"Cuando estoy triste hablo con mi madre, ella me ayuda a pensar en otras cosas"
Israel comenzó la Operación de Protección Fronteriza el 7 de julio de 2014 y empezaron una serie de ataques que afectaron principalmente a la ciudad de Gaza. El 18 de julio de ese mismo año, Israel lanzó un ataque por tierra en Gaza con la intención de cerrar los túneles militares que existían. Esta invasión terrestre acabó con muchos altercados en zonas urbanas, con bombardeos de artillería, ataques aéreos y una gran lucha que causó muchos refugiados, muertes y heridos.
Las tropas de Israel se retiraron de la franja el 5 de agosto. El alto el fuego fue aceptado por ambas partes el 26 de agosto hasta el día de hoy.
Más allá de las horribles cifras de muertos, están los que se quedan. Familias que han perdido a seres queridos y tienen que continuar su día a día de la mejor manera posible. Estas familias tienen pocos ingresos, secuelas de haber vivido una guerra y casas totalmente destruidas un año después. Se estima que hay 100.000 personas que siguen sin casa, las labores de reconstrucción se están retrasando más de lo normal por el bloqueo existente, que también impide la llegada de material humanitario.
Una de estas familias es la de Rahaf*, que perdió a su padre en el conflicto durante el conflicto entre Israel y Gaza en 2104. Su familia vivía en una casa de alquiler en el barrio de Shuja'iyya que fue especialmente azotada por los conflictos, así que se mudaron a una casa de alquiler cerca.
Rahaf tiene una gran familia. En total son nueve hermanos, cuatro chicas y cinco chicos. Viven en una casa muy pequeña, tienen una habitación para los niños y la madre duerme en la otra habitación con las niñas. Su situación ante el cambio de casa fue complicada. Al no ser propietarios de ninguna casa, vivían de alquiler, no pudieron obtener ayudas para pagar el alquiler cuando tuvieron que abandonar su casa. Se apuntaron al programa de National Welfare System para recibir algo de dinero cada trimestre, pero no era suficiente. Al final tuvieron que pedir dinero a familiares.
Me gusta más nuestra nueva casa que la otra antes de la guerra. La otra tenía un techo metálico en lugar de tejado, esta está hecha de hormigón"
Rahaf tiene 8 años, es una niña estudiosa y su sueño es convertirse en doctora porque su padre quería eso para ella. Su posesión más importante es una libreta que su padre bordó con su nombre.
Me gusta ir al colegio. Las matemáticas sobre todo. De mayor quiero ser doctora. Quiero ser doctora porque mi padre escribió en mi libreta que quería que fuera doctora. Él murió"
Rahaf ha estado asistiendo a sesiones con un grupo de terapia como parte de un proyecto implementado por Save the Children. El objetivo es que los niños que han vivido los bombardeos, puedan volver a tener una vida normal, aprendan a socializarse y pasen, de la mejor manera posible, el trauma que esto ha podido ocasionar.
He estado yendo a sesiones en grupo. Ahí hacíamos dibujos. También cantábamos y jugábamos. He aprendido relajación - apretábamos pelotas anti estrés y las lanzábamos. También hinchábamos globos y saltábamos sobre ellos. Dentro de los balones escribíamos palabras feas en un papel, yo escribí GUERRA. Luego saltábamos sobre los globos y los explotábamos. Me acordé de que la guerra ha terminado"
Durante la guerra tenía mucho miedo a los bombardeos. Tuvimos que dejar la casa para movernos a una más segura, no pudimos llevarnos nada con nosotros. Me enfadé mucho porque tuve que dejar el cuaderno que mi padre bordó él mismo, pero cuando hubo un alto al fuego volví a buscarlo y lo encontré de nuevo. Él hizo uno para cada uno de nosotros"
El apoyo de su madre, Mariam* está siendo imprescindible para la vuelta a la normalidad. Su madre nos cuenta los cambios que ha sufrido su hija. Antes era muy obediente y cercana a su padre, jugaba a trepar sobre él. Pero después de la muerte de su padre, ella se volvió más solitaria, siempre estaba llorando. Ella intentaba consolarla diciéndole que su padre estaba en un lugar mejor, que él la quería mucho.
Cuando estoy triste hablo con mi madre, ella me ayuda a pensar en otras cosas"
Rahaf.
Ahora que la escuela ha terminado está ayudando a mi madre con la casa. Después del Iftar (comida nocturna con la que se rompe el ayuno diario durante el mes del Ramadán) suele ir a la calle a jugar.
Me gusta jugar en los columpios que ponen porque es Ramdan"
La situación de la madre también es complicada. Ella también necesita sesiones para saber gestionar las situaciones que vive con sus hijos todos los días, para intentar darle lo mejor que pueda.
Fotografía de Wafaa*, 6 años
"A veces me quedo paralizada. Siento que no puedo controlar la situación, que no puedo mantener a salvo a mis hijos. Hay días que no tengo fuerzas suficientes, siento que tengo una gran carga encima. No siempre tengo tiempo de ir a las sesiones o a los entrenamientos, es muy duro irse de casa. No tengo tiempo de recibir ayuda".
"No había una persona más sensible que su padre. Era la persona más amable que existía. Rezo a diario para que nos dé fuerza para pasar esta situación".
Ir a la playa es una de las pocas salidas que pueden hacer la gente en Gaza. Rahaf y sus hermanos se lo piden de vez en cuando a su madre, pero ella no se ve capaz de ello. Ni de ir a la playa, ni de participar en las celebraciones familiares o los momentos felices que tienen.
La ayuda humanitaria llega con cuenta gotas, es difícil hacerla llegar por el bloqueo. Aún así Mariam se levanta cada día preguntándose qué puede hacer por sus hijos, qué puede hacer para ayudar a que su futuro sea algo distinto.
Espero que algún día podamos vivir en nuestra propia casa. Espero que vivamos la vida con dignidad. Porque mi marido ya ha perdido esa oportunidad"
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