La mitad de la población adolescente en Andalucía tiene dificultades para identificar cuándo una noticia es falsa

  • Save the Children publica una investigación sobre desinformación y exposición a discursos de odio de niños, niñas y adolescentes en el entorno digital.
  • El 63% de adolescentes andaluces utiliza las redes sociales como principal medio para acceder a la información, por delante de otros medios de comunicación
  • Aunque sospechen de que se trata de una noticia falsa, el 24% de los adolescentes andaluces no la contrasta, mientras que un 59% recurriría a familiares y amigos para comprobar su veracidad

Investigación completa: https://stces.me/4efvN9X

Totales para TV: https://bit.ly/3TFHsXn

Testimonio creadora de contenido: https://bit.ly/3MXOB1G

 

26 de septiembre de 2024. En el marco del Día Internacional del Acceso Universal a la Información, que se celebra el próximo 28 de septiembre, y dentro de su campaña #DerechosSinConexión, Save the Children ha publicado hoy una investigación sobre desinformación y la exposición a discursos de odio de niños, niñas y adolescentes en el entorno digital, con la que la organización denuncia que la exposición a estos contenidos vulnera de forma directa el derecho de la infancia y adolescencia a una información veraz y segura, un derecho esencial que cada vez está más en juego.

“Si bien internet ha democratizado el acceso a la información, también ha facilitado la proliferación de contenido erróneo y perjudicial, que perpetúa estereotipos negativos, modelos irreales de vida y fomenta discursos de odio. Esta exposición, junto a la deshumanización que caracteriza a menudo las relaciones en el mundo digital y que provoca comportamientos que no se tendrían en el entorno físico, hace que chicos y chicas sean especialmente vulnerables a estos contenidos”, señala Catalina Perazzo, directora de Incidencia Política y Social de Save the Children.

Uno de los principales resultados que arroja este análisis es que el 63% de los adolescentes andaluces utiliza las redes sociales como un medio fundamental para acceder a la información, únicamente por detrás de la familia y las amistades (74%) y por delante de otros medios de comunicación como la televisión (61%), la prensa online (34%), la radio o la prensa en papel (7% y 4% respectivamente).

En lo que respecta a las redes sociales y los creadores de contenido, un 12% de los adolescentes andaluces considera que son siempre una fuente fiable de información, porcentaje que asciende al 71% que piensa que pueden serlo en determinadas ocasiones. Si se desagrega por género, se aprecia cómo los chicos confían más en estos perfiles: un 22% considera que son una fuente fiable de información frente a un 6% de las chicas. 

Otro aspecto que preocupa a la organización es el relacionado con los bulos: más de la mitad de la población adolescente en Andalucía, concretamente el 52%, no sabría identificar siempre cuándo una noticia es falsa. Además, aunque sospechen de que se trata de una noticia falsa, el 24% de adolescentes andaluces directamente no la contrasta, mientras que un 59% de adolescentes recurriría a familiares y amigos para comprobar su veracidad. “Nos preocupa que estos familiares y amigos también se estén informando a través de las mismas fuentes, lo que podría crear un efecto burbuja y ampliar el riesgo de perpetuar información falsa”, afirma Perazzo.

Exposición a modelos irreales de vida y apariencia

El análisis también señala otro riesgo que afecta a la infancia y adolescencia en el entorno digital y que impacta de forma directa su salud mental es la exposición permanente, a través de las redes, a representaciones ideales de determinados estilos de vida, estándares de belleza y, en el caso de las chicas especialmente, la sexualización del cuerpo femenino.

La organización recuerda que, aunque esta exposición constante de la vida privada como modelo de negocio ya existía en la televisión y la prensa tradicionales, el mundo digital hace que cualquiera pueda llegar a hacerlo, lo que supone que el concepto de intimidad adquiere ahora un nuevo significado. Las chicas suelen seguir a personas con las que sienten afinidad, dan consejos o para conocer la vida privada de ciertos perfiles, mientras que los chicos tienden a interactuar más con personas relacionadas con el mundo de los videojuegos o el deporte.

“La validación pública de la auto-exposición que realizan los y las influencers puede provocar que chicos y chicas repliquen estas conductas y que acaben compartiendo aspectos más personales o fotos íntimas o sexualizadas. Esto tiende a ocurrir en mayor medida en el caso de las niñas y adolescentes, que debido a los estereotipos sexistas pueden sentir que tienen que amoldarse a los cuerpos públicamente deseables”, señala Perazzo.

