apliquen, y para garantizar que los donantes y los gobiernos den prioridad a la financiación de la protección de la infancia en las respuestas humanitarias −que está en su punto más bajo− para apoyar a los niños y niñas afectados por los conflictos, incluidos los que son reclutados.

 

Elaboración del informe

Save the Children, en colaboración con el Instituto de Investigación para la Paz de Oslo, ha calculado el número de niños (menores de 18 años) en zonas de conflicto que corrían el riesgo de ser reclutados por grupos armados o fuerzas gubernamentales durante el período 1990-2020. Se define a los niños y las niñas como "en riesgo de ser reclutados" si viven en un radio de 50 km de uno o más conflictos letales, en los que al menos un grupo o fuerza armada estaba activo y se informó de que había reclutado a niños o niñas en un año determinado. 

A diferencia de los informes de la ONU, que cubren un número limitado de conflictos, el presente informe proporciona una estimación del número de niños en riesgo en todos los conflictos armados del mundo. 

Un conflicto de baja intensidad se define cuando se dan hasta 25 muertes relacionadas con la contienda en un año natural; un conflicto de intensidad media, cuando se producen 25-999 muertes; y un conflicto de alta intensidad si son 1.000 o más muertes. En 2020, 13 países tenían zonas de guerra de alta intensidad donde vivían casi 200 millones de niños y niñas.

 

Sobre Save the Children

Save the Children es la organización independiente líder en la defensa de los derechos de la infancia en todo el mundo. Trabaja desde hace más de 100 años para asegurar que todos los niños y niñas sobreviven, aprenden y están protegidos. Actualmente la organización opera en más de 120 países. 

En España trabaja desde hace más de 20 años con programas de atención a los niños y niñas más vulnerables, centrados en la infancia en riesgo de pobreza o exclusión social. A través de sus programas en España, proporcionan una atención integral a los niños, niñas y sus familias.