Afganistán, Sudán, Somalia y Malí encabezan la lista de países donde los sistemas educativos corren mayor riesgo de colapso

 

Colombia, el país que más mejora y Líbano, el que más empeora

Niñas en una escuela a las afueras de Kabul

Niñas de 10 años en una escuela a las afueras de Kabul. Foto: Charlotte Rose/Save the Children



Londres / Ginebra, 4 de octubre de 2022. La educación de casi 49 millones de niños y niñas en Afganistán, Sudán, Somalia y Malí corre un riesgo extremo de colapsar, según Build Forward Better 2022, el nuevo análisis de Save the Children sobre cómo una serie de factores extremos se ha combinado para dañar de forma dramática los sistemas educativos de los países más vulnerables. Entre esos factores se encuentran las consecuencias de la pandemia de Covid-19, los conflictos armados, el cambio climático, los desplazamientos forzosos y la falta de acceso a tecnología.

Por segundo año consecutivo, Save the Children ha llevado a cabo una clasificación de 182 países  basada en la fragilidad de sus sistemas educativos. Si bien la cantidad de países en riesgo extremo se ha reducido desde 2021 de ocho a cuatro −probablemente debido al mayor acceso a las vacunas contra la Covid-19−, la crisis mundial del hambre que ahora se está viviendo como resultado de nuevos y prolongados conflictos, el aumento de los precios de los alimentos y el clima extremo está perjudicando más si cabe a la educación en estos países.

En comparación con los resultados del informe precedente, Build Forward Better 2021, si bien algunos países han logrado mejoras significativas, muchos permanecen en alto riesgo o han incluso empeorado. De los países evaluados, Afganistán tiene el mayor nivel de riesgo, sube desde el cuarto al primer lugar en 2021, debido a que su sistema educativo ha empeorado desde que los talibanes tomaron el control del país en agosto del año pasado, poniendo en peligro el futuro de la infancia, en especial de las niñas, a las que se les sigue prohibiendo acudir a clase en secundaria.

Tras Afganistán, se sitúan Sudán, Somalia y Malí, todos con sistemas educativos clasificados como en riesgo extremo. Somalia se mantuvo sin cambios en el tercer lugar de la lista, mientras que los riesgos para la educación en Sudán y Malí han aumentado.

En el lado positivo se encuentra Colombia, que protagoniza una de las mayores mejoras con respecto a su situación en 2021, pasando de una situación de riesgo alto a riesgo moderado. Este país ha pasado del puesto 28 al 58, en parte debido a un mejor acceso a las vacunas contra la Covid-19.

En la situación opuesta se encuentra Líbano, país que experimentó uno de los mayores empeoramientos, ascendiendo del 68 al puesto 32 en la clasificación, en parte debido la crisis económica galopante y al desempleo juvenil, que ha aumentado considerablemente.

La crisis climática amenaza aún más el derecho de la infancia a aprender dado que los fenómenos meteorológicos extremos dañan o destruyen los centros educativos, y es probable que un número cada vez mayor de niños y niñas tenga que huir de sus hogares, abandonando su educación.

Las consecuencias de no poder ir a la escuela

A los niños, niñas y adolescentes que no asisten a la escuela suele resultarles más difícil recuperar el aprendizaje perdido y se vuelven más vulnerables al hambre, la violencia, el abuso, el trabajo infantil y el matrimonio forzoso, especialmente las niñas y los niños que viven en países de bajos ingresos, en campos de personas refugiadas y en zonas de guerra.

Los países muy vulnerables, que se exponen a peligros como el cambio climático o problemas en el sistema sanitario no siempre cuentan a su vez con un sistema educativo en alto riesgo de colapso. Un país puede tener una exposición de alto riesgo, pero una buena preparación puede reducir el riesgo neto general. Por ello, Save the Children hace un llamamiento a todos los países para que tengan un plan de preparación para garantizar el aprendizaje y el bienestar de los niños y niñas en futuras crisis.

La organización también pide a los gobiernos con sistemas educativos con niveles de riesgo extremos o altos que tomen medidas rápidas para evitar una catástrofe de aprendizaje prolongada. Estas acciones incluyen aumentar el refuerzo educativo, priorizar la enseñanza de los conceptos básicos y garantizar que se realicen evaluaciones para que los niños y las niñas puedan asistir a la clase que mejor se adapte a su nivel de aprendizaje en lugar de a su edad.

“La pandemia de Covid-19 ha sido una de las catástrofes más disruptivas y dañinas con respecto al acceso a la educación. La generación pandémica de estudiantes nunca olvidará las cicatrices de estos años”, asegura Vicente Raimundo, director de Cooperación Internacional y Acción Humanitaria de Save the Children. “No podemos permitir más retrocesos”, concluye.



SOBRE SAVE THE CHILDREN

Save the Children es la organización independiente líder en la promoción y defensa de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Trabaja en más de 120 países atendiendo situaciones de emergencia y programas de desarrollo. Ayuda a los niños y niñas a lograr una infancia saludable y segura.    

En España trabaja desde hace más de 30 años con programas de atención a los niños y niñas más vulnerables, centrados en la infancia en riesgo de pobreza o exclusión social. A través de sus programas proporcionan una atención integral a los niños, niñas y sus familias para que la situación económica o de exclusión social en la que viven los niños no les impida disfrutar plenamente de sus derechos y puedan alcanzar el máximo de sus capacidades.