Save the Children alerta del delicado estado de salud mental de la población desplazada siria

Nuevo informe sobre Siria: https://bit.ly/2BCLNW5 

Materiales para medios de comunicación: https://bit.ly/2YtGP7m 

Bruselas, 25 de junio de 2020. Tras casi una década de desarraigo como consecuencia del conflicto armado, la salud mental de los niños y las niñas sirios se encuentra gravemente afectada. Así lo recoge el último informe de Save the Children, para el que se ha entrevistado a más de 160 niños y niñas. En él la organización ha constatado que se sienten asustados, sufren discriminación y tienen miedo de volver a casa. 

Ante esta situación, Save the Children pide a los gobiernos que van a participar en la IV Conferencia de Bruselas sobre Siria, que tendrá lugar el próximo 30 de junio, que garanticen que la salud mental de los niños y las niñas desplazados sea prioritaria y su prevención y tratamiento se incluya como parte integral de cualquier intento de lograr soluciones duraderas para las personas desplazadas internamente y refugiadas.

Las experiencias traumáticas en Siria han provocado que estos niños y niñas tengan una sensación ambigua con respecto al regreso a sus hogares, incluso quienes están desesperados por volver a casa sufren ansiedad y miedo ante esa perspectiva. Los padres y las madres informaron a Save the Children que sus hijos e hijas están experimentando un estrés extremo ante la idea, incluidos ataques de pánico, sentimientos incontrolables de miedo, autoaislamiento y enuresis.

Kinan, que actualmente vive en Jordania, tiene miedo de regresar a Siria: "Seré infeliz. Tengo muchos temores sobre la guerra. Tengo miedo de que algún día un misil llegue al techo de mi casa y caiga sobre mi cabeza mientras duermo”. 

Save the Children constata que las consecuencias en el bienestar emocional de los niños y las niñas desplazados van mucho más allá de la grave angustia inicial de verse obligados a huir de las bombas y las balas que destruyeron sus hogares ya que afecta a todos los aspectos de sus vidas. Ser forzados a abandonar sus hogares les desestabilizó; perdieron su hogar, la rutina de ir a la escuela, amigos y otras redes de apoyo, así como todos los patrones habituales de la vida familiar.

Durante las entrevistas realizadas por la organización especializada en infancia, los niños y las niñas evidenciaron una preocupante ausencia de formas de lidiar con el estrés, hecho que se agrava año tras año a medida que continúa su desplazamiento. Su autoestima y su capacidad de recuperación están disminuyendo y un elevado número no ha descubierto una manera de relajarse o de, simplemente, vivir su infancia.

"Viviendo [aquí], me siento fatal. Siento mucho dolor. Somos pobres en un país extranjero y echo de menos mi país", afirmó entre lágrimas Safaa, una refugiada siria de 16 años que vive en un país limítrofe.

Save the Children ha identificado además que muchos niños y niñas desplazados se ven obligados a crecer demasiado rápido y a asumir prematuramente roles de personas adultas para sustentar a sus familias. Asimismo, los padres y las madres lamentan la falta de juguetes y juegos disponibles para sus hijos e hijas.

Dara, de 10 años, vende juguetes usados frente a la casa destruida de su familia para mantener a su padre, cuya discapacidad le impide trabajar. "Me gustaría poder jugar con uno de estos juguetes, pero no puedo. Los vendo para que podamos vivir con ese dinero", cuenta.

Por otra parte, estos niños y niñas aseguraron a Save the Children que estar fuera de su país de origen les lleva también a sufrir una discriminación continua y se sienten inseguros. Fadi, de 12 años, huyó de Alepo con su familia. “Sufrimos racismo extremo en vecindarios y escuelas. Es humillante, siento como si la muerte en Siria fuese más deseable para nosotros que quedarnos en este lugar".

Muchos niños y niñas ahora piensan en el futuro como una fuente de estrés y miedo. Sari, que actualmente vive en Jordania, explicó a Save the Children que últimamente piensa mucho en su ejército. “¿Yo podría ir y pelear en una batalla? ¿Sé lo que estoy haciendo? Vas a matar a tu primo, una persona. ¿Por qué tendría que hacer eso?”.

El conflicto armado ha paralizado el sistema sanitario, incluidos los servicios de salud mental. Save the Children estima que en Siria solo hay un psiquiatra por cada 250.000 personas, muy por debajo del promedio mundial. El apoyo psicosocial crítico y los servicios de protección a nivel comunitario, incluida la gestión de casos y lugares seguros para que los niños y las niñas crezcan y socialicen, también están en un punto del colapso.

“Los niños y las niñas desplazados han perdido mucho en el transcurso del conflicto: sus hogares, amigos y familias; han perdido su infancia. Es inaceptable que ahora vean el futuro como una fuente más de miedo que de esperanza ", explica Sonia Khush, directora de Save the Children en Siria.

"Los niños y las niñas sirios merecen algo mejor. A medida que los líderes se vayan reuniendo en Bruselas en los próximos días, existe una oportunidad real de garantizar que las necesidades de salud mental a largo plazo de los niños y las niñas se prioricen y se financien adecuadamente los recursos que precisan. Juntos podemos asegurarnos de que los tengan la ayuda que necesitan para sentirse seguros y recuperar la esperanza ", concluye Khush.

Sobre Save the Children

Save the Children es la organización independiente líder en la defensa de los derechos de la infancia en todo el mundo. Trabaja desde hace más de 100 años para asegurar que todos los niños y niñas sobreviven, aprenden y están protegidos. Actualmente la organización opera en más de 120 países.

En España trabaja desde hace más de 20 años con programas de atención a los niños y niñas más vulnerables, centrados en la infancia en riesgo de pobreza o exclusión social. A través de sus programas en España, proporcionan una atención integral a los niños, niñas y sus familias para que la situación económica o de exclusión social en la que viven los niños no les impida disfrutar plenamente de sus derechos y puedan alcanzar el máximo de sus capacidades.