Dos años de gobierno talibán: Más de un tercio de los niños y niñas afganos entrevistados por Save the Children, empujados al trabajo infantil

La organización urge a la comunidad internacional a aumentar la ayuda humanitaria 

Nadira sufre desnutrición

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Kabul, 15 de agosto de 2023. Más de uno de cada tres (38,4%) de los niños y niñas encuestados por Save the Children en Afganistán se han visto obligados a trabajar para ayudar a sus familias a hacer frente a los crecientes niveles de pobreza y hambre, dos años después de que los talibanes recuperaran el control en el país. 

Los niños y niñas se ven obligados a vivir en situaciones peligrosas para mantenerse a sí mismos y a sus familias, e incluso una niña murió aplastada por un camión mientras pasaba mercancías de contrabando por un cruce fronterizo.

Tres de cada cuatro niños y niñas encuestados (76,1%) afirman que comen menos que hace un año, ya que la peor sequía del país en 30 años ha provocado la pérdida de cosechas y la muerte del ganado, y ha situado los alimentos y el agua fuera del alcance de gran parte de la población. La sequía ha afectado al 58% de los hogares entrevistados por Save the Children.  

Este nuevo análisis de la organización, basado en una encuesta realizada en hogares de seis provincias, muestra la crudeza de las necesidades de la población del país, que experimenta una mezcla mortal de pobreza, cambio climático y hambre. Con millones de personas privadas de ayuda alimentaria debido a los recortes en la financiación de terceros países, urge una llamada de atención a la comunidad internacional para que deje de mirar hacia otro lado.

Sajida [nombre ficticio], de 31 años, y su familia del norte de Afganistán se han visto muy afectadas por la sequía y la crisis económica. Sajida desearía poder alimentar a sus hijos con patatas, fruta y carne, pero sólo pueden permitirse arroz. A dos de sus hijas, las gemelas Nahida [nombre ficticio] y Nadira [nombre ficticio], de 8 meses, les han diagnosticado desnutrición aguda grave y están recibiendo tratamiento en una clínica móvil de Save the Children. 

"No tenemos agua en nuestro pueblo. Vamos a otro pueblo y utilizamos burros para traerla aquí. Hay largas colas [de personas] esperando agua. Todos los agricultores rezan para que llueva, pero este año no tienen esperanzas. Creen que la sequía destruirá la vida que conocíamos", cuenta Sajida.

"Mis hijos vienen y me dicen: ‘Mamá, no queremos comer arroz hervido. Danos patatas fritas’. Pero con los ojos llorosos, les tengo que contestar: ‘Ojalá tuviéramos patatas en la cocina, pero lo único que puedo cocinar es arroz hervido", añade.

Afganistán es uno de los ejemplos más cruentos en el mundo de las consecuencias mortales de la crisis climática para las familias que dependen de la agricultura para sobrevivir. El país se enfrenta ahora a su tercer año consecutivo de sequía, que afecta a más de la mitad de la población.

Los niveles de hambre son más altos en el norte del país, donde las familias dependen en gran medida de la agricultura para sobrevivir. Ahí, la sequía ha provocado hambruna severa en uno de cada tres hogares (34,3%) de la provincia de Sar-e-Pul y en uno de cada cinco hogares (20,7%) de Jawzjan, hogar de Sajida y su familia. Paralelamente, alrededor del 6% de los hogares de las provincias de Nangarhar y Kabul declararon padecer hambre grave. 

El hambre no sólo repercute gravemente en la salud física de los niños y niñas, sino también en su salud mental, generándoles ansiedad y depresión. Las mujeres y las niñas son las más afectadas: más del doble de los hogares encabezados por mujeres padecen hambre severa que los encabezados por hombres y un 17% más de niñas que de niños comen menos en comparación con el año pasado. 

Las consecuencias de esta situación es el aumento del trabajo infantil: más de un tercio (38,4%) de los niños y niñas encuestados trabajan para mantener a su familia y el 12,5% de los hogares asegura que sus hijos emigran para trabajar. Estos hechos originan una crisis de protección infantil sin precedentes.

Para la consecución de estos datos, Save the Children encuestó a 1.207 personas adultas y 1.205 niños y niñas en las provincias afganas de Balkh, Faryab, Jawzjan, Kabul, Nangarhar y Sar-e-Pul, entre el 8 de julio y el 2 de agosto de 2023.

La organización no dispone de datos comparables de las mismas provincias del año pasado. Sin embargo, según información reciente de la Organización Internacional del Trabajo, uno de cada diez niños y niñas afganos trabaja.

Arshad Malik, director general de Save the Children en Afganistán, alerta sobre la situación actual: "Dos años después de que los talibanes recuperaran el control en Afganistán, las condiciones de vida de los niños, niñas y sus familias son pésimas. El hecho de que se empuje a los niños y niñas a prácticas inseguras, como el trabajo y la migración, debería causar conmoción en todo el mundo.

Esperamos que la comunidad internacional, que ha recortado significativamente la financiación de la ayuda alimentaria imprescindible en todo Afganistán, se replantee este enfoque aislacionista, recuerde a los millones de niños y niñas inocentes cuyas vidas están en peligro y deje de castigarles por decisiones con las que no han tenido nada que ver”.

Save the Children pide a la comunidad internacional una inyección urgente de ayuda humanitaria, así como ayuda al desarrollo a largo plazo, para atender las crecientes necesidades de la población afgana. La organización también insta a los gobiernos donantes a que no congelen ni suspendan la financiación en curso o ya existente para la labor humanitaria en Afganistán, ya que esto tendría un efecto devastador en la población civil, especialmente en las mujeres y las niñas. Todas las partes interesadas deben dar prioridad a los derechos de la infancia, especialmente el derecho de las niñas a la educación.

Save the Children en Afganistán

Save the Children trabaja en Afganistán desde 1976, incluso durante periodos de conflicto, cambio de régimen y desastres naturales. Tiene programas en nueve provincias y trabaja con socios en otras seis.

Desde que los talibanes recuperaron el control en agosto de 2021, Save the Children ha ampliado su respuesta para apoyar al creciente número de niños y niñas necesitados en zonas que antes eran inaccesibles. La organización ofrece servicios de salud, nutrición, educación, protección infantil, refugio, agua, saneamiento e higiene y seguridad alimentaria. Desde septiembre de 2021, Save the Children ha llegado a más de 4 millones de personas, incluidos 2,1 millones de niños y niñas.