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Una gota y el oceáno: la infancia de nuevo en la agenda política

Yolanda Román responsable de incidencia política y campañas de Save the Children.

De nuevo viernes. Esta semana ha pasado como un suspiro y nos la hemos pasado suspirando: los datos de la EPA y la comprobación de que el paro sigue aumentando en España, el derrumbe de una fábrica precaria en Bangladesh, más deshaucios, el incendio de un psiquiátrico enrejado en Moscú, el anuncio del “asedio” al Congreso. En medio de tanta tragedia, aquí y allá, y de tanto titular impactante, una noticia ha pasado desapercibida. Déjenme que la rescate del olvido.

El jueves 25 de abril se volvió a hablar de infancia en el Congreso de los Diputados. Poco a poco vamos consiguiendo que los problemas que afectan a los niños y las niñas se hagan un hueco regular en la agenda y en los debates parlamentarios. Si la semana pasada se habló de conciliación laboral y familiar para garantizar el adecuado cuidado de los hijos, esta semana se ha aprobado una iniciativa no de ley sobre violencia contra la infancia instando al Gobierno a redoblar los esfuerzos para proteger a los niños frente al maltrato. Les invito a ver y escuchar la defensa y el debate de esta iniciativa.

Una gota de agua en el océano, pensarán. Y sin embargo, hay tres razones por las que merece la pena destacar esta iniciativa parlamentaria y el debate que precedió a su aprobación. Son muy sencillas, pero no irrelevantes.

Por una parte, se puede constatar un consenso unánime de los grupos parlamentarios en reconocer la gravedad, la magnitud y la invisibilidad del problema de la violencia contra la infancia. Todos se han puesto de acuerdo en la necesidad de crear una subcomisión específica en el Congreso para estudiar este problema en profundidad y hacer recomendaciones al Gobierno. Esto es un gran avance.

Por otra parte, todos los grupos parlamentarios han entendido que la violencia contra la infancia es mucho más que el maltrato físico que se comete en el hogar, sino que tiene distintas manifestaciones en distintos ámbitos y que, por tanto, es un problema que debe abordarse de forma integral, no con medidas aisladas, y destinando los recursos necesarios para ello; es decir, invirtiendo dinero en proteger a los niños y las niñas. Esto es un cambio importantísimo de enfoque.

Por último, empieza a hablarse ya abiertamente de la necesidad de una ley integral para combatir la violencia contra la infancia. Y ya sabes ustedes que las cosas empiezan a existir al ser nombradas. Esta semana, gracias a esa iniciativa que ha pasado desapercibida, tengo la certeza de que es posible que esta legislatura sea de verdad la legislatura de la infancia y se apruebe la primera ley que en España aborde de manera completa el grave problema de la violencia contra los niños y las niñas. Cuando hace unos meses publicamos nuestro informe Más allá de los golpes, ¿Por qué es necesaria una ley? , teníamos la convicción de que esa norma es absolutamente necesaria; ahora, sabemos que además es posible.