El 34% de las familias españolas no pueden enfriar sus casas en los meses de verano

 

Ante la ola de calor que comenzará mañana, Save the Children muestra su preocupación por que 1 de cada 3 niños y niñas en España vive en hogares que no pueden enfriar su casa contra el calor. La organización avisa de que el calor afecta a su descanso, calidad de su ocio, salud y rendimiento escolar. 

Recursos audiovisuales para medios:

Entrevista a Sarah, madre de tres hijos que no puede climatizar su casa en verano. 
- Entrevista a Diego Santamaría, experto en pobreza de Save the Children

Madrid, 17 de julio de 2024 - Sarah es una madre de tres hijos que vive en un barrio de Leganés (Madrid): “Me gustaría tener aire acondicionado pero no puedo permitírmelo. Encendemos el ventilador para sobrellevar el calor”. Como Sarah, el 34% de las familias españolas no disponen de recursos suficientes para hacer frente al calor del verano, según la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística (INE). 

Según ha anunciado la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), mañana dará comienzo una ola de calor que se prolongará al menos hasta el sábado y afectará a toda la España peninsular, excepto el cuadrante noroeste y área cantábrica. 

Si el verano de 2023 fue uno de los más calurosos desde que hay datos registrados en España, este de 2024 puede volver a llegar a ser incluso más, de acuerdo al pronóstico de Copernicus, el servicio meteorológico de la Unión Europea. Naciones Unidas habla de que Europa es el continente que más rápidamente se está calentando y España es uno de los países europeos que más está sufriendo las consecuencias del cambio climático.  

Save the Children, en su informe Nacer en un mundo en crisis climática, mostraba que el 86% de los niños y niñas de nuestro país sufren al menos un fenómeno climático extremo al año como sequías, olas de calor y lluvias torrenciales. “La infancia que vive en familias con dificultades económicas es la más afectada por las consecuencias de la crisis climática. Sus condiciones materiales, como la adecuación de sus viviendas, les hacen especialmente vulnerables a eventos como las olas de calor”, explica el experto en pobreza de la organización Diego Santamaría. “Por otro lado, el calor afecta a su descanso y calidad de su ocio, agravando riesgos que ya padecen en términos de salud o rendimiento escolar”. 

En nuestro país son 2.664.000 niños y niñas los que viven en estos hogares. Es decir, 1 de cada 3 niños y niñas vive en viviendas no adaptadas al calor. Es el caso de Ossama, el hijo pequeño de Sarah,  que tiene diabetes y con el calor su enfermedad se agrava: “tengo que evitar que sude mucho y que pase mucho calor porque puede deshidratarse”.  

Save the Children hace un llamamiento para activar políticas públicas de mitigamiento y adaptación de los espacios en los que viven y se desarrollan los niños y niñas. “Los bonos sociales energéticos presentan aún elevadas tasas de no acceso entre colectivos especialmente vulnerables”, declara Santamaría. “Nuestra propuesta es seguir avanzando en la concesión automática de este tipo de ayudas e implementar los fondos Next Generation de la Unión Europea con planes de adecuación climática de viviendas y edificios”, expone el experto.  
 

Aragón, La Rioja y Navarra: ¿la nueva Andalucía? 

El análisis de esta Encuesta de Condiciones de Vida señala que las viviendas de Aragón, La Rioja, Andalucía, Murcia, Islas Canarias y Navarra son comunidades que más problemas pasan para climatizar su casa. 

El cambio climático está provocando que en lugares donde, de forma excepcional, se alcanzaban temperaturas extremas, ahora sea algo casi habitual y no anecdótico. Como puede ser el caso de Aragón, La Rioja o Navarra, comunidades del noreste del país y que históricamente no han sido tan expuestas al calor extremo. Alrededor de un 40% de las familias de estas regiones reconoce tener dificultades para acondicionar sus casas. El año pasado, Pamplona registró la temperatura más alta de su historia llegando a los 40,6ºC en agosto y Teruel, en 2021, superó los 41ºC.  

Otro dato que se desprende de la encuesta del INE es que a los hogares les cuesta más adaptar su casa al calor que al frío. Esto se debe, declara Santamaría, porque “es raro en España que una casa no tenga instalado algún sistema de calefacción, aunque sea eléctrica, en los territorios donde hay algunos meses de frío”.    

Santamaría añade que “la climatización de las viviendas no está tan extendida en territorios menos acostumbrados al calor y en barrios desfavorecidos, lo que conllevaría un gasto de instalación que mucha gente no puede asumir. Además de este coste, los precios de los suministros energéticos suponen una carga excesiva en muchos hogares”. A esto se suma que el parque de viviendas está especialmente envejecido en barrios de rentas bajas, con edificios energéticamente poco eficientes. 

¿Para cuándo escuelas resilientes al calor? 

Save the Children manifiesta que “no existen suficientes datos de la climatización de los centros educativos ni a nivel estatal, ni autonómico o local”. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, el gobierno de Ayuso reconocía que desconocía cuántos colegios tenían aire acondicionado

Lo que sí existe a nivel nacional son programas públicos para climatizar las aulas, por ejemplo, en Andalucía o Barcelona ciudad. También, en la Comunidad de Madrid, se ha admitido a trámite la iniciativa de ley popular que pide a la Asamblea de Madrid una ley de climatización en centros educativos. El experto en educación de Save the Children, Alfonso Echazarra, detalla que “es urgente una adaptación de las infraestructuras educativas para evitar la vulneración de los derechos de niños y niñas a la salud, la educación o el ocio".  

La organización señala que estos planes deben ser integrales e ir más allá de los espacios de viviendas y escuelas. “La mayor intensidad y frecuencia de temperaturas extremas hacen necesario convertir las ciudades en espacios adaptados, con refugios climáticos, en espacios públicos que permitan a los niños y niñas desarrollar su ocio de manera segura, saludable y accesible”, concluye Echazarra.