• Save the Children difunde hoy una nueva investigación en la que determina que las niñas tienen casi el doble de probabilidades que los niños de irse habitualmente a la cama con hambre
• El 46% de las niñas y el 20% de los niños cuentan que no asisten a la escuela
• El 26% de las niñas y el 16% de los niños muestran signos de depresión
Informe (en inglés): https://bit.ly/3QvzlJg
Materiales audiovisuales para medios: https://bit.ly/3dj4EZl
Kabul, 10 de agosto de 2022. Tras un año desde que los talibanes tomaron el control de Afganistán, una crisis económica, una sequía paralizante y nuevas restricciones de los derechos humanos han destrozado la vida de las niñas, excluyéndolas de la sociedad y dejándolas hambrientas, con una cuarta parte mostrando signos de depresión, según un nuevo informe de Save the Children.
El informe, titulado Punto de ruptura: La vida de las niñas y los niños un año después de la toma del poder por los talibanes, muestra que el 97% de las familias luchan por proporcionar suficiente comida a sus hijos e hijas, así como que las niñas comen menos que los niños. Casi el 80% de los niños y niñas aseguran que se han acostado con hambre en los últimos 30 días, aunque son las niñas quienes más sufren esta situación ya que tienen casi el doble de probabilidades que los niños de acostarse sin haber comido lo suficiente.
La falta de alimentos tiene consecuencias devastadoras para la salud de los niños y las niñas y amenaza su futuro. Nueve de cada diez niñas en Afganistán aseguran que sus comidas se redujeron en el último año y que están preocupadas porque están perdiendo peso y no tienen energía para estudiar, jugar y trabajar.
La crisis también está afectando peligrosamente el bienestar mental y psicosocial de las niñas. Según entrevistas con personas adultas a su cargo, el 26% de las niñas muestran signos de depresión en comparación con el 16% de los niños, y el 27% de las niñas tienen signos de ansiedad mientras que en el caso de los niños es el 18%.
Las niñas entrevistadas por Save the Children cuentan que tienen problemas para dormir por la noche porque están preocupadas y tienen pesadillas. También aseguran que han sido excluidas de muchas de las actividades que antes les hacían felices, como pasar tiempo con familiares y amigos e ir a parques y tiendas.
Tras la toma del poder por parte de los talibanes en agosto pasado, se ordenó a miles de niñas de secundaria que se quedaran en casa, revirtiendo años de progreso para la igualdad de género. Las niñas entrevistadas por Save the Children expresan su decepción y enfado por el hecho de que ya no puedan ir a la escuela y comparten que se sienten desesperanzadas por su futuro porque no cuentan con los derechos y libertades que tenían antes.
Más del 45 % de las niñas lamentan que no asisten a la escuela, en comparación con el 20% de los niños, y mencionan los desafíos económicos, la prohibición de los talibanes de que las niñas asistan a clases en la escuela secundaria y las actitudes de la comunidad como las principales barreras que les impiden acceder a la educación.
Parishad, de 15 años, vive en el norte de Afganistán y no va a la escuela porque su padre y su madre no pueden permitirse alimentar a sus hijos e hijas, y mucho menos pagar sus libros y resto de material escolar. La situación de su familia se ha deteriorado rápidamente en los últimos 12 meses y fueron desalojados de su casa porque no podían pagar el alquiler. El propietario se ofreció a comprar a uno de los hermanos o hermanas de Parishad, pero su padre y su madre se negaron.
“Algunos días mi padre no puede traer comida. Mis hermanos y hermanas se despiertan a medianoche y lloran por comida. No como y guardo mi comida para ellos. Cuando mis hermanos y hermanas piden comida, me enfado y lloro mucho. Voy a la casa de mi vecino y pido comida. A veces me ayudan y me dan comida y otras veces dicen que no tienen nada para darme”, narra Parishad.
"Cuando salimos de nuestra antigua casa para venir a esta casa, estaba muy molesta y dije: '¿Por qué nos vamos de nuevo? ¿Por qué nos enfrentamos a estos problemas nuevamente?'. Estaba muy enfadada y fue un momento muy difícil y lloré”, continúa.
Parishad afirma que le encantaría ir a la escuela: “Cuando veo a otras niñas yendo a la escuela, me gustaría poder ir a la escuela también. Todos los meses cambiamos de casa y nos cuesta ir a la escuela. Tampoco tenemos cuadernos y lápices y necesitamos dinero para comprar libros. No puedo tolerarlo. No puedo hacer nada al respecto”.
Tras la retirada de las fuerzas internacionales el año pasado, los talibanes tomaron el poder el 15 de agosto. Se retiraron miles de millones de dólares en ayuda internacional, se congelaron las reservas de moneda extranjera de Afganistán y se derrumbó el sistema bancario. La posterior crisis económica y la peor sequía del país en 30 años han sumido a los hogares en la pobreza.
Los niños y niñas entrevistados por Save the Children cuentan que la situación económica, que está dejando a los hogares sin suficiente dinero para comer y sin artículos básicos, está impulsando un aumento en los matrimonios infantiles en sus comunidades, y que esto está afectando más a las niñas que a los niños. De las personas menores de edad que aseguran que les han pedido que se casaran para mejorar la situación financiera de su familia en el último año, el 88% son niñas.
Chris Nyamandi, director de Save the Children en Afganistán, explica la gravedad de la situación actual: “La vida es terrible para los niños y las niñas aquí, un año después de que los talibanes tomaron el control, se acuestan con hambre noche tras noche. Están exhaustos y consumiéndose, incapaces de jugar y estudiar como solían hacerlo. Pasan sus días trabajando duro en fábricas de ladrillos, recogiendo basura y limpiando casas en lugar de ir a la escuela”.
Save the Children cree que la solución no se puede encontrar solo en Afganistán, sino que es fundamental la implicación de la comunidad internacional. La organización alerta de que si no se proporcionan fondos humanitarios inmediatos y se encuentra una manera de reactivar el sistema bancario y apoyar la economía, niños y niñas perderán su infancia e incluso morirán.
Save the Children ha trabajado en Afganistán desde 1976, incluso durante períodos de conflicto, cambio de régimen y desastres naturales. Cuenta con programas en nueve provincias y trabaja con socios en otras seis provincias.
Desde que los talibanes recuperaron el control en agosto de 2021, Save the Children ha ampliado su respuesta para apoyar al creciente número de niños y niñas necesitados. Brinda servicios de salud, nutrición, educación, protección infantil, vivienda, agua, saneamiento e higiene y seguridad alimentaria y apoyo a los medios de subsistencia. La organización ha llegado a más de 2,5 millones de personas, incluidos 1,4 millones de niños y niñas desde septiembre de 2021.
SOBRE SAVE THE CHILDREN
Save the Children es la organización independiente líder en la promoción y defensa de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Trabaja en más de 120 países atendiendo situaciones de emergencia y programas de desarrollo. Ayuda a los niños y niñas a lograr una infancia saludable y segura.
En España trabaja desde hace más de 30 años con programas de atención a los niños y niñas más vulnerables, centrados en la infancia en riesgo de pobreza o exclusión social. A través de sus programas proporcionan una atención integral a los niños, niñas y sus familias para que la situación económica o de exclusión social en la que viven los niños no les impida disfrutar plenamente de sus derechos y puedan alcanzar el máximo de sus capacidades.