Más de 18.000 niños han sido deportados de México y de Estados Unidos a lo largo de este año -lo que supone un significativo incremento con respecto al año anterior-, y están siendo devueltos a la lamentable situación de pobreza y violencia en Centroamérica, de la que huían.
Muchos niños deportados han relatado casos de abuso sexual y violencia por parte de los traficantes de personas, y afirman haber sufrido un trato deplorable por parte de las autoridades oficiales en las fronteras, así como maltrato verbal y físico por parte del personal en los centros de detención, e incluso han sido sometidos a la privación de comida.
‘Me preocupaba que la policía me violara. Eran muy agresivos,’ comenta Jennifer* que tiene 13 años, y que huyó de El Salvador después de que su tío y primos fueran asesinados por una pandilla.
‘Muchos de los niños que regresan muestran signos de haber sufrido abusos en el trayecto, y están llegando con graves daños físicos y trastornos emocionales considerables. A menudo llegan con miedo y desesperación y terminan siendo devueltos a las situaciones de peligro de las que estaban huyendo’, manifiesta Lucía Rodríguez, coordinadora de proyectos de Save the Children en El Salvador.
A lo largo del 2014, tan solo en Honduras unos 8.400 niños han regresado . En El Salvador, la cifra llegó a duplicarse con creces y pasó de ser 1.600 en el año 2013 a 4.500 en el año 2014 , y en Guatemala las cifras también aumentaron de 2.500 en 2013 a 5.300 en 2014 .
Centroamérica es uno de los lugares más peligrosos para ser niño. Los menores de 18 años tienen más probabilidades de morir asesinados que por cualquier otra causa. La mayoría de los niños deportados son chicos adolescentes de edades comprendidas entre los 15 y 17 años, que viajan solos, pero también hay muchas madres jóvenes con niños de distintas edades, así como niños que no van acompañados y que han sido separados de sus padres con tan sólo 12 años.
‘Una madre llegó al centro de repatriación en San Salvador, gestionado por el Gobierno, con su hijo de tres años de edad que apenas podía hablar. Por lo que pudimos entender, tanto la madre como el niño habían pasado por situaciones terribles y habían sufrido abusos sexuales en el trayecto. El niño estaba traumatizado’, añade Rodríguez. ‘Muchas familias han gastado todos sus ahorros para poder pagar el viaje y a veces incluso han vendido su casa. Cuando regresan, no les queda nada. ’
Sandra*, una madre con cuatro hijos que renunció a todo para tratar de llevar a su familia a los EE.UU. después de que su hermano y su cuñado fueran asesinados por las pandillas en su barrio, explica que 'no somos dueños de la casa en que vivimos ahora. Esta casa es de mi madre, pero yo le supliqué que la vendiera para que nos pudiéramos ir de aquí debido al peligro al que estamos sometidos.’
Estos testimonios muestran las situaciones precarias a las que se someten continuamente los niños y las familias migrantes y ponen de manifiesto la urgencia de establecer, por parte de los gobiernos, mejores medidas de protección para los niños migrantes y garantizar sus derechos fundamentales, según afirma David del Campo, Director de Cooperación Internacional y Ayuda Humanitaria de Save the Children. ‘Esto no solo implica mejorar el apoyo que se les ofrece a los niños emigrantes en los EE.UU., en México y en otros países por los que transitan, sino también implica abordar las causas fundamentales de la violencia y la pobreza que les hizo abandonar sus países de origen, en primer lugar. Se trata de un problema a nivel regional, y requiere una actuación de respuesta concertada y sumamente coordinada que pueda garantizar que estos niños tengan un futuro mejor’.
Save the Children está trabajado con el Gobierno salvadoreño para realizar acciones de respuesta con respecto a la crisis y es la única ONG en El Salvador que ha ofrecido apoyo psicológico a cientos de niños que regresaron al país en 2014. En México y en los EE.UU., la ONG está llevando a cabo una serie de iniciativas, como la coordinación con las instituciones gubernamentales pertinentes para mejorar la situación de los niños en los centros de tránsito, proporcionar apoyo a los funcionarios de fronteras y elaborar proyectos de reunificación.
Con el fin de garantizar que los niños migrantes reciban el tratamiento y la atención que requieren, Save the Children recomienda que los gobiernos, bajo el apoyo de los organismos intergubernamentales, así como de la sociedad civil:
- Aborden las causas principales de la problemática, destinando fondos para hacer frente a los asuntos relacionados con la violencia, la pobreza y otras causas fundamentales que impulsan la emigración en los países de origen.
- Establezcan directrices precisas para los departamentos gubernamentales, las agencias y las autoridades locales con el fin de garantizar la protección de los niños emigrantes en tránsito y a su llegada a los EE.UU. y México, ajustándose plenamente a las normas internacionales en materia de derechos humanos.
- Proporcionen a los niños emigrantes un análisis y una revisión adecuada de cada caso, así como un proceso judicial justo para garantizar que no sean devueltos a sus países, lo que les obligaría a tener que enfrentarse a situaciones que pongan en peligro sus vidas, y asegurarse que los niños y sus familias sean conscientes de cuáles son sus derechos legales y las opciones de las que disponen.
- Realicen un seguimiento de las necesidades, a corto y largo plazo, de los niños emigrantes para garantizar que reciben apoyo y una serie de actuaciones de respuesta eficaces y centradas en los niños, tanto durante el proceso de emigración como a su llegada al país de destino.