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Elecciones al Parlamento Vasco, una Legislatura para la Infancia

El próximo 25 de septiembre se celebran elecciones al Parlamento Vasco, una oportunidad única para que el Lehendakari y los representantes políticos que salgan elegidos y elegidas conviertan la legislatura que comenzará entonces en la Legislatura de la Infancia.

Con estas elecciones, se inicia un periodo fundamental para la infancia en Euskadi. Se abre un periodo de cuatro años en el que impulsar cambios y avances significativos en la situación de los niños y niñas, sobre todo, de aquellos que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad. 

Los datos oficiales de la Encuesta de Necesidades Sociales del Gobierno Vasco advierten de que alrededor de 55.000 niños y niñas viven en situación de pobreza o ausencia de bienestar. Los datos de esta última encuesta, publicados en 2014, ratificaron la tendencia alcista de la desigualdad.

Entre 2012 y 2014, la pobreza aumentó de forma significativa en este grupo, que concentró un 51,9 % del total. Las familias y hogares con menores de 14 años a su cargo son, en la actualidad, los más vulnerables: el riesgo de pobreza supera en 3,4 puntos porcentuales al de la población general (7,3% frente al 10,7%).

El pasado mes de marzo, el Gobierno Vasco presentó las líneas generales de la propuesta de Estrategia Vasca de Infancia y Familia, que contempla la creación de un "Pacto de País por la Familia y la Infancia". Esta Estrategia plantea la atención a las familias con hijos a su cargo y, entre otras cuestiones, trataría de favorecer la igualdad de oportunidades y paliar las dificultades económicas a las que se enfrentan. 

Los programas electorales de todos los grupos políticos que concurren a las elecciones, y con los que Save the Children se ha reunido en los últimos meses, recogen medidas encaminadas a mejorar la protección de la infancia para producir avances y mejoras en su situación. Durante estas reuniones, Save the Children ha trasladado a los grupos políticos cuáles son los principales retos a los que se enfrenta la sociedad vasca para mejorar el bienestar de la infancia y cuáles son las medidas que conviene tomar.

  • Incrementar las ayudas por hijo a cargo. Existe una diversidad de políticas familiares que van más allá de las destinadas a cubrir la ausencia de ingresos y que deben ponerse en marcha con la urgencia y eficacia que la situación de la infancia en Euskadi requiere: prestaciones económicas específicas dirigidas a las familias con hijos menores de edad, servicios de atención infantil, programas de apoyo educativo para el alumnado más desfavorecido, medidas para la conciliación laboral y programas de parentalidad positiva.
  • Aumentar la inversión publica en Educación para garantizar una educación de calidad y equitativa para todos los niños y niñas vascos, independientemente de su origen o estrato social. 
  • Incrementar la oferta educativa de 0 a 3 años. La apuesta por la escolarización entre 0 y 3 años deber ser una prioridad, ya que no solo fomenta la natalidad, sino que previene la desigualdad. La Encuesta de Necesidades Sociales del Gobierno Vasco constata que la escolarización temprana de menores en hogares con problemas económicos sigue siendo baja.
  • Mejorar la conciliación de la vida personal y laboral es una exigencia social irrenunciable que puede incidir positivamente en el bienestar de la infancia y en la garantía de sus derechos. Explorar y poner en marcha medidas de conciliación basadas en el interés superior de los niños requerirá del compromiso real y el esfuerzo, no solo de los poderes públicos, sino de las empresas y del sector privado.
  • Incluir a las familias monomarentales como colectivo prioritario en el acceso a ayudas sociales y a políticas de promoción de empleo. En su informe “Más solas que nunca“, Save the Children denuncia que las familias formadas por madres solas con hijos a cargo registran las tasas más altas de pobreza infantil en Euskadi. Por ello, debe protegerse especialmente a aquellas familias que se encuentran en mayor riesgo de vulnerabilidad, esto es, familias numerosas, migrantes, monoparentales, con padres o hijos con discapacidad, adopciones múltiples o niños en acogimiento. 
  • Impulsar medidas encaminadas a concienciar a la sociedad sobre el hecho de que la violencia hacia la infancia no es tolerable. El informe “Yo a eso no juego” alertaba sobre el impacto del acoso y el ciberacoso en la infancia. La infancia en su conjunto es la población más vulnerable frente a la violencia.
  • Fomentar medidas de acogida e integración para personas refugiadas, especialmente, para familias con hijos a su cargo y menores extranjeros no acompañados.
  • Incrementar los fondos destinados a políticas de cooperación y crisis humantarias, incluyendo a la infancia como uno de sus colectivos prioritarios.