VIOLENCIA
EN LA FRONTERA
Ser migrante no es un delito y, sin embargo, la policía y la guardia froteriza trata de manera violenta a los niños y niñas que están migrando. Esta es la conclusión a la que hemos llegado tras recoger el testimonio de 1.350 casos de niñas y niños rechazados en frontera, donde casi un tercio de admitía que había sufrido violencia. Los casos de violencia fueron denunciados, en particular, por niños y niñas que viajaban solos o separados de sus familias y en casi la mitad de los más de 900 casos, niños y niñas solos declararon que los guardias de fronteras usaron la fuerza para rechazarlos.
La mayoría de los rechazos registrados en 2018 ocurrieron en la frontera entre Croacia y Serbia, aunque las niñas y los niños que entrevistamos en Serbia también denunciaron haber sufrido violencia en las fronteras de Bulgaria, Macedonia (ARYM), Grecia, Hungría, Rumania, Bosnia y Herzegovina y Eslovenia.
Según los testimonios de los menores, algunos guardias fronterizos en diferentes fronteras de la región de los Balcanes Occidentales utilizaron aerosoles de pimienta, tomaron sus teléfonos y los rompieron, les robaron dinero, los obligaron a quitarse la ropa y los zapatos, y les echaron perros. Los niños, las niñas y sus familias informaron que, en algunos casos, estuvieron detenidos sin comida ni agua.
La policía húngara nos atrapó, nos obligó a sentarnos y luego nos golpeó brutalmente y nos humilló durante 4 o 5 horas antes de regresar a Serbia. Nos echaron agua fría, nos rociaron con aerosoles de pimienta e incitaban a los perros a que nos mordieran'.
FAMILIAS QUE SUFREN EN LA FRONTERA
Se puede proteger las fronteras de una manera humana sin usar la violencia. La policía de fronteras deben asumir la responsabilidad y garantizar que los niños estén seguros, registrados y puedan solicitar asilo. Un mejor control en las fronteras, ya sea por guardias fronterizos europeos o por organismos independientes de derechos humanos, podría ayudar a prevenir incidentes violentos.
A medida que el 2018 se acerca a su fin, el número de llegadas de refugiados y migrantes se ha reducido al nivel más bajo desde 2007, según la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas. A pesar de esta caída en el número de llegadas, los niños aún enfrentan violencia policial brutal y desproporcionada en las fronteras de la UE, y les resulta cada vez más difícil acceder al asilo o reunirse con sus padres.
Con la llegada de menos personas, los países europeos deberían poder cuidar mejor de los niños refugiados y migrantes. Estos niños ya enfrentan un gran número de dificultades que los hacen vulnerables. Quienes ocupan puestos de autoridad no deben intimidarlos, robarles sus pertenencias o golpearlos, deben asegurarse de que están protegidos, vigilados y seguros.
Historias como la de Arash* se repiten constantemente. Él tiene 8 años y es de Afganistán. Fue separado de su madre y de sus hermanos en Bulgaria durante el cruce de la frontera. Llegó a Belgrado, Serbia, con su padre y sus tíos. Ante el temor de que no pudieran reunirse con quienes abandonaron Bulgaria, la familia de Arash decidió quedarse en las calles en lugar de buscar alojamiento en el centro de refugiados.
Los niños migrantes no son delincuentes
En Save the Children estamos muy preocupados con esta situación y por eso pedimos al Comisario Europeo para las Migraciones Dimitris Avramópulos, que se comprometa a que ni un niño migrante más va a ser detenido en suelo europeo y tratado como un delincuente. Son solo niños.
Por eso pedimos:
- Que se realice una correcta identificación de los menores
- Que las pruebas de determinación de la edad de los menores sean fiables
- Que nunca se separen familias para que los adultos puedan cuidar de sus hijos
- Que los menores cuenten con información necesaria y preparada para su idioma y edad
- Que el proceso de acogida priorice siempre el interés superior del menor
- Ningún niño o niña debe ser tratado como un adulto. Pídele a la Unión Europea que asegure sus derechos.
Si estás de acuerdo te pedimos que firmes nuestra petición.