¿Cómo identificamos los casos de bullying y ciberbullying?
¡Tú no juegas! ¿Te suena esa frase? Todos la hemos oído, nos la han dicho e incluso la hemos llegado a decir. Sin embargo ¿nos hemos parado en alguna ocasión a reflexionar sobre su significado?
Los casos como los de Alan o Diego u otras historias que saltan a los medios, hacen que el bullying o acoso escolar o el ciberacoso sean tema actuales de conversación. Pero ¿Por qué ahora? Quizás porque vivimos en un mundo mediatizado y ahora llegan noticias que antes no llegaban, quizás porque cada vez haya más profesionales tratando de hacer visible esta situación. También, porque cada vez más padres y madres han empezado a entender que esto no es “cosa de niños” y que por lo tanto hay que atajarlo.
No es la primera vez que en Save the Children hablamos de bullying o ciberbullying, tenemos una trayectoria al respecto. El Defensor del Menor en Andalucía, también, y por eso ambas entidades estamos aunando fuerzas al respecto. Desde Save the Children y desde el Defensor del Menor en Andalucía entendemos estos fenómenos como una vulneración de derechos:
- Del derecho a la integridad física y moral de la víctima.
- Del derecho y a la intimidad y propia imagen.
- En muchas ocasiones incluso al derecho a la vida. No olvidemos que en muchos casos incluso las víctimas a quitarse la vida.
Partimos por lo tanto de un enfoque de defensa de la infancia en el que todas las medidas que se tomen deben hacerse siempre teniendo en cuenta el interés superior del menor, como viene recogido en la Convención de Derechos del Niño de Naciones Unidas.
Con el objetivo de avanzar en la identificación de este tipo de situaciones, además de aprender de experiencias y sensibilizar sobre el tema, hemos desarrollando una serie de iniciativas que culminan con una Jornada sobre acoso escolar y cieberacoso el próximo 18 de febrero en Granada. Si estáis interesados en seguir las jornadas presencialmente, te dejamos toda la información para realizar la inscripción en la web del Defensor del Menor de Andalucía.
Entre las iniciativas que hemos desarrollando, el pasado 16 de diciembre celebramos un debate online, con la colaboración de MedialabUGR, en el que contamos con grandes profesionales como Mayte Salces, María Angustias Salmerón, Carmela del Moral y Teresa León, donde se esbozaron las claves para la identificación de ambos fenómenos, porque tanto el acoso escolar como el ciberacoso son maltrato.
Cuando hablamos de un maltrato entre iguales, debemos tener sus características concretas. Siempre existe un desequilibrio de fuerzas o de poder. El acosado está en una situación de superioridad bien física o bien psicológica respecto el acosador. De hecho muchos de los estudios apuntan a que los alumnos con cierta diversidad funcional, como pudiera ser el conocido caso de Alan, tienen más posibilidad de ser víctimas que el resto. Este tipo de conductas se reiteran en el tiempo y, en ocasiones, se producen en una dimensión grupal. Los acosadores pueden ser varios. Sin embargo, al de ciberbullying, debemos tener en cuenta cómo la forma en la que se produce, afecta a las características del mismo. Al poder compartirse los hechos a través de Internet, los observadores pueden convertirse en acosadores. De manera que un solo hecho (al poder ser compartido o poder ser incluso viral) puede convertirse en acoso. De ahí la importancia del poder de los observadores.
Las víctimas de los casos de acoso y ciberacoso muestran una serie de síntomas que hacen que podamos ser capaces de detectar los casos. A corto plazo encontramos síntomas físicos, psíquicos y de cambios en el comportamiento, como por ejemplo, que los menores dejen de relacionarse con los niños en el recreo y se empiecen a relacionar más con los adultos porque sienten miedo. Estos cambios son los primeros en aparecer, pero también suelen ser los más difíciles de identificar. Cuando un niño sufre acoso lo vive en silencio, de ahí la importancia del papel del profesorado Al pediatra suelen acudir con dolores de cabeza, de barriga, problemas para dormir y cambios incluso en su forma de caminar, entre otros. Lo importante es que se derive desde donde se derive un caso (familia, escuela, otros…) a los niños y niñas siempre hay se le pregunte sobre qué tal está en casa, qué tal está en la escuela y qué tal está en las redes.
Cualquier tipo de maltrato puede dejar secuelas futuras, por eso es fundamental la prevención y el diagnóstico precoz"
Debemos tener muy claro es que, tanto acoso escolar como ciberacoso, son formas de violencia que afectan a los niños y niñas en todos los roles (víctimas, observadores y agresores). En cualquier caso debemos tener en cuenta que todos son niños con sus correspondientes derechos. Por lo tanto debemos plantear una intervención que se haga a todos los niveles, con todos los roles. Los observadores tienen la capacidad de evitar o contribuir con el acoso. Cuando un niño aprende la violencia como llamada de atención, probablemente tenga algo detrás en su vida y de ahí la importancia de ver qué está ocurriendo. Además, los observadores no siempre son niños. Por eso es tan importante trabajar en la sensibilización en general. Un maltrato deja una huella para toda la vida.
Otro factor importante a tener en cuenta es que no podemos olvidar tampoco el sufrimiento que sufren las familias o incluso el propio acosador. Las familias de los acosadores se sienten deprimidas, angustiadas y desorientadas sin saber cómo abordar ese problema.
Debemos proteger a la infancia de las situaciones de violencia a la que se ven expuestos. Únete a nosotros para pedir a los partidos políticos y al Gobierno de España que promuevan la aprobación de una Ley de medidas integrales que proteja a los niños de todas las formas de violencia.