Kiev, 23 de agosto de 2023. Las víctimas infantiles en Ucrania aumentaron en más de un 7% entre mayo y agosto en comparación con los cuatro meses anteriores, al triplicarse los ataques aéreos y con drones, sin que el peligro al que se enfrentan los niños y niñas tras 18 meses de guerra haya llegado a su fin, según declara Save the Children.
Desde mayo de 2023, un total de 148 niños y niñas han muerto o resultado heridos en Ucrania, lo que eleva a más de 1.700 el número de víctimas infantiles desde la escalada bélica del 24 de febrero del año pasado, según datos de la ONU. Esta cifra incluye 545 fallecimientos, de los cuales 24 niños y niñas perdieron la vida este verano.
El mes de junio fue el más mortífero en lo que va de año para la infancia, con 11 niños y niñas muertos y 43 más heridos. Según datos verificados de la ONU, entre el 1 de mayo y el 13 de agosto se produjo un aumento de todas las víctimas civiles en Ucrania, registrándose en julio el mayor número de víctimas civiles totales en 2023, con 865.
Los informes sobre el conflicto mostraron que entre el 1 de enero y el 30 de abril se produjeron 459 ataques aéreos y de aviones no tripulados. Esta cifra aumentó a 1.432 entre el 1 de mayo y el 4 de agosto, y cerca del 95% de estos ataques se produjeron en zonas pobladas.
En uno de estos ataques, la mañana del 31 de julio, un misil alcanzó un bloque de apartamentos en Kryvyi Rih, al sur de Dnipro, destruyendo cinco plantas de un rascacielos. En el incidente murieron una niña de 10 años y su madre, y se registraron más de 80 víctimas, entre ellas siete niños heridos.
La vivienda de Lyudmyla [nombre ficticio] fue una de las más de 250 dañadas en el barrio. La explosión reventó todas las ventanas de la casa de su familia. "El ruido despertó a mi nieto de 18 años, que estaba conmocionado y salió corriendo de la cama en cuanto oyó la explosión. Ni siquiera pudo cambiarse de ropa. Más tarde volvió para recoger unos documentos y fue entonces cuando se produjo otra explosión. Estaba aterrorizado por un ruido tan fuerte", explica Lyudmyla, de 65 años. "Mis otros dos nietos, de 11 y 13 años, estaban con su madre en casa de un pariente. Estaban a sólo 300 metros de la explosión. Las ventanas y puertas de ese apartamento también volaron por los aires. Todos estaban asustados", añade.
El 11 de agosto, un niño de 8 años murió en Kolomyia, al oeste de Ucrania, después de que un misil impactara en el jardín trasero de su casa. Dos días después, en la región de Jersón, una familia de cuatro miembros murió a causa de los bombardeos, entre ellos un niño de 12 años y una niña de sólo 23 días. La semana pasada, el 19 de agosto, una niña de seis años fue una de las siete víctimas mortales y 180 heridos de un ataque en la ciudad septentrional de Chernihiv.
Sin tregua
Según Amjad Yamin, director de Incidencia Política de Save the Children en Ucrania, no parece haber tregua para el cese de hostilidades que afectan a niños, niñas y adolescentes, así como a sus familas: “La guerra a gran escala llega ya a los 18 meses. Hemos sido testigos de numerosos ataques contra zonas pobladas que se han cobrado la vida de menores y personas adultas, han dejado a cientos de personas heridas o gravemente angustiadas y han dañado o destruido viviendas, sumiendo a miles de familias en la incertidumbre”.
Yamin explica que la gran mayoría de las bajas se atribuyen a misiles y aviones no tripulados disparados contra zonas residenciales. “Esto sirve como un sombrío recordatorio de que las armas explosivas no deben utilizarse cerca de zonas pobladas, como ciudades y pueblos", añade.
Save the Children hace un llamamiento a todas las partes para que se adhieran a las obligaciones derivadas del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos, y garanticen que la población civil y los bienes de carácter civil, especialmente los utilizados por los niños y niñas, como hogares, escuelas y hospitales, estén protegidos de los ataques.
Save the Children en Ucrania
La organización lleva operando en Ucrania desde 2014, prestando ayuda humanitaria a niños, niñas, adolescentes y sus familias afectados por las hostilidades. También presta apoyo a familias de refugiados en toda Europa y ayuda a los niños y niñas a acceder a la educación y a otros servicios esenciales.