Indonesia un mes después
Un mes después del último terremoto en Indonesia, más de 220.000 personas han perdido su hogar después de que sus casas fueran destruidas o gravemente dañadas en el desastre que se cobró la vida de más de 2.000 personas. A estas cifras hay que añadir las 431.000 personas que perdieron sus hogares en la isla de Lombok en julio y agosto pasado después de una serie de terremotos.
La temporada de lluvias en Sulawesi
Las fuertes lluvias han inundado en los últimos días zonas del centro de la isla de Sulawesi golpeadas por el terremoto y el tsunami, lo que ha desatado los temores de un posible brote de enfermedades y ha dificultado aún más los esfuerzos de ayuda.
El inicio de la temporada de lluvias es lo último que necesitan las miles de familias que perdieron sus hogares y ahora están durmiendo en refugios improvisados, centros de evacuación o bajo lonas. Ya estamos viendo un aumento de casos de diarrea e infección respiratoria, mientras que también hay reportados casos sospechosos de malaria, dengue y varicela. Debido a lo difícil que es mantener los niveles mínimos de higiene, con las lluvias que proporcionan el caldo de cultivo perfecto para los mosquitos y con cientos, si no miles, de cadáveres en descomposición sobre el terreno.
La historia de Kemala y Bulan
Indah es una madre de tres hijos que trabaja en la industria del comercio. Vivía con su madre y sus hijos cerca de Palu, Indonesia.
Estaba en el trabajo cuando se produjo el primer terremoto el 28 de septiembre, pero se quedó en el trabajo. Había llegado a casa cuando se produjo el segundo terremoto. Poco después escuchó a la gente gritar que venía agua. Se dio cuenta de que se acercaba un tsunami y salió corriendo de su casa con su madre y su bebé. Sus sobrinas Kemala y Bulan estaban fuera de la casa en ese momento e Indah las buscó frenéticamente hasta que las encontró y se dirigieron al refugio.
Mientras estaba en el refugio, Indah preguntó por su hermana, la madre de Kemala y Bulan, y descubrió que había sido barrida trágicamente por el tsunami. Indah ahora está cuidando a sus hijos y sobrinas en un refugio para familias desplazadas donde han estado viviendo desde el tsunami.
Estoy cuidando de Kemala y Bulan ahora. Realmente no sé qué pasará en el futuro. Solo deseo que podamos ayudarlas hasta que terminen la escuela".
Trabajando junto a la infancia
Ya hemos llegado a más de 16.000 personas, siendo una de las primeras organizaciones sobre el terreno desde el cuarto día del desastre. Además de hacer llegar artículos tales como kits de refugio, mosquiteras, kits de higiene y poner en marcha repartos a través de transporte acuático, hemos establecido espacios seguros para la infancia y centros de aprendizaje temporales, brindando apoyo psicosocial a los niños y buscando y reuniendo a familias separadas.
Las lluvias han supuesto un desafío adicional para llegar a las comunidades de más difícil acceso. Varios caminos de tierra han quedado convertidos en lodo y ha aumentado el riesgo de deslizamientos de tierra. Una de las carreteras principales al norte del distrito de Donggala es ahora demasiado peligrosa para viajar por ella debido al riesgo de deslizamientos de tierra, lo que dificulta aún más llegar a algunas de las ciudades y pueblos más aislados. Nuestros equipos tienen que viajar en barco en muchos casos porque es la única forma viable de moverse. Logísticamente ya era una respuesta increíblemente difícil debido al alcance del daño en los puentes y otras infraestructuras vitales. Ahora es aún más peor.
Nosotros vamos a seguir trabajando para llegar a la infancia más vulnerable, pero no podemos hacerlo solos.