Inundaciones del sur de Brasil

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No es casualidad que en una época en la que no tocaban esas inundaciones, que han arrasado algunas zonas de Brasil y Afganistán, se hayan producido de una forma tan violenta en estas últimas semanas. Tampoco son habituales las olas de calor que se han producido en diferentes partes del planeta que ha llevado a algunos países a cerrar las aulas.

La crisis climática es la causante de estos fenómenos extremos que han dejado a poblaciones enteras sin casa, comida, luz, agua potable y con las escuelas cerradas.

Las amenazas climáticas y medioambientales son responsables de la interrupción de la educación de más de 37 millones de niños y niñas cada año. Además, el calor tiene un impacto significativo en la educación: los estudiantes muestran niveles más bajos de rendimiento académico en los años escolares calurosos.

Olas de calor que cierran colegios

Más de la mitad de los niños y niñas en edad escolar de Pakistán -unos 26 millones- se quedarán fuera de las aulas durante una semana debido a la actual ola de calor. Las temperaturas en algunas zonas del norte y noroeste de Pakistán serán entre 4 y 6 °C "más altas de lo normal" durante estos días, según el Departamento Meteorológico del país. 

Pakistán es el último de una serie de países que han anunciado que cerrarán las escuelas debido al calor extremo. Como Bangladesh, Sudán del Sur y Filipinas, que cerraron sus aulas el mes pasado debido a la subida de temperaturas.

En Asia Oriental y el Pacífico, unos 243 millones de niños y niñas están expuestos a olas de calor cada vez más prolongadas, lo que pone en peligro su salud y su educación.

Inundaciones que castigan a distintos países del mundo

Afganistán ha sufrido dos inundaciones repentinas en solo una semana, lo que pone de relieve la susceptibilidad del país a los fenómenos meteorológicos extremos y su impacto en los niños y niñas.

Hace una semana, al menos 300 personas -entre ellas niños y niñas- murieron en las inundaciones repentinas de la provincia septentrional de Baghlan, y unas 3.100 viviendas de la provincia quedaron destruidas -aunque es probable que estas cifras cambien a medida que continúen las operaciones de rescate-.  

Las inundaciones del fin de semana en la provincia occidental de Ghor y en la provincia septentrional de Faryab causaron más devastación y mataron a al menos a 110 personas, entre ellas niños y niñas.

Faryab provincia, afectada por las inundaciones

Provincia de Faryab (Afganistán), afectada por las inundaciones.

Estos climas extremos, que son cada vez más frecuentes, suponen un grave riesgo para toda la infancia de Afganistán, porque las familias o comunidades dependen de la agricultura para sobrevivir. Esto equivale a casi 13,2 millones de niños y niñas. Es decir, el 70% de los niños y niñas del país.

En el sur de Brasil, a principios de mayo, las fuertes lluvias que se produjeron dejaron cerca de medio millón de personas desplazadas y cientos de miles más se quedaron sin acceso a agua potable o electricidad.

Hay más de un centenar de muertos y desaparecidos, aunque se cree que las cifras aumentarán cuando baje el agua. "Es uno de los mayores casos de migración climática en la historia reciente del país y provocará que ciudades enteras vayan a tener que reubicarse", dicen personas expertas cambio climático.

San Leopoldo - Brasil

Calle inundada en Sao Leopoldo, Brasil. 

Acción contra la crisis climática

Estamos viendo el efecto en tiempo real de la crisis climática en Afganistán, Pakistán, Kenia, Filipinas, Brasil… No podemos retrasar la acción porque el momento de actuar es ahora. La comunidad internacional debe priorizar el apoyo a los planes de respuesta a desastres climáticos e invertir en iniciativas de resiliencia a largo plazo para que puedan prepararse para el futuros.

En Save the Children trabajamos en 50 países con programas que luchan contra la crisis climática como escuelas seguras, medios de vida resilientes al clima, planes de acción anticipatorios, gestión de riesgos, entre otros. Además, impulsamos acciones para que los niños y niñas -que se ven desproporcionadamente afectados por la crisis climática- se les tenga en cuenta como agentes del cambio y sean escuchadas sus propuestas.