Barnahus: la casa que protege a los niños y niñas

Barnahus:

La casa que protege
a los niños y niñas

  

Antes de explicar que es y cómo funciona el modelo de las Barnahus es necesario hacer una premisa. En varias ocasiones y a través de numerosos estudios, propios y de terceros, desde Save the Children hemos evidenciado un incremento de denuncias de delitos sexuales contra menores de edad, en concreto un 23,2% más tan solo en el último año en España. Es fundamental que se rompa el tabú y se ayude a los niños y niñas víctimas de abusos a entender lo que les está pasando y que los casos de infracciones contra los más indefensos salgan a la luz.

El problema que surge después de denunciar un caso de violencia de naturaleza sexual es que un niño o niña víctima de abuso tiene que pasar por una serie de servicios diferentes (policía, servicios de protección, médicos y por último juzgados) que no tienen un mecanismo de coordinación para evitar que la víctima tenga que volver a vivir los hechos, contando en repetidas ocasiones lo sucedido.

Este proceso administrativo dificulta su recuperación, por un lado, y por otro es extremadamente perjudicial para el trámite judicial. Su testimonio no se cuida lo suficiente y es evidente mirando a los números: 7 de cada 10 casos abiertos por abuso sexual infantil acaban sin sentencia.

El modelo Barnahus

El islandés Bragi Gudbrandsson es el creador del concepto de Barnahus, un espacio, una “Casas de los niños”, que evita que el menor tenga que revivir el abuso sexual a través de múltiples declaraciones y, a su vez, ofrece un entorno amigable y respetuoso con sus necesidades.

Las Barnahus surgen originariamente en 1998 en Reikiavik (Islandia). Allí se creó un primer centro dirigido por el sistema de protección para evaluar a los niños, niñas y adolescentes víctimas de abuso sexual. Este nuevo modelo incluía una nueva herramienta: la realización de la entrevista forense con el niño o niña víctima por circuito cerrado de televisión ante un representante del ámbito judicial, lo que garantizaba que la prueba resultase válida para el juicio y se configurara como prueba preconstituida.

Es un espacio que protege a la infancia más vulnerable. La Barnahus permite atender, desde una unidad centralizada, a niños, niñas y adolescentes víctimas de abuso sexual y maltrato. Por lo tanto, el objetivo principal es disponer de profesionales especializados y coordinados, y agrupar en un mismo espacio todos los recursos que intervienen en un caso de abuso sexual infantil, para disminuir así la victimización de las víctimas.

Efectividad y extensión del modelo Barnahus

Tanto Naciones Unidas como el Consejo de Europa promueven la creación de las Barnahus y, en los últimos diez años, más de 50 casas se han establecido en los países nórdicos, entre ellos Suecia, Noruega y Dinamarca, pero también Chipre, Polonia, Croacia, Eslovenia e Inglaterra, entre otros. Además, pueden atender exclusivamente a niños y niñas víctimas de abuso sexual o, también, a víctimas de maltratos de violencia de género o de otros tipos de abuso físico y emocional, como ocurre en Suecia.

Todas las medidas propuestas en las Barnahus han demostrado efectos muy positivos en el niño o niña que tiene que declarar y, por lo tanto, en el correcto desarrollo del juicio, lo cual es positivo para la víctima, el presunto agresor y los profesionales implicados en el caso.

En España se va a seguir el modelo Barnahus y este tipo de centros se van a situar en un área residencial, alejados de comisarías, sedes judiciales y centros sanitarios. Serán casas amigables para los niños y niñas víctimas de abuso sexual. No es necesario que estén cerca de un hospital, puesto que estos niños no están enfermos, ni tampoco tienen que estar vinculadas a un tribunal, porque tampoco son delincuentes.

En Save the Children trabajamos en un proyecto similar que estamos poniendo en marcha en Cataluña y que vamos a extender a toda España. Creemos que un mecanismo de protección de menores es urgente y se ha demostrado que la Barnahus da respuesta a muchos de los retos que tienen que afrontar los profesionales ante un presunto caso de abuso sexual infantil.