6 FORMAS DE IMPULSAR
los derechos de las niñas
Las niñas de hoy en día cuentan con más derechos, tienen más probabilidades de sobrevivir hasta la edad adulta y son libres de tomar decisiones sobre sus propias vidas y cuerpos que las generaciones anteriores. Pero queda mucho camino que recorrer.
Cada crisis amenaza con revertir los avances adquiridos para las niñas. La emergencia climática, los conflictos y las reacciones contrarias a los derechos en todo el mundo se traducen en que la vida de las niñas sigue estando marcada por un ciclo de retroceso y recuperación de sus derechos.
Con el tiempo, este ciclo hace que los sistemas de los que dependen las comunidades para la atención médica, la seguridad, la protección, la educación y la economía sean más débiles y se rompan con más facilidad. Es decir, se convierten en países más frágiles.
En nuestro informe Global Girlhood definimos la “fragilidad” de un país o una zona cuando el Gobierno no cumple con sus responsabilidades como garante de los derechos, por ejemplo, a la hora de promulgar y hacer cumplir las leyes o de gestionar la economía y los servicios que la población necesita para estar segura.
Hoy, 25 de noviembre, día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer y ante el aumento de la fragilidad en todo el mundo, en Save the Children vemos la urgencia de buscar fórmulas para impulsar la defensa de los derechos de las niñas y acelerar el progreso hacia la igualdad de género. Estas son nuestras recomendaciones:
1. Reforzar a los gobiernos como garantes de derechos
Los gobiernos deben asumir la plena responsabilidad de garantizar los derechos de todas las personas dentro de su país, incluidas las niñas, con el apoyo de políticas, financiación y recursos para la implementación y la prestación de servicios.
2. Abordar la fragilidad en todos los países
Los gobiernos de todos los países deben actuar para abordar los factores de riesgo de fragilidad, centrándose en la desigualdad de género y las formas de discriminación y diferencias de poder que se entrecruzan, como la discapacidad, la orientación sexual, el origen étnico y los ingresos familiares.
3. Aumentar la inversión en los países frágiles
Los gobiernos, las agencias de la ONU, las organizaciones de la sociedad civil y la ciudadanía deben incrementar urgentemente la inversión en los países frágiles, guiados por el compromiso de garantizar que las personas afectadas participen de forma significativa en la toma de decisiones que afecten a sus necesidades.
4. Construir nuevas coaliciones
Los gobiernos, las agencias humanitarias y de la ONU y la sociedad civil -incluidas las ONG- deben construir nuevas coaliciones centradas en abordar los impactos de la fragilidad, reuniendo a grupos que normalmente trabajan en crisis humanitarias o en países de bajos ingresos. Además, los grupos feministas, liderados por niñas y en defensa de los derechos de las mujeres, las niñas y las comunidades necesitan ser partícipes en esas coaliciones.
5. Desarrollar y aplicar NORMAS que funcionaN
Estas nuevas coaliciones deberían desarrollar y aplicar acciones que garanticen los derechos de las niñas en los países frágiles, basándose en las pruebas existentes de lo que funciona. Por ejemplo:
- Situar la igualdad de género en el centro del desarrollo y la aplicación de leyes, políticas y programas.
- Invertir en organizaciones feministas, dirigidas por niñas y de defensa de los derechos de la mujer para fortalecer los movimientos independientes del Gobierno, de modo que puedan liderar sus propias agendas y hacer que los ejecutivos y otros miembros de estas coaliciones rindan cuentas ante las comunidades.
- Reconocer a las niñas como expertas en sus propias vidas, garantizando que dispongan de los medios para defender de forma segura y significativa sus experiencias y contribuir a la investigación sobre estas, al desarrollo de políticas, a las intervenciones humanitarias y a las decisiones de financiación para apoyar su implementación.
- Aprovechar los nuevos conocimientos sobre cómo reducir el impacto de una crisis antes de que se produzca y hacer que los sistemas nacionales —como la salud, la educación y la aplicación de la ley— sean más resilientes (más capaces de sobrevivir o seguir funcionando durante las crisis).
6. Aprender e innovar
Los gobiernos y la sociedad civil deben impulsar una investigación segura, ética, sistemática, con datos y con una evaluación innovadora para garantizar que se cumplen los derechos de las niñas.