Las familias afganas sobreviven a pan y agua durante el mes sagrado del Islam, mientras empeora la crisis económica: “nunca le desearía este Ramadán a nadie”.
Kabul, 26 de abril de 2022. El aumento del coste de los alimentos en Afganistán ha provocado que muchos niños y niñas solo sobrevivan a base de pan y agua este Ramadán. La guerra en Ucrania podría provocar que aumentara todavía más el precio de los alimentos en este país y el Programa Mundial de Alimentos afirma que podría ser uno de los más afectados por su dependencia del trigo.
Afganistán se enfrenta a su peor crisis alimentaria desde que se tienen registros. Se espera que la mitad de la población -23 millones de personas, entre ellas 14 millones de niños y niñas- pase hambre este año, lo que supone un aumento alarmante. “Los niños y niñas son los más vulnerables durante una crisis de hambre. Sin una alimentación suficiente y adecuada pueden sufrir desnutrición, lo que desencadena en enfermedades, infecciones, retraso en el crecimiento y la muerte”, explica Chris Nyamandi, director de Save the Children Afganistán.
Desde la toma del poder de los talibanes en agosto de 2021, la situación es muy preocupante. Por ejemplo, un kilo de trigo cuesta casi un 45 por ciento más en comparación con junio de 2021, de acuerdo con los datos del Programa Mundial de Alimentos. El Banco Mundial afirma que es probable que los ingresos hayan caído en torno a un tercio en los últimos meses del año pasado. Los medios de comunicación locales informaron esta semana de que un hombre se prendió fuego en la plaza Dehmazang de Kabul por su situación económica.
"Es increíblemente difícil entender cómo el mundo puede quedarse de brazos cruzados mientras se sufre una de las peores crisis de hambre. Nuestros centros se llenan cada día de niños y niñas que no son más que piel y huesos, y nuestro personal médico pasa noches en vela tratando de averiguar cómo pueden ayudarlos. Existen soluciones y el mundo debe actuar ahora”, detalla Nyamandi. "Incluso antes del Ramadán, muchas familias tenían dificultades para ofrecer tres comidas al día a sus hijos e hijas y se han visto obligadas a saltarse comidas, reducir el tamaño de las raciones o eliminar de su dieta alimentos nutritivos como la fruta y la verdura”.
EL RAMADÁN MÁS DIFÍCIL
El mes sagrado del Islam, el Ramadán, se considera un tiempo de celebración, compasión y unidad, pero con la economía del país al borde del colapso, un número cada vez mayor de familias afganas no tienen trabajo, están en la miseria y recurren a medidas desesperadas para alimentar a sus hijos e hijas.
Amara (nombre ficticio), de 44 años, dice estar sorprendida por el precio de los alimentos y descorazonada por no poder mantener a sus ocho hijos. Esta realidad, junto con la pérdida de ingresos desde la reciente muerte de su marido, ha obligado a Amara a enviar a sus hijos a trabajar a la calle. Su hijo gana 0,72 dólares al día cargando las bolsas de la gente.
"La mayoría de las veces los niños se van a la cama con hambre", dijo Amara. "El mes de Ramadán significa que los costes son altos y a menudo no tenemos nada con lo que romper el ayuno. Ahora tengo miedo de preguntar cuánto cuesta la comida en el mercado”.
La situación de Maryam (nombre ficticio), de 32 años, es muy parecida a la de Amara. Los ingresos de su familia han disminuido drásticamente desde el pasado agosto. Ya no pueden pagar el alquiler y todo el dinero se destina a la compra de alimentos. "Antes, mi marido volvía a casa cada noche con bolsas de plástico llenas de fruta y verdura fresca. Pero ahora, llega a casa con las manos vacías. Los niños sienten que les han quitado la comida. No le desearía este Ramadán a nadie, espero que no se repita nunca más", dice Maryam.
El director de la organización ha manifestado que "este año el Ramadán es diferente para muchas familias en Afganistán. Al final de un día de ayuno, las familias solían comer juntas en una comida llamada Iftar, en la que se compartían varios platos. Sin embargo, los padres y madres nos confiesan que están angustiados por no ofrecer esta habitual comida a sus hijos e hijas y que a veces solo comen pan después de haber ayunado más de 12 horas”.
Save the Children recuerda que "los gobiernos internacionales deben proporcionar financiación humanitaria urgente, liberar los activos congelados de la economía de Afganistán y trabajar para estabilizar los pilares clave del sistema financiero" para que la población civil no sufra más.
SAVE THE CHILDREN EN AFGANISTÁN
Save the Children lleva apoyando a las comunidades y protegiendo los derechos de los niños y niñas en todo Afganistán desde 1976, incluso durante periodos de conflicto, cambio de régimen y desastres naturales. La organización tiene programas en 10 provincias y trabaja con ONG colaboradoras en otras tres provincias. Desde la escalada de la crisis en agosto de 2021, Save the Children ha ampliado su respuesta para apoyar al creciente número de niños y niñas necesitados, ofreciendo programas de salud, seguridad alimentaria, nutrición, protección infantil y educación.