La importancia de la información en la crisis del ébola
Dan Stewart, responsable de Comunicación Humanitaria en Save the Children UK
La primera señal de que estás en una zona afectada por ébola llega nada más entrar en la terminal. Una multitud se forma alrededor de un cubo de agua con un grifo. Todos los pasajeros se unen, uno a uno se lavan las manos antes de entrar en el edificio. El olor a cloro del agua es más fuerte que el de cualquier piscina. Bienvenido a Sierra Leona en medio de un brote de ébola.
La segunda señal aparece inmediatamente después del control de pasaportes. Un oficial coloca un pequeño dispositivo de plástico en la frente de cada persona y asiente con la cabeza antes de saludar al siguiente. Cuando me toca a mí veo que en el dispositivo pone 36.4 Cº. Normal. Puedo continuar.
Un brote mortal
El ébola está desgarrando el oeste de África. Es infeccioso y mortal. La epidemia está matando a alrededor de la mitad de la gente que se infecta, como si sus vidas dependieran del lanzamiento de una moneda al aire.
El aeropuerto está en una isla a veinte minutos en barco de la capital, Freetown. Son las 5 de la mañana y aún es noche cerrada cuando subo a bordo, la lluvia cae como martillos y el viento sacude el barco. Desde el primer asiento la visibilidad es nula. Solo sabes que avanzas por cómo se mueve el barco cuando choca con una ola.
Se ha dicho y escrito mucho sobre el ébola, pero aún hay una sensación de oscurantismo sobre todo lo que tiene que ver con la enfermedad. Sé cuáles son los síntomas y sé qué pasos seguir para estar a salvo.
Desmitificar la enfermedad es clave
A medida que nos acercamos a Freetown, poco a poco empiezo a ver luz y la ciudad se divisa a través de la oscuridad. Espero que en las próximas semanas podamos decir lo mismo del impacto del ébola.
Desmitificar la enfermedad es vital. La falta de comprensión, el miedo y la desinformación son el caldo de cultivo perfecto para el virus. Save the Children ha formado hasta ahora a más de 3.000 trabajadores sanitarios que van de casa en casa explicando cómo prevenir el contagio de la enfermedad.
Hay nuevos casos cada día y tenemos poco margen para contener el brote. Sin un incremento drástico de la respuesta internacional, los casos podrían llegar a ser cientos de miles.
Nadie toca a nadie
La tercera señal llega cada vez que conoces a alguien. Las manos tiemblan casi imperceptiblemente y se intercambian miradas incómodas. Nadie toca a nadie que no conozca bien, ni siquiera para saludar.
Estas señales son positivas, son necesarias para que disminuya el contagio. Pero lo peor se lo están llevando los servicios básicos. Las mujeres embarazadas no pueden recibir la atención que necesitan. Con los colegios cerrados, los niños corren el riesgo de perder su educación y con ella el futuro con el que sueñan. El primer paso controlar el brote es informar a la población en riesgo y al mundo entero, y es necesario hacerlo ya.