CIEN AÑOS
JUNTO A LA INFANCIA
Nuestra historia comenzó hace 100 años, en 1919, tras la primera guerra mundial. El objetivo era llegar millones de niños hambrientos, huérfanos, refugiados o desplazados estaban diseminados por toda Europa.
Nuestra fundadora, Eglantyne Jebb, salió a las calles de Londres para repartir folletos con la imagen de dos niños austriacos, marcados por los efectos de la guerra. Junto a la foto, un mensaje: “nuestro bloqueo económico ha provocado esto. Millones de niños se mueren de hambre”. Este pequeño gran acto de protesta provocó el arresto inmediato de la joven activista.
Ella sabía que había que luchar con todas las fuerzas para que los gobiernos y la sociedad tomaran medidas para terminar con esa tragedia. Por eso, en abril de 1919 crea Save the Children Fund, con el objetivo de reunir fondos para enviar leche a los niños de Viena y después procurar ayudas a distintos países. Las colectas se iniciaron en un gran mitin en el Albert Hall de Londres.
Lo que empezara con una recaudación de dinero para alimentar y atender a los niños se convirtió en 1919 en la Fundación Save the Children. Y desde entonces no hemos dejado de trabajar ni un solo día en asegurar que todos los niños y niñas, en cualquier situación, en cualquier circunstancia y en cualquier lugar pudieran sobrevivir, aprender y estar protegidos.
Eglantyne Jebb: la mujer que salvó a los niños
La fundadora de Save the Children nació el 25 de agosto de 1876 en una gran casa de campo. Ella era que su infancia había sido muy afortunada. Con muchas posibilidades de formarse dentro de una educación libre.
Pese a haber estudiado Historia en la universidad de Oxford, y ante su gran preocupación por la infancia, decide hacerse maestra. Hace su trabajo tan bien como puede, pero le oprime el sentimiento de no poder mejorar el destino de los niños y las niñas que tiene delante, la mayor parte hijos de familias muy humildes. Era consciente de que los niños de otros países estaban en una situación peor que la de los niños ingleses más pobres. ¿Qué podía hacer? La enseñanza no era la respuesta para ella.
Un año después deja la escuela y se va de misión humanitaria a la guerra de los Balcanes. Hay multitud de refugiados desfallecidos y sin esperanza; niños separados de sus padres que forman largas colas para obtener la sopa de la cantina móvil de la cual ella forma parte; niñas y niños que han sufrido tanto que ya no saben ni sonreír, ni jugar, ni hacer amigos.
Acabada la guerra de los Balcanes, Eglantyne Jebb regresa a Londres preocupada por la necesidad de salvar a los niños de la enfermedad y la inanición. En agosto de 1914 estalla la Primera Guerra Mundial y, tras las experiencias que ha vivido Eglantyne, toma la determinación de poner en pie una organización para salvar a los niños y las niñas.
Eglantyne Jebb estaba convencida de que tan sólo una protección adecuada de la infancia y la educación de la misma en un espíritu de servicio podrían asegurar al mundo un futuro mejor. Y era necesario obtener el compromiso de todas las personas en una acción solidaria.
Los niños no son en absoluto responsables de las guerras, y son la mejor esperanza para evitar otra
Las aportación que Eglantyne Jebb ha hecho en la infancia van mucho más allá que la creación de nuestra ONG. Una tarde de 1922 Eglantyne había subido al punto más alto del Monte Salève, a las afueras de Ginebra, para aclarar su mente. Ese mismo día, la activista redactó el borrador de los derechos de la infancia, cinco puntos fundamentales que años más tarde evolucionaría a lo que hoy se conoce como la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU. Aquel día de montaña, aquel texto en borrador, cambió para siempre la manera en la que el mundo consideraba y trataba a los niños y las niñas. Para Eglantyne los niños no eran solo objeto de protección sino que, por encima de todo, consideraba a los niños como sujetos de derecho.
Nuestro trabajo durante 100 años
Razan*, Yemen
En mitad de un bombardeo en Yemen le ayudamos a conseguir un médico que le salvase la vida.
Grâce*, República Centroafricana
Ayudamos a Grâce a dejar de ser un niño soldado y le protegimos de la milicia.
Jackson*, Kenia
Ayudamos a Jackson a vencer la neumonía. Ahora es un niño sano que lleva una vida normal.
Ruth*, Guatemala
Ayudamos a Ruth y a su familia a diversificar sus cultivos en Guatemala para huir de la roya del café.
Gerald*, Filipinas
Ayudamos a Gerald, uno de los niños supervivientes de un tifón en Filipinas. Se refugió en una escuela cercana.
Sandra*, España
Sandra ha tenido que empezar el curso sin libros porque no podía costearlos. Gracias a nuestro apoyo, sus resultados en la escuela han mejorado.
Nirob*, Bangladesh
Nirob, tenía cinco meses cuando tuve que luchar contra una terrible combinación de desnutrición y enfermedad.
Nur*, Myanmar
Nur es un niño refugiado rohingya que vive en un campo de refugiados en Bangladesh. Le ayudamos en sus estudios y a nivel psicológico.