El impacto de la Covid-19
En niñas y adolescentes
Durante las crisis humanitarias, las necesidades, intereses y derechos de las niñas y adolescentes suelen ser invisibles, incrementando una discriminación ya existente que resulta de la intersección de diferentes factores como la edad, el género, la clase social o el nivel de ingresos. A todo ello hay que sumar la falta de datos desagregados por sexo y edad, esenciales en contextos de emergencia como el actual para comprender qué impacto de género tiene la Covid-19 en la vida de niñas y adolescentes. Sin estos datos, es muy complicado saber qué medidas son necesarias para garantizar los derechos de niñas y adolescentes.
Desde Save the Children sabemos que la Covid-19 ha provocado una crisis sanitaria a nivel global, pero también tememos que sus consecuencias, especialmente las relacionadas con el aumento de vulnerabilidades entre niñas y adolescentes, provoquen un incremento en la desigualdad entre niños y niñas.
Las medidas tomadas por diferentes países para frenar la propagación del virus, como las cuarentenas o el aislamiento social, conllevan mayores riesgos para las mujeres y niñas de sufrir violencia de género en sus entornos familiares. Además, en estas crisis, los servicios sociales de protección se ven reducidos y las niñas y mujeres se ven obligadas a convivir con posibles agresores durante el confinamiento. Por otro lado, la tensión en los hogares y la escasez de recursos pueden incrementar, en algunos contextos, los casos de matrimonio forzado infantil, uniones que las familias utilizan para hacer frente a las consecuencias económicas de la crisis. En emergencias pasadas como la del ébola (entre 2014 y 2016), se reportó un aumento de violencia contra las adolescentes en los hogares en cuarentena.
En Save the Children pensamos que es esencial visibilizar que, pese a las circunstancias de la crisis sanitaria, económica y social, no se pueden suspender o eliminar los programas y recursos para la erradicación de la violencia de género y violencia contra la infancia, como la mutilación genital femenina o los matrimonios infantiles, precoces y forzados, que son más comunes en tiempos de crisis.
Respecto a la educación, el cierre de los centros educativos y las medidas de aislamiento social han tenido un terrible impacto para las niñas en muchos países, particularmente en aquellos contextos de mayor vulnerabilidad. Así, las niñas suelen hacerse cargo de las tareas del hogar debido a los roles de género, algo que afecta a su desempeño escolar y que las hace adoptar roles adultos que no corresponden con su edad. Asimismo, tienen menos acceso a la tecnología, la cual es la herramienta principal en tiempos de educación a distancia. Finalmente, como se ha comprobado en crisis pasadas, es más probable que en contextos de emergencia humanitaria, las niñas abandonen la escuela y no retomen sus estudios cuando la situación mejore. Por este motivo es necesario desarrollar una estrategia integrada que busque mitigar estas consecuencias en la educación de las niñas y adolescentes, procurando medidas que incentiven el regreso a las aulas y se centren especialmente en las niñas en situación de mayor vulnerabilidad.
Por otra parte, el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva es otro factor de riesgo e impacto diferenciado en las niñas y adolescentes. En situaciones de crisis como esta, en la que la atención se centra en los y las pacientes que han contraído el virus, es importante no dejar de lado el acceso a los servicios esenciales para mujeres y niñas. Es decir, si atendemos a que en estos contextos hay un aumento significativo de violencia de género, violencia contra la infancia, agresiones o abusos sexuales en los hogares, es importante prestar atención a las consecuencias sanitarias que esto conlleva. En tal sentido, se debería garantizar el acceso a métodos anticonceptivos, la atención a embarazos no deseados y la salud de las adolescentes y mujeres.
En Save the Children pensamos que es fundamental analizar la gravedad de las consecuencias atendiendo a la situación de cada país; por ejemplo, si estamos ante un contexto de conflicto armado o de desplazamiento forzoso. Ante ello, es necesario incorporar la perspectiva de género en la toma de decisiones gubernamentales y escuchar las voces de las niñas y adolescentes, respecto a los problemas que las afectan, para garantizar su protección, su salud y educación.
Traducción: María Gracia Puga