Nadie quiere jugar con Grace*
Hace seis años, Grace* llegó a Sudáfrica con la ilusión de encontrar un país donde por fin se sintiera libre. Grace* huía de los abusos de su madre en Zimbabue, que la obligaba a mendigar en la ciudad en vez de dejarla ir a la escuela.
Si no conseguía recaudar la cantidad de dinero que ella me había dicho, me pegaba […] y me metía en un balde lleno de agua caliente con sal. Era muy doloroso”
Frente a esta situación, ella y un grupo de amigas decidieron escapar a Sudáfrica. "Para mí, Sudáfrica era un país estupendo”, recuerda. Por aquel entonces, Grace* tenía 11 años.
El camino hacia Musina, la ciudad donde reside ahora en uno de nuestros centros de Save the Children, no fue fácil. En el trayecto del autobús al que se subieron Grace* y sus amigas para llegar a la frontera, un hombre se percató de que viajaban solas e intentó forzarlas a que tuvieran relaciones sexuales con él. Además, el hambre las acompañó durante todo este trayecto en el que viajaron sin apenas dinero.
Una vez en Sudáfrica, cuando pensó que esta pesadilla por fin había terminado, Grace* fue discriminada por causa de su nacionalidad. Una mujer la insultó y la amenazó con quemar el sitio donde estaba durmiendo simplemente por ser de Zimbabue.
Sin embargo, donde peor lo pasó fue en el colegio.
Al principio en la escuela ningún niño quería jugar con una zimbabuense. Fue horrible porque nadie quería hablar conmigo”
Un largo camino por recorrer en Sudáfrica
Cuando incluso los niños de una sociedad discriminan a otros niños por el mero hecho de ser de otro país, algo falla. En Sudáfrica se han conseguido grandes avances para mejorar la vida de los niños sudafricanos. Sin embargo, en el caso de los niños y niñas migrantes que como Grace* llegan al país sin la compañía de un adulto, las cifras son aterradoras.
Según una encuesta realizada por Save the Children, el 80% de estos niños migrantes no acompañados viven en sitios inapropiados o en chabolas, el 14% en la calle y solo el 5% en lugares que puedan considerarse adecuados.
Asimismo, al viajar sin documentación, estos niños son especialmente vulnerables ya que no tienen derechos legales ni acceso a los servicios más básicos como la educación o la sanidad. Según esta encuesta, solo el 8% de los niños que viven en lugares no apropiados van a la escuela.
Nuestros compañeros de Save the Children Sudáfrica han estado trabajando en Limpopo, Sudáfrica, en la frontera con Zimbabue, y en ciudades como Johannesburgo para desarrollar una hoja de ruta en el trabajo con niños migrantes no acompañados y garantizar que se encuentren adecuadamente respaldados y protegidos. Queremos trabajar con el gobierno nacional para conseguir un sistema de protección de la infancia más inclusivo, seguro y sostenible.
Vamos a llegar hasta el último niño
Con nuestra campaña global “Hasta el último niño”, queremos demostrar que el mundo ha conseguido grandes avances en materia de infancia, pero que este progreso no ha sido justo.
Desde Save the Children queremos llegar a todos aquellos niños de los que nunca oirás hablar. Niños y niñas que han sido olvidados porque viven en las calles, en campos o en pueblos remotos; discriminados por culpa de su género, etnia o discapacidad. Estamos más decididos que nunca a llegar a estos niños que como Grace*, han sido empujados hacia la pobreza por el simple hecho de haber nacido donde han nacido y ser quienes son.
Pero todo esto no podemos hacerlo solos, necesitamos tu apoyo. Te pedimos que te unas a nosotros y nos ayudes a que los olvidados estén cada vez más presentes.