Día Mundial
del Agua
En 1993, la ONU declaró oficialmente la celebración del Día Mundial del Agua cada 22 de marzo con el objetivo de centrar la atención en la importancia del agua dulce y abogar por la gestión sostenible de este recurso. Desde entonces, se utiliza esta efeméride como herramienta de concienciación que sirve para balancear la situación actual de los recursos hídricos del planeta y su afectación en las personas.
Tres décadas más tarde, los datos son abrumadores y se espera que empeoren todavía más en los próximos años a medida que se agrava el cambio climático. En 2023, según informes de las Naciones Unidas, 2.200 millones de personas en todo el mundo carecían de agua potable gestionada de forma segura.
Agua para la paz
“Agua para la paz” es el lema del Día Mundial del Agua de 2024 que pretende destacar los beneficios de la gestión del agua como conducto para la paz, para mejorar la cooperación y prevenir las disputas relacionadas con el agua.
El agua no es un recurso por el que competir, sino un derecho humano. La prosperidad y la paz dependen del agua. Por eso, a medida que los gobiernos de los países implementen en sus políticas la gestión del cambio climático, de los movimientos migratorios masivos y de la inestabilidad política, deberán poner también en el centro de los planes la cooperación hídrica.
Si el agua potable escasea o las personas tienen dificultades para acceder a ella, las tensiones entre comunidades pueden aumentar. El acceso al agua puede desencadenar conflictos.
Además, el agua puede sacarnos de una crisis. Tanto las acciones internacionales como las de nivel local crean un efecto de cascada en positivo y fomentan la armonía entre comunidades. La unión en torno al aprovechamiento justo y sostenible del agua fomenta la resiliencia ante cualquier desafío.
El trabajo de Save the Children en WaSH
En zonas en conflicto o cuando estalla una emergencia, la gestión del agua cobra todavía más importancia, si cabe. Sin agua potable ni instalaciones adecuadas de saneamiento e higiene, los niños y las niñas -especialmente los que ya sufren desnutrición- se vuelven aún más susceptibles a las enfermedades transmitidas por el agua.
Para prevenir el estallido de una emergencia de salud pública, los servicios de agua, saneamiento e higiene (WaSH, por sus siglas en inglés) deben estar preparados para apoyar a la infancia y a sus comunidades en tiempos de crisis, incluidos los conflictos armados y otros contextos frágiles. El agua potable, los aseos y una buena higiene mantienen a niños y niñas vivos y sanos.
Cuando sobreviene una crisis, trabajamos desde el principio para garantizar el acceso al agua potable, saneamiento adecuado e higiene apropiada para reducir las enfermedades diarreicas, la fiebre tifoidea, las enfermedades transmitidas por vectores y la sarna. En estos entornos, la higiene personal, especialmente el lavado de manos, es crucial para prevenir brotes de enfermedades. Nuestras actividades incluyen la rehabilitación y construcción de letrinas y puntos de acceso al agua en comunidades, centros de salud y escuelas, proporcionando suministros como jabón y fomentando y apoyando a los comités de agua de las comunidades para difundir mensajes para promover la higiene personal.
Un ejemplo de nuestro trabajo en WaSH lo encontramos en la emergencia humanitaria que se dio en los terremotos de Turquía y Siria. En los primeros días tras el seísmo proporcionamos ayuda de primera necesidad como ropa de abrigo, comida caliente y agua. Sin embargo, en una segunda fase de la ayuda, meses después del terremoto, seguimos ofreciendo apoyo: “Más tarde, empezamos a instalar depósitos de agua y ahora estamos instalando otros elementos, como letrinas, para que la gente pueda acceder a mejores servicios de agua y saneamiento”, cuenta Ceyda Yelkalan, responsable de comunicación e incidencia de Save the Children Türkiye. “Actualmente, a través de nuestras actividades WaSH, estamos proporcionando información esencial tanto a mujeres como a niños y niñas sobre cómo mantenerse limpios”, añade.
También lo hacemos en el entorno educativo. Mientras miles de niños y niñas viven temporalmente en campamentos de contenedores, les proporcionamos pequeños artículos de agua y saneamiento para que puedan ir a la escuela seguros. Además, “estamos estableciendo letrinas en centros de aprendizaje temporales que hemos construido o rehabilitado para los niños y niñas que han perdido sus escuelas”, explica Yelkalan.
Muchas veces damos por sentado el derecho de acceso a agua potable con el simple gesto de abrir un grifo o disponer de una red de saneamiento adecuada, sin embargo, para muchas personas en todo el mundo, este gesto todavía está muy lejos de convertirse en cuotidiano.