- En 19,1% de las familias atendidas, una o más personas adultas ha perdido su trabajo de forma permanente y en un 7,1% de los hogares uno o más personas adultas lo ha perdido de forma temporal.
- La mitad de las familias encuestadas ha tenido dificultades para pagar la hipoteca o el alquiler y un 68,1% para hacer frente a los gastos de los suministros básicos de electricidad, calefacción o agua.
- Save the Children pide en Euskadi agilizar y mejorar los trámites para el acceso a todas las ayudas de protección social para dar una respuesta efectiva a la crisis de la COVID
Testimonios para medios de comunicación (vídeos y fotografías): http://bit.ly/30a2Xn3
Informe ‘Aniversario Covid-19: ¿Qué nos cuentan las familias’: https://bit.ly/3kS09Vm
Anexo de Euskadi con datos y propuestas: https://bit.ly/3t86HSO
Propuestas políticas de Save the Children: https://bit.ly/30ud5r7
Bilbao, 10 de marzo de 2021. Con motivo del primer aniversario de la pandemia en España, Save the Children ha publicado el informe ‘Aniversario Covid-19: ¿Qué nos cuentan las familias?’ en el que ha entrevistado a 1.290 familias vulnerables de entre las que apoya en diferentes comunidades autónomas para conocer de qué manera les ha impactado la crisis sanitaria y económica provocada por el Covid-19 en el último año. En el caso de Euskadi los datos han sido proporcionados por 141 familias de Barakaldo, Bilbao y Vitoria-Gasteiz.
La organización publica hoy los resultados de la encuesta, dentro del lanzamiento de su campaña ‘La ola invisible’, con la que quiere visibilizar los efectos de la crisis económica y social en las familias que ya sufrían pobreza antes de la pandemia. Asimismo, la organización ha mandado a los diferentes grupos políticos e instituciones a nivel estatal el documento ‘Acabemos con la normalidad de la pobreza infantil’, donde incluye las propuestas políticas que considera necesarias para abordar el impacto de la pandemia a nivel estatal y propone vías de encaje de estas en los Planes de Recuperación, Transformación y Resiliencia, actualmente en fase de elaboración.
Uno de los principales resultados del estudio es que la pandemia ha puesto un abrupto fin a muchos trabajos que se han perdido de forma temporal o permanente: el 26,2% de los padres y las madres a los que atiende la organización en Euskadi ha perdido el empleo por la crisis económica, En un 19,1% de las familias atendidas, una o más personas adultas ha perdido su trabajo de forma permanente y en un 7,1% de los hogares uno o más personas adultas lo ha perdido de forma temporal.
La pérdida del empleo ha supuesto una merma importante en las rentas familiares, que ya antes de la crisis de la Covid-19 eran limitadas, situando a muchas familias en una posición difícil para hacer frente a los costes de su vivienda o para pagar los suministros básicos. En Euskadi, una de cada dos familias a las que atiende Save the Children ha tenido dificultades para hacer frente a la hipoteca o el alquiler, y casi 7 de cada 10 han tenido problemas para pagar la electricidad, calefacción o agua.
Muchos de estos hogares tampoco pueden permitirse una comida de carne, pescado o equivalentes al menos cada dos días, tal y como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Un 22,7% de las familias atendidas por Save the Children en Euskadi solo puede comer carne, pescado o equivalentes una o dos veces a la semana.
Para muchas familias como la de Andone, el pago de suministros básicos y de alimentación es esencial: “el tema de la calefacción, sí que ha sido verdad que durante estos días que ha hecho tanto frío había veces que te tenías que plantear “la enciendo o no la enciendo” (…) Si yo pago la factura de la luz, ¿qué dejo? ¿que mis hijas no coman?”.
Save the Children advierte de que la dieta de estos niños y niñas es, a menudo, dependiente de la comida que reciben de los bancos de alimentos y otras organizaciones. Los comedores escolares son mencionados por las familias como un recurso importante para garantizar que sus hijos e hijas acceden a porciones semanales adecuadas de carne, pescado o equivalentes.
La pandemia de la Covid-19 y el confinamiento han traído, asimismo, un sentimiento de miedo y ansiedad colectiva con efectos negativos en la salud física y mental de niños, niñas y adolescentes y, también, de los adultos. La información reportada por madres y padres indica que en Euskadi un 40,7% de los niños y niñas a los que atiende Save the Children ha mostrado cambios negativos en su estado emocional como consecuencia de la pandemia. Los efectos emocionales y psicológicos más frecuentemente mencionados son estrés o nerviosismo, ansiedad y miedo.
A nivel educativo, Save the Children destaca que el 43,6% de los niños y las niñas de las familias que atiende en Euskadi no ha recibido ningún tipo de atención educativa extra en el presente curso escolar (2020-21), y un 22% se sienten desmotivados con los estudios, demostrando menos ganas de ir a clase. Save the Children recuerda que antes de la pandemia España tenía la tasa más alta de abandono escolar temprano de la UE (17,3%) y señala que esta situación puede incrementar drásticamente esta cifra.
La situación derivada de la Covid-19 se ha manifestado, también, en cambios en los patrones de ocio, actividad física y tiempo de juego dentro y fuera del hogar de niños y niñas. De acuerdo a los datos recogidos en Euskadi, el 72% de las niñas y niños emplea menos de 5 horas a la semana en actividades en el exterior, destacando que un 16,3% de los niños y niñas apenas saldrían a la calle o al aire libre. Además, el 84% de los niños y las niñas no está practicando ninguna actividad física en sus hogares.
