En Andalucía hay más de 250.000 niños y niñas en situación de pobreza que no reciben becas comedor

•    La Unión Europea exige garantizar este servicio gratuito para todos los niños y niñas en situación de vulnerabilidad, pero Andalucía, como el resto de España, lo incumple

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Sevilla, 10 de mayo de 2022. En Andalucía hay más de 250.000 alumnos y alumnas en riesgo de pobreza y/o exclusión –según el umbral de renta estatal- que no acceden a una beca comedor. Las ayudas para asistir al comedor escolar en la comunidad solo alcanzan al 11,2% del alumnado -148.429 escolares-, lejos del 28,5% que viven en situación de pobreza -409.364 menores-. Así se recoge en la investigación presentada hoy por Save the Children, Comedor garantizado, donde se analiza el sistema de becas comedor en Andalucía y el resto de España.

comedor escolar

Según este informe, Andalucía, a pesar de ser una de las comunidades autónomas con la tasa de pobreza infantil más elevada de España y de considerar las becas comedor como un derecho subjetivo, queda lejos de alcanzar con las becas comedor a la infancia más vulnerable. Además, la renta mínima que se exige a las familias para obtener la gratuidad del comedor -13.009 euros al año para un hogar de cuatro miembros- provoca que muchas familias tengan que pagar una parte del coste, ya que el umbral autonómico de pobreza andaluz -para 2 adultos y dos hijos o hijas- se encuentra en 16.504 euros existiendo una diferencia de casi 3.500 euros. 

En comparación con el resto de comunidades autónomas, Andalucía se encuentra entre las seis primeras regiones con un mayor porcentaje alumnado beneficiario de ayudas comedor, ligeramente por detrás de la media nacional. Además de la renta, Andalucía tiene en cuenta otros criterios a la hora de conceder el acceso a la gratuidad o máxima ayuda de comedor escolar, como la situación de acogida, el ser víctima de violencia de género o terrorismo, sufrir vulnerabilidad social o proceder de familia monoparental. Aun así, sigue dejando fuera a un altísimo número de niños y niñas en situación de pobreza que no acceden a estas becas comedor. 

“Las diferencias entre la gestión de estas ayudas en las comunidades autónomas demuestran que cuando existe voluntad política, se puede resolver este problema. Esta desigualdad se debe a que, al haber renunciado el Ministerio a regularlo, Andalucía y el resto de comunidades autónomas deciden qué requisitos valora para que las familias accedan a las becas comedor”, señala Javier Cuenca, director de Save the Children en Andalucía.

En cuanto a la inversión anual por alumno en ayudas de comedor en educación infantil, obligatoria y especial en el curso 2019-2020, Andalucía ocupa la octava posición, con 44,47 euros por alumno, siendo Euskadi la primera con 108,77 euros y Cantabria la última con 14,07 euros. 

“Proporcionar alimentación saludable a través del comedor escolar es una medida eficaz que mejora la nutrición y la salud de niños, niñas y adolescentes y tiene efectos positivos sobre su éxito educativo. Además, permite una protección social y repercute en la economía local, siempre que estos comedores compren productos de proximidad”, asegura Cuenca.

 “Cuando hablamos de malnutrición, no se trata solo de comer poco, sino de comer mal. Si los niños y niñas de bajos recursos no van al comedor escolar, lo más probable es que se alimenten mal en sus casas por la dificultad económica de sus familias de comprar alimentos de calidad, por la falta de conciliación, por nivel cultural, etc.”, explica Cuenca. El comedor escolar es un aliado para luchar contra la pobreza y, por tanto, contra el problema del exceso de peso infantil en nuestro país. “Suponen para los hijos e hijas de las familias más empobrecidas la única posibilidad de recibir una dieta equilibrada y saludable”. 

La pobreza es uno de los factores de riesgo que explica los elevados niveles de obesidad y sobrepeso en la infancia en España: la obesidad casi se duplica en las familias de renta baja frente a la de hogares acomodados, según el informe “Adiós a la dieta Mediterránea” que Save the Children presentó en el pasado mes de abril. 

La educación secundaria pública en Andalucía apenas cuenta con comedores escolares

A pesar de que hay más alumnado en situación desfavorecida en la red educativa pública, son más los estudiantes que acuden al comedor escolar en centros concertados y privados. Esto se debe, por una parte, a una cuestión económica -que las ayudas son insuficientes, los niveles de renta establecidos para acceder son bajos y aun cumpliendo los requisitos no está garantizado el acceso a la beca-; y, por otro lado, a que no existe servicio de comedor escolar en muchos centros educativos. 

En Andalucía, la mayor diferencia se observa en la educación secundaria, donde solo un 4,9% de los centros públicos ofrece el servicio de comedor, mientras que la proporción en los colegios de infantil y primaria es del 80,2% y del 89% en las escuelas infantiles.



Andalucía, con deberes europeos para garantizar el comedor escolar 

Andalucía está lejos de asegurar la Garantía Infantil Europea, una medida que exige garantizar comedor escolar gratuito a toda la infancia en situación de pobreza. La realidad es que miles de niños, niñas y adolescentes bajo el umbral de la pobreza pagan el comedor escolar íntegro o no acceden a él. “La buena noticia es que, con los fondos europeos estructurales, que se están decidiendo ahora, nuestra comunidad tiene la oportunidad de que ningún niño o niña que lo necesite se quede sin esa comida saludable, ya sea priorizando la financiación del comedor escolar y con la construcción de comedores y cocinas en institutos de secundaria públicos”, apunta Cuenca.

En su informe, Save the Children solicita a la Consejería de Educación incluir el comedor escolar gratuito para cada niña y cada niño en situación de pobreza dentro del Plan de la Garantía Infantil autonómico, así como aplicar al comedor escolar sistemas no estigmatizantes de tarificación social con las mínimas barreras burocráticas, de concesión automática y vinculados al nivel de renta familiar. La organización apuesta por la beca comedor como “una de las puertas de entrada contra la exclusión social de la infancia” y que incluya no solo un comedor saludable sino refuerzo educativo y ocio extraescolar, como hacen otros países europeos. “Los comedores escolares, a diferencia de las colas del hambre, son menos estigmatizantes y más eficaces que los repartos de alimentos”, concluye Cuenca.