Los rostros olvidados de la trata
La búsqueda de una vida mejor empujó a Shirisha* a coger un autobús en su pueblo de Nepal con la esperanza de huir de un matrimonio que ella no quería. Con solo 11 años, no sabía qué iba a hacer para poder sobrevivir, lo que la ponía en una situación de riesgo muy alta. En ese mismo autobús se encontraba una mujer que terminaría engañándola para venderla un burdel de la India.
Confié en esa mujer porque aún era muy joven. Si hubiera entendido lo que estaba pasando, nunca me hubiera ido con ella”
Con promesas de un buen sueldo, Shirisha* terminó acompañándola a un edificio en el que en un principio pensó que se dedicaría a tareas de limpieza. Una vez se dio cuenta para qué estaba allí, sintió que su vida había terminado. Los siguientes tres meses fueron para ella un ciclo de amenazas, abusos y drogas, que hicieron que estuviera medio inconsciente cada vez que estaba con un hombre. Sin ventanas por las que saber si era de día o de noche, terminó perdiendo toda esperanza y empezó a dejar de echar de menos a sus padres, ya que estaba convencida de que nunca volvería a verlos.
Cuando dije: ‘No puedo hacer esto, soy sólo una niña’, me llevaron a una sala oscura donde había una niña con marcas de un hierro candente por todo el cuerpo. Después de ver el estado en el que estaba, no tenía más remedio que aceptar. El hombre me dijo: ‘Si no haces tu trabajo, a ti te pasará lo mismo’"
Una redada policial acabó con su pesadilla y con la de sus compañeras. Ahora con 19 años, tiene un buen trabajo en una organización y está empezando a dejar el pasado atrás, pero sus demonios siguen persiguiéndola. "Incluso cuando quieres olvidar, no puedes realmente". Esta es la historia de Shirisha*, pero no es única en el mundo.
La situación de las niñas nepalíes
El trabajo forzoso afecta a 21 millones de personas en todo el mundo, de los que más de un cuarto (26%) son niños. Las niñas suelen ser las más afectadas, sobre todo en casos de explotación sexual, como en el caso de Shirisha*. Desde Save the Children trabajamos en Nepal para sensibilizar a comunidades enteras, desde padres a la policía pasando por líderes de la comunidad, sobre la trata y explotación sexual y cómo identificarlo. Los progenitores también tienen que ser conscientes de esta realidad, ya que muchas veces son ellos los que deciden entregar a sus hijas, sin saber a qué se van a dedicar.
Las niñas de diferentes zonas de Nepal son trasladadas y se trafica con ellas en lugares como la India, China o Kathmandu. Niñas de entre 11 y 14 años que, atraídas por el aparente glamour de las grandes ciudades y con las promesas de un futuro mejor, terminan envueltas en este tipo de actividades sin saberlo, al igual que Shirisha*. Estamos estimulando el trabajo de las asociaciones de niños de entre 15 y 20 años, donde se conciencia sobre sus peligros y se dan consejos para identificar esas promesas vacías. Desde el terremoto en Nepal en Abril de 2015, 181 niños y niñas han sido rescatados del tráfico de personas, algunos de ellos por nuestra organizacíon socia en la zona, Shakti Samuha.
Como nos contaba Shirisha, ella ya se ha puesto en contacto con su familia y mantiene una buena relación con ellos, pero reconoce que sus padres aún no saben qué le paso durante esos 3 meses. Se decidió a contarnos su historia pensando en todas esas niñas que aún son víctimas de la trata.
Quiero que mi historia pueda traer cambios y que ofrezca mucha inspiración, esa es mi esperanza”.
Hay que llegar hasta la última niña
Dentro de nuestra campaña global por los derechos de los niños "Hasta el último niño", hemos decidido centrarnos en uno de los sectores más castigados dentro de la infancia: las niñas. La discriminación y exclusión que las más pequeñas siguen sufriendo tiene que frenarse. Muchas de ellas, por el simple hecho de haber nacido niñas, no tienen las mismas oportunidades de alcanzar su máximo potencial. Tal y como publicamos en el informe "Hasta la última niña" son muchos los motivos que las condenan a la exclusión como el matrimonio infantil, la mutilación genital femenina, la trata con fines de explotación sexual, la falta de acceso a servicios médicos en el parto, la exclusión económica, negarles la voz o el reconocimiento, además de ser las más vulnerables en situaciones de emergencia y conflictos armados.
El progreso del mundo depende de sus habitantes. Mientras las niñas sigan siendo discriminadas, el progreso va a seguir parado. Por esto no vamos a dejar que ninguna niña que se quede detrás.
Vamos a llegar hasta la última niña. Pero no podemos hacerlo solos, necesitamos tu apoyo.