Londres/Ginebra, 26 de diciembre de 2023 – Alrededor de seis millones de niños y niñas se han visto abocados al hambre en los 10 principales países que enfrentaron un empeoramiento de las crisis alimentarias este año, hecho que representa un aumento del 32% en comparación con 2022, según un nuevo análisis de Save the Children.
Desde enero, 5,8 millones de niños y niñas –alrededor de 16.000 por día– han entrado este año en niveles crónicos de hambre en Sudán, Somalia, Burundi, Yibuti, Gambia, Haití, Líbano, Liberia, Senegal y Malawi, según los datos del Integrated Food Security Classification. Esto significa que, en conjunto, 24 millones de niños y niñas pasan hambre en esos países.
Sudán experimentó el deterioro más significativo: dos de cada cinco niños o niñas del país no saben de dónde vendrá su próxima comida.
La situación en Sudán está fuera de control tras el estallido de violencia de abril, que empujó a cuatro millones de niños y niñas a niveles críticos de hambre este año, lo que supone un asombroso aumento del 74% con respecto a 2022. El número de niños y niñas que se encuentran al borde del hambre en Sudán se ha duplicado a 2,9 millones desde 1,4 millones el año pasado.
Somalia experimenta el segundo peor deterioro del hambre en 2023, con 500.000 niños y niñas más enfrentando hambre este año en comparación con el anterior, lo que eleva el número total de niños y niñas que pasan hambre a 3,5 millones.
Según dicha entidad, la Fase 3 es una crisis, la Fase 4 es una emergencia y la Fase 5 se utiliza cuando la situación alcanza condiciones similares a las de una hambruna: el peor escenario categorizado por inanición, muerte y niveles extremadamente críticos de desnutrición aguda.
Nana Ndeda, responsable de Promoción y Políticas contra el Hambre de Save the Children, alerta de la gravedad de la situación: “Este año hemos visto cómo el hambre a nivel global se ha disparado en varios países del mundo, incluido Sudán, que se enfrenta a la impactante cifra de cuatro millones más de niños y niñas que pasaban hambre”.
Ndeda asegura que “el hambre no es una causa perdida” y cree que “en las últimas décadas se han logrado enormes avances, pero si los conflictos, la inestabilidad económica y la crisis climática empeoran, también lo hará el hambre. Si queremos poner fin al hambre mundial, debemos abordar todas las causas fundamentales. No podemos seguir escondiéndolo debajo de la alfombra”.
La República Democrática del Congo (RDC) siguió siendo la mayor crisis de hambre infantil del mundo en 2023, a pesar de una ligera reducción en el número de niños y niñas que enfrentan niveles críticos de hambre en el país. Actualmente, alrededor de 13,5 millones de niños y niñas padecen inseguridad alimentaria aguda.
En general, en 2023 ha habido algunos avances en el alivio de algunas de las mayores crisis alimentarias del mundo que afectan a los niños y las niñas, donde la situación se mantuvo relativamente estable según lo medido por el porcentaje de niños en la Fase 3 y superiores.
Save the Children hace un llamamiento a los líderes mundiales para que aborden las causas profundas de la inseguridad alimentaria y nutricional aguda. Sólo poniendo fin al conflicto global, abordando la crisis climática y la desigualdad global y construyendo sistemas de salud, nutrición y protección más resilientes y menos vulnerables a shocks como el de la Covid-19, los conflictos y la crisis climática, podremos garantizar que las mismas advertencias no vuelvan a sonar en 2024.
Save the Children también pide una mayor colaboración entre los gobiernos, las organizaciones humanitarias y de desarrollo, los grupos climáticos y el sector privado. Los niños, las niñas y el resto de miembros de cada sociedad deben poder opinar en estas discusiones. Ningún sector o intervención por sí solo puede responder a las numerosas causas y vulnerabilidades que conducen a la inseguridad alimentaria y nutricional, pero combinados, el impacto será más eficaz, eficiente y a escala.