18D: Miradas de la infancia migrante

18D: Miradas de la
infancia migrante

  

En el Día Internacional de las Personas Migrantes, desde Save the Children compartimos el proyecto de fotografía participativa “Miradas de la Infancia en Movimiento”. Una iniciativa de autoexpresión realizada por niños y adolescentes sin referentes familiares de cinco centros de acogida en Cataluña.

Conscientes del gran desconocimiento que existe en torno a ellos y ellas, los mismos jóvenes han tomado parte activa en su representación, desde el deseo de comunicarse y alcanzar puntos de encuentro con la sociedad en su entorno. Mediante sus retratos, nos dan la oportunidad de saber más sobre sus preocupaciones, sus deseos, sus deberes y sus logros en el día a día.

Estas fotografías también contribuyen a visibilizar que el estigma construido en torno a la infancia en movimiento sin referentes familiares, junto con la violencia y la pobreza, es otro de los riesgos que incrementa la vulnerabilidad de estos niños y niñas, obstaculizando su inclusión y el deseo compartido de encontrar un futuro mejor.

Miradas de la infancia migrante 1

LA NECESIDAD DE SER ENTENDIDO 

El nombre de los días de la semana son las primeras palabras apuntadas en castellano en la libreta de Adib, un chico de 17 años que viene de Argelia. “Pasado” junto a “Borrador”, “¿Dónde busco trabajo?”, “bailar”, “mucho”, “poco” y “frío”. También “No lo entiendo”, una frase útil para muchos de esos días, hasta que pueda comunicarse comprendiendo todo.

Su compañero Muhammad cuenta lo difícil que es llegar a España y no hablar el idioma cuando aún estás intentando entender lo que te ha pasado en el trayecto. Escribiendo sobre la fotografía de un teléfono móvil explica el caso de Valid, su amigo recién llegado al que no entendía nadie al venir de Pakistán a Cataluña: “No habla urdu, ni español, ni inglés”. Muhammad conoce sólo un poco del dialecto que habla su compañero - “Somos del mismo país, pero de diferentes ciudades” y hace de intérprete traduciendo las palabras que entiende: “Irán, Turquía, Bosnia, Serbia, Grecia, Italia, la policía griega le agredió, problemas, familia pobre, pasaporte, trabajar, dos años solo”.

Khasan, también de Pakistán, explica que más allá de las palabras, la gente próxima a él entiende las emociones que expresan sus gestos: “Hay algo en el corazón que puede decir, no puedo esconder nada en mis ojos, y no puedo quedarme a flote”.

La necesidad de ser entendido - miradas de la infancia migrante

EL DEBER DE PREPARARSE PARA EL FUTURO

Ousmane, de Senegal, está estudiando la ESO. Y aunque está contento con su rendimiento, siente que la pandemia es otra de las preocupaciones que le ha afectado al formarse: “El 2020 ha estado fatal”. “La vida aquí es un poco difícil, siempre estás pensando que tu familia está lejos. Hay cosas para mejorar. Ahora estoy estudiando y no tengo dinero para enviarles”.

En el retrato en que un compañero agacha la cabeza, Akram se aventura a imaginar por qué y lo escribe sobre la foto: “Selim el rubio, está pensando en los papeles”. El futuro se asocia a la incertidumbre sobre la regularización de los documentos, la necesidad de encontrar un trabajo y ayudar a los seres queridos.

Ayman cuenta que él mismo, de momento, vive con incertidumbre. “Tengo que esperar al pasaporte. Después voy a hacer cosas grandes: algún curso de uno o dos años. Tengo problemas, pero después lo voy a arreglar todo. Mecánico, por ejemplo, arreglar coches”.

El futuro - miradas de la infancia migrante

COMBATIR EL ESTIGMA

Amin dice que de la misma forma que él comprende que no toda la gente en España es igual, ha de entenderse que los niños migrantes sin referentes familiares tampoco tienen la misma historia: “cada uno tiene su cabeza y su camino”. 

Brahim habla del señalamiento social que pesa sobre ellos: “Lo que podrían mejorar los periódicos y las televisiones al hablar de los migrantes, en general, es aclarar que no somos monstruos. Antes de juzgar a alguien tienes que investigar las circunstancias que le han hecho emigrar”. Y pide a la gente que “no crean todo lo que les ofrecen las redes sociales”.

