Agua para prevenir enfermedades y violencia
Historia de Kubra, Darfur Occidental
Durante la crisis de Darfur en 2003, cuando Kubra era todavía una niña, estallaron los combates en su pueblo natal. Su familia abandonó sus tierras y pertenencias y huyó a un campo de personas desplazadas internas en la localidad de Kreinik, en Darfur Occidental. La vida era muy dura en el campamento, sobre todo porque Kubra fue casada justo después de alcanzar la pubertad:
Crecí en el campo y era muy joven cuando me casé. Ahora tengo ocho hijos, siete niños y una niña, y sólo tengo 25 años. Es muy difícil criar a mis hijos en el campo. Asegurarme de que no pasen hambre y hacer frente a enfermedades e infecciones como la malaria y la diarrea. Sin embargo, este es el único hogar que tengo, no conozco ningún otro.
Tras décadas de repetidos conflictos y desplazamientos en la zona, el campamento acoge ahora a 13.000 personas. Los recursos esenciales, como el agua potable, son escasos.
Kubra explica: "La bomba de agua del campamento se rompió el año pasado y tuvimos que caminar unos 20 minutos para llegar a otra en el valle. Durante este tiempo, solía dejar a mis hijos solos en casa, lo que me preocupaba mucho. Durante la temporada de otoño, tenía que caminar aún más, porque el Wadi (corriente de agua) se inundaba, cortándonos el paso a la bomba del valle. Tardaba mucho tiempo en volver a casa".
Los robos a mano armada son habituales en el mercado del campamento y a Kubra le preocupa que sus hijos puedan caer en el fuego cruzado. Algunos niños también han sido secuestrados en el pasado. Por último, hay una gran carretera cerca y podrían ser simplemente atropellados por un coche. Salir del campamento a pie también supone un alto riesgo para las mujeres. La zona sigue siendo muy inestable y con altos índices de incidentes de robos a mano armada y violencia de género, incluidas las violaciones.
Para reducir el riesgo para las mujeres y mejorar la salud de las niñas, niños y mujeres, el Gobierno Vasco financió un proyecto ejecutado por Save the Children para rehabilitar las infraestructuras de agua en Darfur Occidental. Gracias a ello, en 2022, el punto de agua volvió a funcionar, para gran alivio de Kubra y sus vecinas y vecinos:
Afortunadamente, el depósito de agua funciona ahora con cuatro tuberías nuevas. Nunca más tendré que dejar a mis hijos solos para buscar agua para beber o cocinar. Con el nuevo suministro de agua, también puedo cultivar dentro del campo y estar cerca de mis hijos. Antes, a veces trabajaba en las tierras de otras personas fuera del campamento, lo cual es arriesgado.
Kubra y sus familiares son agricultores y solían producir sus propios alimentos. Todavía lo hace, cuando puede obtener suficientes semillas para la temporada agrícola. Además, cuida las tierras de otros agricultores y vende carbón vegetal en el mercado para llegar a fin de mes. La vida sigue siendo muy difícil para Kubra, sin embargo, la nueva fuente de agua alivió considerablemente su carga y la de otras mujeres y niñas y niños.
En tan sólo 6 meses, el proyecto financiado por el gobierno vasco y ejecutado por Save the Children, apoyó a más de 10.000 personas con fuentes de agua mejoradas, incluyendo actividades como el análisis y la mejora de la calidad de las fuentes de agua, la promoción de medidas de higiene, la construcción de letrinas de emergencia y sensibles al género y de instalaciones para lavarse las manos, así como el suministro de herramientas de recogida de basura, entre otras.