Diferencias de contenido y discurso por género

El documento publicado por Save the Children recoge también un análisis de diversos perfiles de hombres y mujeres streamers para comparar las diferencias en los discursos en base al género, también entre sus comunidades de seguidores. En el caso de los creadores de contenido chicos que se analizan, se observa que tienen más seguidores por norma general y muestran diferentes tipos de conductas de riesgo, como son compartir comentarios sexuales recurrentes, hacer referencia habitual a la pornografía o realizar reseñas de videojuegos de contenido erótico o pornográfico. Además, en los chats de sus canales de stream son frecuentes las referencias misóginas, los mensajes que banalizan el consumo de drogas o las actitudes de acoso ante quienes muestran rechazo hacia lo que dice el streamer.

En el caso de las creadoras de contenido, tienen por norma general un número de seguidores más bajo, y todas se han tenido que enfrentar a ataques en sus redes por diversos motivos: por defender a víctimas de abusos, visibilizar malos tratos de una expareja o por no cumplir con ciertos estereotipos estéticos.

Irene Fields, creadora de contenidos de videojuegos, afirma que ella ha sufrido este tipo de acoso en sus redes. “Yo he recibido muchos comentarios violentos en este mundo sólo por ser una chica del tipo ‘vete a la cocina’, ‘qué haces jugando si deberías de estar limpiando’ o incluso me han llegado a desear que sufriera una agresión sexual, algo que cruza los límites. Es necesaria una educación para aprender a utilizar las nuevas tecnologías, ya que todo avanza muy deprisa y no nos podemos quedar atrás, y ya n

sólo para saber usarlas, sino también para otras cosas como por ejemplo dónde buscar bien la información, porque mucha parece real y no lo es”, asegura. 

Campaña #DerechosSinConexión 

Save the Children ha lanzado esta investigación en el marco de su campaña #DerechosSinConexión para concienciar a la sociedad en general de que niños, niñas y adolescentes también se desarrollan en Internet, por lo que este tiene que ser un lugar seguro para ellos, garantizando que se cumplen sus derechos. 

Para ello, la organización pide desplegar todas las medidas que recoge la Ley Orgánica de Protección a la Infancia y Adolescencia frente a la Violencia (LOPIVI) para proporcionar entornos seguros a la infancia en el entorno digital a la vez que se garantiza que se cumplen todos sus derechos. 

Save the Children apuesta por educar a niños, niñas y adolescentes en un uso responsable y seguro de internet y las nuevas tecnologías, que incluya herramientas que les ayuden a evaluar la fiabilidad y credibilidad de las fuentes de información en el entorno digital, a identificar y contrastar la información no veraz y a entender los mecanismos que se esconden tras la propagación de los discursos de odio. El uso de internet y dispositivos deberá estar también sujeto a las recomendaciones de profesionales de la salud.

Además, la cantidad de mensajes misóginos y modelos sexistas que se difunden en la red y que afectan de forma diferenciada a chicos y chicas pone de manifiesto la necesidad urgente de una educación en igualdad y una educación afectivo-sexual reglada y progresiva, que revindique la igualdad entre hombres y mujeres y combata los estereotipos de género también en el mundo digital.

“Para que estas medidas surtan efecto deben colaborar todos los actores implicados, como son las administraciones públicas y las empresas tecnológicas, pero también las familias y los centros educativos. Sólo si todas las partes implicadas remamos en la misma dirección se podrá garantizar que niños, niñas y adolescentes tengan acceso a una información veraz, segura y diversa, y podremos proteger sus derechos”, concluye Perazzo.

Nota a la edición

Esta investigación se basa en encuestas a 3.315 adolescentes de a partir de 14 años en España y cinco grupos de discusión formados por 27 niños, niñas y adolescentes, con representación de edades de 10 a 17 años. Además, se ha contado con la colaboración de personas expertas y profesionales del sector, desde trabajadoras sociales que abordan patologías relacionadas con el abuso de la tecnología a creadores de servicios web, para abordar esta realidad desde la visión más amplia posible, y plantear recomendaciones que tengan en cuenta todas estas perspectivas, especialmente las de la población adolescente.