El cierre de centros escolares, zonas verdes, parques y jardines, así como la suspensión del deporte escolar en Euskadi afectado negativamente a niñas, niños y adolescentes entre los 6 y 16 años perjudicando su salud física y bienestar emocional. Estas medidas han supuesto una restricción de diversos derechos fundamentales de la infancia y adolescencia. El cierre de estos espacios tiene un mayor impacto sobre la infancia de origen socioeconómico vulnerable, donde las condiciones de la vivienda (tamaño, sin espacios abiertos y en ocasiones compartida con otra familia) también ha sido un factor determinante durante el confinamiento.
Con una caída del 9,5% del Producto Interior Bruto (PIB) de Euskadi en 2020, una cifra de retroceso jamás vista ni siquiera en los peores momentos de crisis, con 15.000 personas más en paro que en 2019, y con aproximadamente 41.070 trabajadores en ERTE en Euskadi, Save the Children insiste en que continuamos inmersos en una emergencia social. Más si tenemos en cuenta que, antes de la pandemia, en 2019 ya se estimaba que el 26,7% de las niñas y niños de Euskadi –92.177 niños y adolescentes– estaban en riesgo de pobreza, siete puntos por encima de la tasa correspondiente a la población adulta, según la Encuesta sobre las Condiciones de Vida.
“Sabemos que el impacto económico del coronavirus será duradero. Si no se ayuda a las familias más vulnerables, el impacto para los niños y las niñas podría durar toda la vida, corriendo el riesgo de dejar a toda una generación atrás. Debemos tomar medidas urgentes a nivel autonómico, estatal y europeo para reducir la desigualdad y la pobreza entre aquellas familias que más lo necesitan, y acabar con esta lacra que tanto afecta al desarrollo y al bienestar de la infancia”, declara Charo Arranz, directora de Save the Children en Euskadi.
Propuestas para acabar con la pobreza infantil
Entre las medidas que propone la organización para abordar el creciente problema de la pobreza infantil resulta esencial acelerar y facilitar el acceso en Euskadi a la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) y otras prestaciones sociales, para que lleguen con urgencia y de forma sencilla a aquellas personas que las necesitan, teniendo en cuenta las dificultades de los colectivos más vulnerables afectados por la brecha digital. Además, es urgente una reforma de la RGI que favorezca el acceso a la RGI de los miles de familias que actualmente, estando en riesgo de pobreza, no acceden a esta prestación, y que aumente las cuantías para familias con hijos e hijas a cargo, especialmente las monomarentales.
Del mismo modo, Save the Children apuesta por implementar una nueva ayuda a la crianza que promueva mayores niveles de conciliación y alcance un mayor número de familias con bajos ingresos y menores a cargo, más allá de las beneficiarias del IMV o la RGI.
La organización insiste en la importancia de continuar asegurando la educación presencial, además de seguir promoviendo iniciativas y programas destinados a combatir las desigualdades en el entorno educativo, especialmente aquellas causadas por la brecha digital. Asimismo, es necesario priorizar el seguimiento, apoyo y refuerzo específico al alumnado de familias socioeconómicamente vulnerables, con necesidades educativas especiales o con dificultades de aprendizaje. Es un trabajo que no puede ser solo educativo sino también psicosocial.
Para combatir los efectos del sedentarismo sobre la salud provocados por el confinamiento, el ‘pantallismo’ y las posteriores restricciones a la práctica del deporte escolar, la organización solicita promover actividades deportivas y de ocio incluyendo el tiempo libre y de ocio en la rutina diaria de niños, niñas y adolescentes, y facilitando el acceso a espacios públicos en los que puedan hacer deporte y socializar con otros niños y niñas, en condiciones seguras.
Para luchar contra la pobreza energética, Save the Children apuesta, entre otras medidas, por extender la prohibición de los cortes de suministro energético más allá de la vigencia del estado de alarma.
Save the Children explica que todas estas propuestas son realistas y realizables a través de los Fondos Europeos de Recuperación. “Debemos garantizar la inclusión de la infancia en los Planes de Recuperación, Transformación y Resiliencia, tanto a nivel estatal como autonómico, para que se lleven a cabo las reformas e inversiones necesarias que garanticen que nadie se quede atrás”, concluye Charo Arranz.
Sobre Save the Children
Save the Children es la organización independiente líder en la defensa de los derechos de la infancia en todo el mundo. Trabaja desde hace más de 100 años para asegurar que todos los niños y niñas sobreviven, aprenden y están protegidos. Actualmente la organización opera en más de 120 países, y en Euskadi está presente desde hace más de 15 años, proporcionando apoyo educativo, y actividades de ocio y tiempo libre a más de 500 niños y niñas en riesgo de pobreza o exclusión social en Bilbao, Barakaldo y Vitoria-Gasteiz.
En España trabaja desde hace más de 20 años con programas de atención a los niños y niñas más vulnerables, centrados en la infancia en riesgo de pobreza o exclusión social. A través de sus programas en España, proporcionan una atención integral a los niños, niñas y sus familias para que la situación económica o de exclusión social en la que viven los niños no les impida disfrutar plenamente de sus derechos y puedan alcanzar el máximo de sus capacidades.