Cuando las bombas caen como la lluvia – Israel y Gaza
Osama Damo es miembro del equipo de Save the Children en terreno en Gaza. Este texto relata su experiencia viviendo y trabajando allí.
Tras la puesta de sol, la cosa se pone seria. No sé muy bien por qué. Ahora mismo es Ramadán y aquí en Gaza se ayuna 16 horas al día. Nuestro único momento de alegría es cuando termina el ayuno al atardecer. Pero no ahora. Estos días, con la oscuridad también llega la muerte.
Desde mi casa puedo escuchar los sonidos de las bombas israelíes cayendo en Gaza, y a veces los de los cohetes lanzados de Gaza a Israel. Gaza es muy pequeña y los edificios tiemblan y se resquebrajan con cada bomba.
La última ofensiva (en 2012) tuvo lugar en invierno y les dijimos a nuestros hijos que eran rayos y truenos, que no debían tener miedo a esos ruidos. Pero ahora, ¿qué podemos decirles? Estamos en verano. Así que dejamos el humor negro de lado y nos planteamos que quizá lo mejor sea contarles la verdad.
Cuando nos dimos cuenta de la gravedad de la situación nos quedamos pegados a la televisión viendo las noticias. Hicimos la revisión habitual: ¿están bien nuestros amigos, nuestra familia? También echamos un ojo a la nevera, ¿cuánta comida tenemos, cuánta agua?
Hay una frase en árabe que traducida literalmente, significa ‘ni siquiera hemos podido respirar todavía’ – y así ha sido desde el último conflicto en 2012. No hemos tenido la oportunidad de recuperarnos, ni de convencer a nuestros hijos de que están seguros, antes de que dejen de estarlo.
Las cosas más tontas rondan por mi cabeza. Soy muy aficionado al fútbol y estaba disfrutando la Copa del Mundo de fútbol. Ahora lo odio. Una vez que ha terminado, quizás el resto del mundo se empiece a interesar por lo que está pasando en nuestro pequeño rincón del mundo.
También me asaltan pensamientos negativos y oscuros. ¿Qué serán nuestros hijos cuando crezcan? ¿Unos niños de 6 años que ya han vivido tres conflictos armados/ofensivas militares? Cuando las bombas caen como la lluvia. ¿Sabrán lo que es tener paz alguna vez? En ambos lados… para algunos niños esto es tan normal que apenas se inmutan y, sinceramente, no sé qué es peor.
Las calles están en calma tensa, el sonido de las bocinas ha disminuido. El único ruido ahora es el de las explosiones que nos rodean y el de los gritos ocasionales mezclados con el de los cristales que se rompen. El propio aire es como la guerra – denso, lleno de humo acre y restos de explosivos."
Tenemos suficiente comida para unos días, quizás para una semana si la gestionamos bien. Cuando se nos gaste el combustible, no nos quedará agua tampoco. Esto me preocupa. Los hospitales se están quedando sin equipos y sin algunos suministros.
La última vez que esto sucedió, Save the Children lanzó una respuesta en Gaza. Repartimos urgentemente suministros médicos a hospitales y clínicas, alimentos y sábanas de plástico para las familias cuyos hogares habían sido severamente dañados. También establecimos una red de centros especiales con personal experto para orientar a los niños y ayudarles a recuperarse de lo que estaban viviendo.