- Ante la ola de calor que empieza mañana, Save the Children avisa de que el calor afecta al descanso de la infancia, su calidad de ocio, salud y rendimiento escolar.
Entrevista a Sarah, madre de tres hijos que no puede climatizar su casa en verano
Entrevista a Diego Santamaría, experto en pobreza de Save the Children
Sevilla, 17 de julio de 2024 – La crisis climática y sus efectos adversos no discriminan, pero afectan de manera desproporcionada a las personas más vulnerables. En Andalucía, un verano más, las familias con menos recursos se enfrentarán a las olas de calor teniendo que elegir entre encender el aire acondicionado o pagar los gastos de alimentación. El 39% de las familias con hijos e hijas a cargo en la comunidad no puede mantener la vivienda en condiciones climatológicas adecuadas en los meses de calor, según la última Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). La media en España sería del 34%, situándose Andalucía como la cuarta comunidad con la tasa más alta, detrás de Murcia (39,4%), las Islas Canarias (40,1%), la Rioja (44%) e igualada prácticamente con Navarra (39,1%).
El cambio climático está provocando que en lugares donde, de forma excepcional, se alcanzaban temperaturas extremas, ahora sea algo casi habitual y no anecdótico. Como puede ser el caso de Aragón, La Rioja o Navarra, comunidades del noreste del país y que históricamente no han sido tan expuestas al calor extremo.
Según ha anunciado la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), mañana da comienzo una ola de calor que se prolongará al menos hasta el sábado y afectará a toda la España peninsular, excepto el cuadrante noroeste y área cantábrica. Naciones Unidas habla de que, mientras que Europa es el continente que más rápidamente se está calentando, España es uno de los países europeos que más está sufriendo las consecuencias del cambio climático y, Andalucía, de las regiones más afectadas.
Save the Children, en su informe Nacer en un mundo en crisis climática, mostraba que el 86% de los niños y las niñas de nuestro país sufren al menos un fenómeno climático extremo al año como sequías, olas de calor y lluvias torrenciales.
“Muchas de las familias con las que trabajamos en nuestros programas durante el año, que ya luchan contra la inseguridad alimentaria, el desempleo y la falta de acceso a servicios básicos, ahora deben lidiar con el aumento de las temperaturas sin recursos suficientes, asumiendo graves consecuencias para la salud, como son los golpes de calor, la deshidratación y exacerbación de enfermedades crónicas”, asegura Ana Sánchez, responsable de Incidencia Política en Save the Children Andalucía.
Sarah es una madre de tres hijos que vive en un barrio de Leganés (Madrid): “me gustaría tener aire acondicionado, pero no puedo permitírmelo. Encendemos el ventilador para sobrellevar el calor”. Como Sarah, muchas familias andaluzas no disponen de recursos económicos suficientes para hacer frente a las extremas temperaturas en verano.
La situación de pobreza energética se agrava aún más en los hogares monomarentales andaluces, siendo especialmente preocupante debido a que enfrentan una tasa de riesgo de pobreza del 57,57% en comparación con el 26,21% de hogares formados por dos adultos e hijos. Las madres solas ya enfrentan una sobrecarga significativa al tener que equilibrar el trabajo, las tareas del hogar y el cuidado de los hijos e hijas. Durante las olas de calor, esta carga se incrementa. La necesidad de mantener a los niños seguros y frescos, junto con las dificultades para mantener una vivienda cómoda y saludable, aumenta el nivel de estrés y ansiedad. Las limitaciones económicas hacen que sea difícil tomar medidas adecuadas, como comprar ventiladores o pagar facturas de electricidad más altas para utilizar el aire acondicionado.
Aquí no hay quien viva
El día a día de estas familias también implica vivir en viviendas muy pequeñas, hacinadas y con poca ventilación, en barrios empobrecidos con pocas alternativas. En el informe Aquí no hay quien viva, Save the Children explicaba que la vivienda como espacio físico de la crianza juega un papel esencial en el crecimiento y desarrollo físico, intelectual y emocional de la infancia. Sin embargo, a pesar de esta importancia fundamental, sufragar el coste de la vivienda o asegurar unas condiciones dignas de habitabilidad supone hoy día un quebradero de cabeza para muchas familias en Andalucía, cuando no un factor de empobrecimiento.
“Sin capacidad económica para mejorar sus condiciones de vivienda o mudarse a zonas más frescas, estas familias quedan atrapadas en un círculo vicioso de vulnerabilidad que, como sociedad no podemos seguir permitiendo. Es inadmisible que para muchas familias encender el aire acondicionado sea un lujo, incluso si lo tienen, debido al alto coste de la electricidad. Esto contrasta con los hogares de mayores ingresos, que pueden hacer frente a las facturas de energía elevadas sin comprometer su bienestar”, añade Sánchez.
¿Qué se puede hacer?
La lucha contra el cambio climático demanda medidas urgentes que pongan a la infancia más vulnerable en el epicentro de las políticas públicas, para ello, Save the Children propone las siguientes medidas:
- Seguir avanzando en la concesión automática de los bonos sociales energéticos e implementar los fondos Next Generation de la Unión Europea con planes de adecuación climática de viviendas y edificios
- Impulsar las medidas establecidas por la Ley de Bioclimatización de las aulas en Andalucía y mejorar las condiciones térmicas y ambientales de los centros públicos andaluces
- Desarrollar medidas para combatir la pobreza energética, que afecta de manera severa al desarrollo y al bienestar físico y emocional de la infancia más vulnerable
- Impulsar políticas públicas de ayuda a la vivienda que garanticen el derecho de la infancia a una vivienda digna