Crisis migratoria en Canarias y Ceuta: Elegir entre dejarlos desatendidos o proteger sus derechos y que formen parte de nuestra sociedad

  • La solución a la saturación de los centros de acogida de menores extranjeros en varias comunidades debe ser estructural y coordinada entre ellas y el Estado.
  • El reparto proporcionado y a tiempo aliviaría la presión sobre determinadas regiones fronterizas y permitirá una distribución más efectiva de recursos y servicios

Madrid, 22 de agosto de 2024 – Durante 2024 han llegado a España más de 2.000 niños y niñas migrantes sin sus progenitores. Estos menores de edad, que arriesgan sus vidas para llegar hasta nuestro país, son menores en desamparo. Es decir, las comunidades autónomas tienen la responsabilidad de velar por la protección de sus derechos. Esta protección efectiva se vuelve complicada cuando los recursos de los que se disponen están desbordados.

Ante la saturación de los centros de acogida de menores extranjeros en territorios como Canarias y Ceuta, y ante la próxima visita del presidente del Gobierno de España a La Palma, donde se reunirá con el presidente canario, Save the Children recuerda que la solución debe poner en el centro las necesidades y los derechos de la infancia y, por el bien del sistema, esta debe ser estructural y coordinada entre el Estado y las autonomías. Además, debe garantizarse un trato digno y justo a todas las personas menores de edad, independientemente de su punto de llegada a España. 

“La saturación del sistema de protección de menores, como ahora mismo es el caso de Canarias y Ceuta, no permite garantizar los derechos de la infancia no acompañada que llega a estos territorios. ¿Queremos dejar a estos niños, niñas y adolescentes desamparados o queremos proteger sus derechos y dotarles de las herramientas necesarias para que formen parte de la sociedad española plenamente?”, pregunta Catalina Perazzo, directora de Incidencia Social y Políticas de Infancia en Save the Children España. El reparto proporcionado y a tiempo no solo aliviaría la presión sobre determinadas regiones fronterizas dentro del territorio español, sino que también permitiría una distribución más efectiva de recursos y servicios para atender las necesidades específicas de la infancia y adolescencia.

Save the Children reconoce que la presencia de niños y niñas en los flujos migratorios supone un desafío para muchas administraciones públicas en materia de protección de infancia, por lo que insiste en la necesidad de tomar medidas estructurales que permitan planificar y responder de manera coordinada a las necesidades del sistema y prevenir situaciones de saturación. Para ello, sería necesario llevar a cabo reformas oportunas que garantizaran responsabilidades compartidas entre las comunidades autónomas y la Administración General del Estado para el cumplimiento de las obligaciones que se derivan de la Convención sobre los Derechos del Niño.

“Aún podemos hacer mucho más. Es necesario reforzar el enfoque de infancia en la toma de decisiones y sacarla de la contienda política, ya que los niños, las niñas y los adolescentes tienen derecho a la plena protección y disfrute de sus derechos sin discriminación, incluso en situaciones de emergencia. Esto es imposible de garantizar si no se pone en marcha un sistema estable y corresponsable que traslade de manera proporcionada a los niños y niñas que llegan”.

Perazzo asegura que las decisiones de emergencia deben estar acotadas y ser excepcionales. “España es un país receptor de flujos migratorios y debemos trabajar en paralelo en la creación de un sistema con capacidad para recibir y repartir el flujo de menores no acompañados de manera equitativa y corresponsable, evitando situaciones de colapso como la actual. Estamos hablando del reparto de menos de 3.000 niños y niñas, una cifra completamente asumible por un país de nuestras características económicas y demográficas”, concluye.

Europa es un sueño para muchos de estos niños y adolescentes. Algunos vienen buscando las oportunidades que no han encontrado en su tierra de origen. Otros, huyen de situaciones de violencia o conflicto y, aunque lo quisiesen, no podrían volver a su país. Lo que se hace evidente tras la experiencia de los últimos 20 años es que los flujos migratorios del continente africano hacia España y otros países europeos son una realidad creciente, así como el perfil de menor migrante no acompañado.

Y van a continuar llegando mientras la pobreza, las desigualdades y las guerras sigan existiendo. Es por esto que es fundamental poner en marcha canales seguros de acceso al territorio que incluyan la perspectiva de infancia. Estos son la única alternativa para niños y niñas que a día de hoy necesitan jugarse la vida en la búsqueda de un futuro mejor.