Vacunando contra la fiebre amarilla
La mayor epidemia de fiebre amarilla desde hace décadas está barriendo República Democrática del Congo y Angola y podría extenderse rápidamente a otras regiones de América, Asia y Europa. Este brote, el más severo en la región desde hace 30 años, ha acabado con la vida de unas 500 personas. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud advierte de que estas cifras podrían ser entre 10 y 50 veces más altas si nadie actúa.
No existe una cura definitiva para este tipo de fiebre hemorrágica cuyo brote podría ser global. La campaña de vacunación masiva en Kinshasa debe llevarse a cabo ahora para que podamos detener la propagación de la fiebre amarilla por tierra y aire a más ciudades en África y en todo el mundo.
Campaña de vacunación
República Democrática del Congo está sufriendo un brote de fiebre amarilla sin precedentes. El potencial mortal de la enfermedad, transmitida por la picadura de mosquito, ha encontrado un caldo de cultivo perfecto en la capital del país, Kinshasa. La transmisión es mucho más rápida en ciudades húmedas y de temperaturas altas como esta. Además, la temporada de lluvias comenzará el próximo mes, época en la que el número de mosquitos aumenta considerablemente.
Como añadido a la amenaza de la propagación en la capital, existe una escasez global de vacunas. Solo hay siete millones disponibles, muy pocas para cubrir Kinshasa e insuficientes para todo el país. Siguiendo el consejo de la Organización Mundial de la Salud, la campaña de vacunación empleó solo una quinta parte de una dosis normal para poder vacunar al máximo posible de niños y familias con las existencias limitadas.
Tenemos que alcanzar urgentemente tantos niños y familias como vacunas existan”
Nuestra unidad sanitaria de emergencias, compuesta por 11 expertos, asistió al Ministerio de Sanidad en una de las campañas de vacunación masiva más extensas ocurridas en África, con 102 zonas de vacunación activas. Durante diez días, trabajamos codo con codo para vacunar a 342.992 personas de un total de población de 357.283. Es decir, se vacunó a un 96% de la población de una de las zonas sanitarias de Kinshasa.
La mayoría de la población vacunada son mujeres y niños, tales como Dongo y su hija Esther. Esther, de 11 años, acudió con su madre, Dongo, a vacunarse contra la fiebre amarilla a una de las 102 zonas de vacunación en el distrito de Binza Ozone, en Kinshasa. La niña nos contó que no tuvo miedo de ser vacunada. De hecho, madre e hija se alegraron de poder acceder a la vacuna.
Estoy contenta por poder vacunarme, porque entonces estaré protegida. Estaría asustada si no me vacunaran”
Entre los grupos que se encuentran en riesgo en Kinshasa también está Ani, una mujer de 56 años, madre de seis hijos y abuela de cinco nietos. Ani vende carbón en la calle para ganar dinero, pero es insuficiente. Vive con sus hijos y sus nietos en Binza Ozone, uno de los barrios de Kinshasa.
Ani vino acompañada de su nieta Shelidia a uno de los 102 puntos de vacunación. Era el cuarto día de campaña y ellas dos fueron de las primeras en ser vacunadas ese día. Ani se mostró muy agradecida con el Ministerio de Sanidad de su país y con Save the Children por hacer posible el acceso gratuito a la vacunación, ya que ella no tiene recursos suficientes para pagarla. Tras ser vacunadas, Ani y Shelidia recibieron su cartilla de vacunación. Ani la exhibió orgullosa.
Estoy muy agradecida con el Ministerio de Sanidad y Save the Children por administrar la vacuna de forma gratuita porque, de otra manera, no podría haber accedido a ella”
Si quieres ayudar, haz una donación al fondo de emergencias.
El trabajo de Save the Children en República Democrática del Congo
Once miembros expertos de la EHU de Save the Children han trabajado en esta campaña de vacunación dirigida por el Ministerio de Salud de la RDC que ha durado diez días e ha ido dirigida a casi medio millón de personas. Estos expertos también han ayudado dando apoyo técnico al personal del Ministerio de Salud.
Además, han asegurado la “cadena del frío” de las escasas vacunas existentes manteniéndolas refrigeradas en su transporte con una red de congeladores y neveras portátiles. También han tratado los desechos médicos que se acumularon tras la campaña. En mayo este equipo apoyó al Ministerio de Salud vacunando a más de 220.000 personas en la ciudad congoleña de Boma, al oeste de la RDC.
Una dosis completa de la vacuna proporciona inmunidad de por vida y la dosis “fraccionada” proporciona inmunidad para salir del paso durante un año aproximadamente. Tenemos que llegar urgentemente a muchos niños y familias mientras nos queden suministros, es lo único que podemos hacer. Sólo podemos esperar a que sean suficientes para detener la epidemia.
En este brote, alrededor del 20 por ciento de las personas que han contraído la fiebre amarilla han muerto. Las fases finales de la fiebre pueden causar sangrado en los ojos, los oídos y la nariz, insuficiencias orgánicas y una afección conocida como ictericia, una coloración amarillenta de la piel y los ojos que originalmente dio nombre a esta enfermedad.