2 de cada 3 matrimonios infantiles se producen en los países más afectados por la crisis climática

Save the Children, que participa en la COP28, alerta de que la crisis climática no solo multiplica los casos de matrimonio infantil forzoso, sino que también afecta a todos los derechos de los niños, niñas y adolescentes, como el de salud y la educación.  

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 © Save the Children

 

Madrid, 5 de diciembre. La COP28, la cumbre del clima de Naciones Unidas que se inició el 30 de noviembre, ha comenzado con el récord máximo de concentración de gases de efecto invernadero, según la revista científica Earth System Science. Con toda probabilidad, este año se convertirá en el más cálido jamás registrado, con un impacto cada vez mayor en la infancia.   

“Los niños y niñas son los más afectados por la crisis climática, y, en especial, las niñas”, dice Andrés Conde, director general de Save the Children. El nuevo análisis de esta organización Informe mundial sobre la infancia 2023 muestra que, de aquí a 2030, aproximadamente el 60 % de las niñas (931 millones) vivirá al menos un fenómeno meteorológico extremo, como una inundación, una sequía o una ola de calor. Y estos desastres climáticos provocan un aumento de casos de matrimonio infantil.  

Aproximadamente 2 de cada 3 matrimonios forzados de niñas tienen lugar en las regiones con un alto riesgo climático, como Sudán del sur, Burkina Faso, Etiopía, Bangladesh, Mali, Malaui, entre otros. Estos desastres pueden dar lugar al cierre de escuelas, con el riesgo que conlleva para las niñas, porque está demostrado que salir del sistema educativo las aboca a menudo al matrimonio forzado. “Los fenómenos climáticos extremos, como inundaciones y sequías, también implican la pérdida de las cosechas, que se traducen en una disminución en los ingresos de las familias. Y para sobrellevar la situación económica, toman la dolorosa decisión de casar a sus hijas”. Además, en época de crisis, “la violencia de género aumenta y es probable que las familias decidan no enviar a sus hijas a la escuela u obligarlas a casarse para evitar esa violencia o asegurarse de que otra familia las mantenga”, detalla el director. 

La investigación de Save the Children ofrece algunos ejemplos del impacto de la crisis climática en el crecimiento del número de matrimonios forzados: en las zonas de Etiopía más afectadas por la sequía y la falta de alimentos, las tasas de matrimonio infantil aumentaron un 119 % en 2022 en comparación con 2021, en Bangladesh, las probabilidades de que las niñas de entre 11 y 14 años contraigan matrimonio se duplican en los años posteriores a las olas de calor extremo, y, en definitiva, se ha constatado que un aumento o una disminución del 10 % de las precipitaciones representa un 1 % del aumento en casos de matrimonio infantil a nivel mundial. 

Estas niñas, que viven en países con los más altos niveles de matrimonio infantil y riesgo climático, se enfrentan, a su vez, a lo peor de la crisis alimentaria actual. “Nuestros padres tienen dificultades para encontrar comida suficiente para alimentarnos. [Por la crisis climática] No sólo se destruyen las cosechas, sino que tampoco tenemos dinero suficiente para seguir yendo a la escuela o para recibir tratamiento cuando caemos enfermos”, afirman un grupo de niños y niñas de Madagascar. 

Los niños y niñas quieren ser escuchadas 

Save the Children manifiesta que la crisis climática es una crisis de los derechos de la infancia. “Debemos dejar de ver a niños, niñas y adolescentes solo como población vulnerable ante el cambio climático, y empezar a invitarlos a las negociaciones”, declara Conde. La organización dice que la acción sobre el cambio climático no es sólo una obligación moral, sino también legal para que “los Gobiernos actúen priorizando el interés de la infancia y no dejándola al margen de las decisiones clave sobre este tema, a pesar de ser lo que más afecta a sus vidas, y así será durante décadas”.  

Emna, 14 años, que participa en los programas de Save the Children en Valencia, dice que “la crisis climática nos afecta demasiado, sobre todo en la salud”. Su amiga, Ashley, de 13 años, coincide con ella y añade que “no es normal que estemos a estas alturas de año en la hora del patio y estemos muriendo de calor con manga larga. Hace un calor que parece junio”.  

Las niñas y niños quieren ser escuchados por todos aquellos que toman las decisiones que les afectan. “Los políticos lo intentan, pero una cosa es intentarlo y otra hacerlo. Se ocupan antes de temas como economía, territorio y no se ocupan del problema más grande. Te puedes pelear por tu territorio, tu país o tu dinero, pero si hace un calor o un frío que no puedes aguantar, no se puede vivir y el resto da igual”, expresan estas niñas valencianas. 

¿La COP28, una nueva oportunidad? 

“Es difícil no caer en la desesperanza, pero aún hay tiempo para cambiar este futuro desolador”, afirma Conde. Save the Children revela que, si se consigue mantener el aumento de la temperatura en 1,5 grados, la exposición adicional de los recién nacidos a las olas de calor durante toda su vida se reducirá en un 45%, en un 39% en el caso de las sequías, en un 38% en el de las inundaciones fluviales, en un 28% en el de las pérdidas de cosechas, y en un 10% en el de los incendios forestales. Así, en última instancia, el número de matrimonios infantiles reducirá.  

La COP28 ya ha conseguido un primer acuerdo para que el fondo de pérdidas y daños esté operativo y ayude a los países en vías de desarrollo a reconstruirse, recuperarse y prosperar del calentamiento global. “Esta cumbre es una oportunidad para que los niños y niñas sean escuchados, aumente la financiación para que niños y niñas y sus familias se adapten a la crisis climática y se limite el calentamiento global a 1,5 grados”, concluye Conde.