Fodai, de Senegal, toma una fotografía en la que uno de sus compañeros aparece en la calle de noche cubierto con su gorra y como alternativa a un pie de foto sensacionalista, sencillamente describe lo que ve: “Hay una noche muy bonita. Un chico de Piferrer levanta su dedo. Esta noche hay mucha luz, a la derecha hay un árbol”.

Combatir el estigma - miradas de la infancia migrante

COMPARTIR LA CULTURA DE LA PROTECCIÓN

“¿Por qué la gente en España tiene miedo de los niños en los centros?”, pregunta Kamal. Tanto él, como sus compañeros al realizar las fotografías, se aseguran de proteger la identidad de los que aparecen retratados.  Este cuidado es ante todo necesario con las imágenes de todos los niños, niñas y adolescentes, especialmente con quienes han sido víctimas de trata y violencia.

En una sociedad donde priman las imágenes, la ausencia de rostros de menores contribuye en ocasiones a ignorar la historia que hay detrás de cada uno de estos jóvenes. Con esta exposición pasan de ser meros fotografiados a ser los fotógrafos de su propia realidad. Hay verdaderos referentes positivos en ellos y esta exposición quiere ponerlo de relieve.

Para paliar el miedo a lo desconocido, Omar nos explica: “Los inmigrantes no vienen a España para robar ni hacer daño. Un chico migrante es aquel que ha dejado su país para buscar oportunidades que no tenemos; para buscar un futuro, estudiar y trabajar ayudando a nuestra familia, que casi que no tiene ayuda en nuestro país”.

La cultura de protección - miradas de la infancia migrante

INCLUSIÓN SIN RENUNCIAR AL ORIGEN

“Somos tres chicos que venimos de Molins de Rei. Cada día es despertarte a las seis de la mañana para rezar, ducharte, desayunar para venir al curso de castellano, deporte, ocio por la tarde, recoger móviles para clases de catalán y dormir”. “Em dic Adil, tinc 17 anys, m’agrada trabajar arreglando móviles”. 

Mimun también vino desde Argelia en patera, se perdió en el mar y después de 18 horas, se dio cuenta de que, en vez de llegar a España, se habían desviado a Marruecos. La alegría más grande de su vida fue llegar vivo a una playa de Almería. 

Su amigo Yassir prefiere no rememorar su trayecto, pero algún día quiere volver: “primero los papeles, y luego bajamos a ver cómo está nuestra madre”.

inclusión - miradas de la infancia migrante

EL DERECHO A VIVIR EN PAZ

Samuel cuenta que en Ghana iba con su familia al cine para ver el fútbol, elegían entre el Barcelona y el Madrid, y toda la sala junta gritaba “¡ganaremos!”.

Asocia ese recuerdo a su decisión de venir a Barcelona. Al morir su padre, su familia se quedó sin recursos. “Cogí un avión a Marruecos. Después de un tiempo, me moví a Argelia. Para pasar a Italia, fui por Libia, donde me encontré la guerra. Las granadas estallaban junto a ti, o me despertaba el sonido de un edificio desplomándose. Vi a gente con sus manos, sus piernas y sus ojos destruidos”. 

“Aquí me siento normal, porque hablo con todo el mundo. Voy al gimnasio dos veces al día. Todo el mundo necesita oportunidades, una educación, algo con que contribuir. Le enseño kung fu a un chico de Pakistán, tengo qué comer y después me relajo”.

Vivir en paz - miradas de la infancia migrante

EL LOGRO DE SOBREVIVIR

A Ali, que tiene 18 años y viene de Marruecos, no se le ocurren muchos logros para compartir. Alguien cuenta que uno de sus compañeros, que estudia en un instituto con chicos que no son del centro, es el primero de su clase. “Yo la estudié, pero no la he sacado”. 

Las educadoras del taller le preguntan cuántas ciudades de España conoce: “Desde Marruecos pasé por muchas partes: Melilla, Cádiz, Málaga, Almería, Valencia y luego aquí, Barcelona”. “¿Y cuántos chicos de tu edad han hecho todo eso solos?”, le preguntan. Y Ali recuerda que es un superviviente: “Ah, sí, es que no es algo fácil. Y sin la compañía de los padres. He aprendido muchas cosas. Es verdad, ahora me acuerdo, a veces se nos olvida”.

Sobrevivir - Miradas de la infancia migrante

*Se han utilizado nombres ficticios

Proyecto desarrollado con el apoyo de:

Generalitat de Catalunya