HAY QUE DETENER LA
 CRISIS CLIMÁTICA

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La crisis climática es la mayor amenaza que existe para la infancia y el cumplimiento de sus derechos a nivel global, empezando por su supervivencia. Los niños y las niñas son los que menos han contribuido a esta crisis, pero serán los que paguen el precio más alto si no actuamos con urgencia. 

La actividad humana está destruyendo el planeta y ya somos testigos de las consecuencias para la infancia: aumento de la desnutriciónfalta de agua ante sequías cada vez más prolongadas, otras amenazas para su salud… 

710 millones de niños y niñas viven en los 45 países con mayor riesgo de sufrir los impactos del cambio climático

  • Los impactos del cambio climático están empeorando la grave situación que vive Yemen, donde el conflicto armado ha provocado una grave escasez de alimentos y millones de niños y niñas corren el riesgo de sufrir hambre.

  • La infancia de Bangladesh está muy expuesta a las inundaciones, los ciclones y la subida del nivel del mar. También, año tras año, en Centroamérica y el Caribe los fuertes huracanes están provocando el desplazamiento de miles de familias, destruyendo sus medios de vida.

  • La malaria y el dengue ya asolan a los niños y niñas de la República Democrática del Congo. El aumento de los fenómenos meteorológicos extremos provoca nuevos riesgos para su salud, en un sistema sanitario ya de por sí muy frágil. 

Aunque el cambio climático afecta a la salud y supervivencia de todos los niños y niñas, los que viven en situación de pobreza o hambre, en zonas de conflicto o propensas a las catástrofes, serán los que más sufran sus efectos, al no tener sistemas de protección con capacidad para adaptarse a estas situaciones y cubran sus necesidades más básicas.  

Debemos actuar con urgencia para evitar que los niños y niñas más vulnerables paguen las consecuencias de la crisis climática.


Por ello, pedimos a todos los Gobiernos medidas urgentes que pasan por:  

  • Aumentar la financiación para políticas climáticas ambiciosas, orientadas a garantizar que la temperatura no ascienda más de 1,5º por encima de los niveles pre-industriales y promover una transición justa y social hacia las energías renovables. También son necesarias medidas de adaptación a los efectos actuales del cambio climático, centradas específicamente en los niños y las niñas de los países más pobres.

  • Incrementar los fondos destinados a los sistemas de protección social, especialmente los destinados a la infancia. Es necesario un mayor compromiso por parte de los Estados para cumplir con la Convención sobre los Derechos del Niño y garantizar su protección frente a la pobreza, a través de prestaciones universales a la infancia que mejoren su bienestar y aumenten su resiliencia ante las situaciones de emergencia derivadas de la crisis climática.

  • La creación de mecanismos y plataformas -online y offline- adaptados a la infancia para asegurar su participación en la toma de decisiones e incorporar sus recomendaciones, incluyendo las de los más vulnerables, en las negociaciones climáticas donde se deciden las futuras políticas públicas destinadas a frenar el cambio climático.

  • Reconocer de manera explícita en los documentos y declaraciones institucionales que la crisis climática es una crisis de derechos de la infancia en la que los niños y niñas son los más afectados. Es una cuestión de justicia intergeneracional. 

El tiempo para evitar un cambio climático catastrófico se agota rápidamente. El presente y el futuro de los niños y las niñas está en juego.