Artículo escrito por Laura Pérez, directora de comunicación y fundraising en Save the Children España

Durante 15 días he podido acompañar en su viaje a niños, niñas y adolescentes que migraban en Centroamérica. Muchos de los menores viajaban solos. Antes del viajé me preparé; leí informes y libros sobre la situación de estos niños. Pero nada te prepara para la bofetada que recibes al escuchar las historias de los niños y niñas que están migrando.

Nada te prepara para hablar con un niño de 10 años que está detenido tras haber atravesado solo dos países buscando un lugar donde no le golpearan y pudiera ir por primera vez a la escuela. Nada te prepara para escuchar a una niña de 14 años contándote, mientras llora sin consuelo, que ha sido violada 7 días antes por tres hombres, después de haber migrado sola huyendo de la violencia. Nada te prepara para escuchar ininterrumpidamente estos relatos de la boca de niños y niñas que migran por México hacia Estados Unidos desde Honduras, Guatemala, Salvador o Nicaragua. Inevitablemente imaginaba cada día a mi hijo o a mi hija en las situaciones de violencia extrema y abusos sexuales que escuchaba de bocas de niños de su misma edad.

Trabajamos para evitar que estas situaciones se repitan

Ahora mismo emiten en la televisión imágenes de la caravana de migrantes, llena de familias y niños, que avanza por México hacia Estados Unidos. Cada vez que las veo me acuerdo de Wendy, de Luis, de Jacqueline, de José. De las decenas de niños con las que estuve y con los que trabajamos en Save the Children a diario en sus lugares de origen y en el camino de su migración. 

Yandi trabaja a diario en Guatemala intentando que los niños y las niñas no emprendan un viaje en el que sabemos que el destino es incierto.

Todos los niños y niñas tienen derecho a disfrutar de su infancia, y nosotros vamos a hacer todo lo que sea necesario para que así sea. Sin embargo, hay muchos más a los que podemos llegar por falta de recursos.

El derecho a la infancia

Sé que muchos de los niños y niñas que conocí están ahora atendidos y tienen posibilidades reales de cambiar su vida y dejar atrás el infierno del que salieron. Pero más de un rostro vuelve cada noche a mi cabeza, porque no sé si seguirá con vida mientras lees estas líneas o la habrá perdido en el camino. 

En Save the Children atendemos a miles pero no tenemos lo medios para llegar a todos. Ahora mismo en Centroamérica hay una auténtica y silenciosa crisis humanitaria. Miles de menores expuestos a peligros extremos. Cada nuevo socio de Save the Children hace que podamos a salvar del peligro a más niños y niñas de Centroamérica.

Si puedes ayúdanos y únete a nosotros.