El niño sin nombre

Fernando Codina es socio de Save the Children, pero tambien es una persona que no se conforma con pagar una cuota y olvidarse de lo que pasa en el mundo, también piensa en colaborar, ¿como hacerlo?, con lo que más le gusta escribir, para ello nos ha dejado un cuento, triste pero real, claro y que nos ayuda a reflexionar. Es un poco largo para un blog pero merece la pena leerlo.

 

 

 

 

EL NIÑO SIN NOMBRE…

 AGOTADO, el niño sin nombre levanta los ojos al cielo... Al principio, la misma claridad del sol, que por primera vez en mucho tiempo ha conseguido traspasar la barrera de polución, nubes y desesperación que se alzan sobre la ciudad de "XXX", le impide distinguir con nitidez lo que pasa... De todas formas, ya se ha ido acostumbrando a no ver bien... No sabe lo que es, pero cada día le cuesta más enfocar las cosas  que se encuentran más allá de su nariz... Mas tampoco le importa mucho... Algunas veces, aquellos bultos difusos, que se inclinan sobre él para dejar caer en su escudilla, comentan apenados, cuando él se acerca cada moneda justo delante de los ojos para distinguir su valor.. "Pobrecito... Si tuviera gafas..." Y él, que no lo entiende demasiado, se imagina que al frotar una especie de lámpara maravillosa, saldrá un genio llamado "óptico", que le pondrá unas "gafas" con las que el mundo estará un poco más enfocado... y podrá salir corriendo cuando "ellos" vengan a buscarlo en plena noche... Los mismos que hace unos meses le partieron la rodilla... de una paliza...

 Es un niño de las calles... nació en ellas... y morirá en ellas... Por no saber, ni siquiera conoce su edad... Y el tiempo, cuando la vida ha sido tan dura contigo, no tiene mucho sentido... Algunas veces, los ve pasar... Un grupo de sombras, de bultos pequeños, con voces agudas, que huelen bien... y pasean entre los más pobres de los pobres, quizás por sentirse así mejor ellos mismos... No abultan mucho más que él... pero sin embargo... son tan distintos... están felices... corren... saltan...juegan... y él no conoce ni siquiera el significado de esa palabra... "Jugar"...

 Lo que más le duele, al niño sin nombre, es aquellos momentos en los que los otros niños se acercan al trocito de acera sobre el que está sentado... y gritan "¡Sucio!¡Sucio!" o bien "¡Basura! ¡Basura!"... con tanta frecuencia que ha llegado a pensar que aquél era precisamente su nombre: el señor Sucio Basura... y, por si no fuera suficiente la burla, se divierten pegándole una patada al plato de estaño, que antes fue utilizado para guardar comida (y conserva un poco de su olor), lo lanzan al aire, esparciendo las escasas monedas por la acera, y él se tiene que tirar al suelo para evitar que los otros mendigos, los "mayores", se las quiten...

 Porque si no gana aunque sea unas monedas al día, tiene que dormir, otra vez, solo en la calle... Y jugarse la vida... "XXX" no es una ciudad para niños solos... y todas las noches muere alguno... pero no importan... no existen... Él tiene un buen escondite, en el viejo cementerio, delante del cual se pasa el día entero, mendigando... y por la noche, duerme dentro de una tumba, parcialmente llena por la hojarasca arrastrada por el último monzón... Consigue entrar al cementerio a través de los barrotes, porque está tan delgado que, a pesar de su pierna mala, y metiendo un poquito la tripa, cabe...

Hoy ha sido un buen día: ha conseguido recolectar algo de dinero, unas pocas monedas, que le servirán para comer un poco de pan de pita, algo de cordero, en el puesto al aire libre donde comen los más pobres entre los pobres... Y después, se irá al Mercado Viejo, para rebuscar entre la basura, alguna pieza de fruta para la cena... o, si está más o menos bien, intentar venderla... porque nunca le ha sentado  bien... Todavía recuerda que, hace años, se comió tres "guayabas" que se habían caído del carro de un mercader... y pensó que se moría...

De todas formas, le importa mucho más tener un sitio en el que dormir... El niño sin nombre levanta la cabeza... Una fina cuerda le ha pasado delante de los ojos... Tan cerca, que la ha visto con claridad, a pesar de su vista tan mala... Y allí, flotando en el aire de la tarde, lo ve... ¡Es tan bonito! Una cosa roja, brillante, con mil colores dentro, que se mece, a escasos centímetros de su cara... Algún niño rico estará llorando, seguro... porque una cosa tan hermosa tiene que ser una gran muestra de "afecto", de "cariño", de su "padre" o su "hermano"... palabras que para él no tienen ningún sentido...

Extendiendo la mano, toca la cuerda, se agarra a ella... y la sujeta, mientras con la mirada, busca a su dueño... al bulto pequeño o mediano, que oliendo a limpio, a jabón, y seguro que entre lloros desconsolados bajará corriendo por la calle, buscando su precioso regalo... que por otros niños, sabe que se llaman "globo"... Pero nadie viene... el niño sin nombre piensa que, de todas formas, no hace mal en quedarse el tesoro, por si alguien viene mañana y le pide explicaciones... Quizás incluso le dé una moneda, por evitar la pérdida...

El niño sin nombre está tan nervioso por su responsabilidad... tan contento por hacer algo importante... que cruza sin mirar la carretera, pensando solo en la manera de meter el "globo" entre los barrotes del cementerio... porque es mucho más grande que su cabeza... Es una de las cosas que te dicen los mayores, cuando vives en las calles, y además no ves bien... "Mira siempre antes de cruzar..." Pero él, por primera vez en su vida, no mira... El camión de fruta lo embiste con tremenda fuerza... y otro le pasa por encima... Y el niño sin nombre se muere... Escupiendo sangre por la boca en cada agónica respiración... Dos camiones se paran... Unas manos preocupadas por que la sangre no les salpique, lo apartan a un lado de la carretera... Y lo dejan en la pequeña cuneta, por la que corren las ratas, y las heces, de los que viven en la calle... A nadie le importa... es un niño sin nombre... un "paria", aunque debe ser algo muy malo, él no lo entiende... Otras manos le quitan las monedas...

Y el niño sin nombre se muere triste... porque no ha protegido el preciado juguete del niño rico... Y el maravilloso "globo" rojo se alza en el cielo de la ciudad de "XXX"...

Y el niño sin nombre se muere... Sin saber que su problema de la vista se llama "miopía", y que se cura con las "gafas graduadas"... Que un "padre", una "madre", un "hermano" y unos "amigos" son aquellas personas que te "miman", te "cuidan", te "besan", te "abrazan"... Que su problema con la "guayaba" es que él padece una "intolerancia a la fructosa", y por eso le duele la tripa... pero que eso tiene "tratamiento"...

Por supuesto, se muere sin saber que su vida es tan "importante" como la de cualquier niño "feliz" y "rico"... Ignorando también que aquél "globo rojo" no significa nada para ese otro "niño"... que ni siquiera lo recuerda dos minutos después... porque es un "capricho"... y su "padre" le ha comprado tres: uno blanco, uno rojo y otro verde...

 Y que su muerte tampoco servirá para nada... Los encargados del servicio de la limpieza recogerán su cuerpo, lo subirán al camión, y terminará en una fosa común de beneficencia... Pobrecito, niño sin nombre...

¿Y sabes lo peor de todo, querido lector? Que realmente, uno de estos niños sin nombre, que mendigan por millares en las calles de cualquier ciudad, jamás conocerán el significado de las palabras que he escrito en "cursiva"...

 Y que, a grandes rasgos, acabas de leer una historia real...