La historia de Mayis
La niña refugiada siria que pinta para olvidar
Este mes se cumplen seis años del campo de refugiados sirios de Zaatari en Jordania, uno de los campos de refugiados más grandes del mundo. Acoge a más de 80.000 refugiados que escaparon de la guerra y en él cada día nacen 80 bebés.
Desde el principio de la guerra más de cinco millones de sirios tuvieron que abandonar sus hogares y huir a otros países vecinos como Jordania, que actualmente acoge a más de 660.000 refugiados.
A día de hoy, casas, colegios y hospitales siguen siendo bombardeados más de siete años después del comienzo de la guerra incluso en las zonas establecidas como seguras.
Los primeros afectados son, como siempre, los más vulnerables: casi 3 millones de niños y niñas sirios que no conocen otra cosa que la guerra. Nunca serán lo que siempre han soñado ser por culpa de un conflicto que ellos y ellas no han causado.
La situación en Siria ha empeorado tras los combates de estas dos últimas semanas. La ofensiva del Gobierno de Siria está provocando que en las últimas 48 horas 271.800 personas huyan de los bombardeos. Según la ONU, esta situación puede suponer una nueva crisis humanitaria sin precedentes.
MAYIS TIENE 15 AÑOS, VIVE en el campo CON SU HERMANA y perdió la pierna con 12 años
La historia de Mayis* es dura pero ella nos la cuenta con la fuerza y serenidad de alguien que ha vivido mucho.
Una bomba mató a sus dos hermanos y le destrozó la pierna. Sus heridas eran tan graves que la única manera de salvar su vida era huir de la guerra cruzando la frontera a Jordania para ir al hospital más cercano, en Amán. Esta violencia que ha vivido es su realidad y la del resto de niños y niñas sirios refugiados.
Sus padres y siete hermanos se quedaron en Siria. No puede comunicarse con ellos porque es demasiado peligroso. Llegó hace 3 años al campo de refugiados de Zaatari con su hermana, sin conocer a nadie más.
Mayis nos cuenta que consigue afrontar el horror de la guerra y el dolor del campo gracias a la pintura, su única vía de escape. En las paredes de metal de su casa cuelgan sus cuadros con sus primeros trazos. Su ilusión es poder venderlos algún día, dedicarse a la pintura y poder salir del campo de refugiados.
Sueña con viajar y estudiar en París y Madrid siendo libre y sin sentir miedo. Sabe que quizás nunca salga de ese campo pero no quiere renunciar a su sueño, la esperanza es lo único que le queda.
Desde Save the Children trabajamos en el campo de Zaatari desde su creación, hace ya seis años. Miles de niños como ella viven allí. Trabajamos para que niñas y niños como Mayis puedan tener una vida digna y el futuro que se merecen.
Por este motivo Save the Children pide a la Unión Europea una mayor implicación en la resolución de crisis siria y que lidere una respuesta de protección de la infancia siria tanto dentro como fuera del país. Es imperativo acoger a los niños refugiados y asegurar la llegada de la ayuda humanitaria a los niños que viven en ciudades situadas en Siria.
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