proteccion_violencia_salvador.jpg

Usar el arte para sobreponerse a la violencia

LA VIOLENCIA EN EL TRIÁNGULO NORTE DE CENTROAMÉRICA

Alejandra tiene 14 años y era la segunda hija de la familia, pero ahora se ha convertido en la hermana mayor. Su hermano Paco de 17 fue asesinado hace unos meses a mano de una pandilla cuando ayudaba a su madre en uno de los campos de maíz que cultivan.

Alejandra vive en El Salvador, uno de los países que integran junto a Guatemala y Honduras el conocido como Triángulo Norte de Centroamérica, una de las regiones más violentas e inseguras del mundo. La violencia está presente en los hogares, en las escuelas y en la comunidad. La rutina diaria, la libertad de movimiento o el acceso a la salud y la educación se ven seriamente restringidas y afectadas para miles de niños, niñas y jóvenes a causa de la violencia y la amenaza de las pandillas y las maras. Muchos abandonan su educación para evitar ser reclutados por las pandillas. Sus salidas de casa se ven limitadas a lo estrictamente necesario y no hay lugar para el juego o el ocio en las calles.

En 2016 en El Salvador cada 12 horas un niño, niña o adolescente murió por arma de fuego. Paco fue uno de ellos.

Paco quería ser mecánico y consiguió unas prácticas en un taller. Pero un día uno de los mecánicos le preguntó de qué barrio era porque no quería tener problemas con las pandillas. El taller y su casa estaban en territorio de pandillas rivales. Sin las prácticas Paco no podía terminar su formación. Aquel día Elena, la madre de Paco, recuerda que llegó llorando a casa. "Si voy al taller pensarán que estoy con unos, y si no voy pensarán que estoy con los otros. Y yo no tengo nada que ver con ninguno. Necesito hacer las horas en el taller para pasar el curso", recuerda Elena que le dijo.

Su familia cree que el motivo de que fuese asesinado fue su amistad con un chico que formaba parte de una pandilla. Se conocían desde que eran pequeños. Paco ya había recibido amenazas de pandilleros en su escuela y le había pedido a su amigo que no tratase con él, pero no le hizo caso.

Paco era un buen hermano, siempre me protegía, es difícil pensar que ya no está aquí conmigo. Tengo que cuidar de mi familia igual que hacía él. Todo ha cambiado mucho porque nos falta. Cuando llega la hora de comer sabemos que no estará.”

Elena está muy preocupada por sus dos hijos menores. Jose tiene 12 años y está empezando la adolescencia, una etapa peligrosa en un barrio como el suyo. Teme que tenga malas influencias. También le preocupa todo el sufrimiento emocional que está viviendo su hija pequeña. Alejandra y ella están muy pendientes de ambos.

Tengo miedo cuando mis hermanos salen a la calle por si les sucede algo. Es mi mayor preocupación ahora, y también que mi padre salga a trabajar.”

HEART: APOYO PSICOSOCIAL A TRAVÉS DEL ARTE

Alejandra participa en uno de nuestros programas que trabaja los efectos de la violencia que viven niños, niñas y jóvenes como ella. HEART es un programa de apoyo psicosocial a niños y niñas que utiliza el arte para ayudarles a procesar y comunicar sus sentimientos relacionados con las experiencias que han vivido. El proceso de recuperación comienza cuando un niño o niña comparte sus recuerdos y sus sentimientos, tanto verbalmente como a través de su expresión artística con el respaldo y el cuidado de un adulto o de otro compañero. El resultado es un niño que se siente menos aislado, con más conexión y seguridad en los adultos y compañeros de confianza en su vida. Esto también ayuda al niño a sentirse más seguro de sí mismo, lo que favorece su aprendizaje y mejora sus oportunidades de tener un futuro mejor.

El programa Formarte Joven ayuda también a adolescentes como Alejandra a desarrollar su liderazgo, el trabajo en equipo y herramientas de comunicación, además de sus habilidades en música, pintura, escultura y manualidades. El programa les da la oportunidad de asistir a actividades culturales como conciertos, ir a museos y hacer visitas a la universidad para ampliar el horizonte de sus proyectos individuales.

Lo que me da esperanza es mi familia. No estamos todos, pero sé que les tengo, y que voy a tener su apoyo en el futuro. Me gustaría obtener mi diploma de contabilidad, estudiar idiomas, y ayudar económicamente a mis padres.”

En Save the Children trabajamos en países como El Salvador o Guatemala con programas de atención a niños y niñas víctimas de violencia. Nuestro objetivo es acompañarles en su proceso de recuperación tras las terribles experiencias que han vivido y crear oportunidades de formación para un futuro mejor.